Guste o no, agrade más o menos, el Festival de Eurovisión es un fenómeno social y musical muy arraigado en España. Puede que levanta pasiones y produzca rechazos pero un dato es indudable: su retransmisión es el acontecimiento no deportivo más visto en España año tras año.

Nuestro país participa de manera ininterrumpida desde 1961. Desde 1999, España se halla en el llamado “Big Four”  junto a Alemania, Francia y Reino Unido. Con Italia en 2011, se amplió al rebautizado como “Big Five”. Son países que pasan directamente a la final sin competir en la fase final por ser los mayores contribuyentes a la Unión Europea de Radiodifusión. España ha ganado dos veces el Festival, en Londres 1968 con la canción “La, la, la” interpretada por Massiel y en Madrid 1969, con Salomé y la canción “Vivo cantando”. Ha logrado la segunda posición en 1971, 1973, 1979 y 1995 y la tercera en 1984. En cambio no cosechó ningún voto en tres ocasiones como fueron en 1962, 1965 y en 1983.

Sobre el Festival de Eurovisión se han vertido críticas en el sentido de que se haya influido políticamente por el hecho de que se conceden votos o no en función de las relaciones internacionales de los países más que en los méritos musicales. Un análisis de todos los votos señala que ciertos países tienden a apoyar a otros con los que se encuentran políticamente alineados.

Aún con esas sospechas, el evento se contempla como lo que es, un Festival internacional de la canción pero hubo un tiempo en España donde fue utilizado políticamente por el Estado. Obviamente nos referimos al franquismo.

Utilización política de Eurovisión
El Festival de Eurovisión nace con el inicio de la difusión de televisión por el país en un contexto de un país autárquico y aislado de Europa con un deseo del franquismo de romper esa situación. Visto el régimen franquista como lo que era, una dictadura, cualquier éxito deportivo, musical de carácter internacional le servía al régimen para intentar blanquearse, homogeneizarse a Occidente. Por ello desde su inicio fue utilizado por las autoridades franquistas para buscar un reconocimiento internacional del país del que carecía. De ahí los esfuerzos, inversiones e interés de España hacia el Festival.

En la biografía de la relación de la España de Franco con Eurovisión quedan supuestas compras de votos a países, agasajos en demasía a representantes de la organización, gastos a gogó para “encandilar” a sus participantes y gestores. Pero también existieron otros en contra tales como la aparición de pancartas antifranquistas en los recintos, espontáneos sobre el escenario o inasistencia de países por el rechazo al régimen fascista.

Una historia de la que vamos a recordar algunos casos y anécdotas.

España debuta en Eurovisión mintiendo
TNT fue el primer grupo español en competir en 1964. Como el reglamento del certamen en esas fechas solo permitía la actuación de solistas y dúos, el régimen engañó a la organización presentando a Nelly como solista y a Tim y Tony como coristas. Tal era el deseo enorme de las autoridades españolas de estar presentes que llegaron a usar ese tipo de camuflaje.

Un espontáneo con pancarta contra Franco y Salazar en Copenhague
Pero esa misma noche del Festival celebrado en Copenhague le dio un enorme disgusto al franquismo. En plena actuación de Suiza un espontáneo subió al escenario portando una bandera en la que miles de personas pudieron leer “Boicot a Francisco Franco y Salazar”, en alusión a los regímenes de Franco en España y Salazar en Portugal. Fue tal el bochorno patrio que a partir de ese momento el festival y otros eventos de carácter internacional se emitieron en TVE con 15 segundos de retraso. De esa manera las autoridades intentaban eliminar cualquier protesta contra la dictadura.

El veto de Austria a la España de Franco
Pero la participación española implicaba más riesgos. Famoso fue el boicot ejercido en 1969 por Austria. El país alpino, fuerte opositor a las dictaduras, se negó a participar cuando el festival tuvo la sede de su edición en Madrid. Austria no participó al rechazar la situación política que se vivía en una España que el 24 de enero había declarado el Estado de excepción por las movilizaciones estudiantiles que reclamaban el fin del régimen franquista. Ante ello el Gobierno de Austria obligó a su televisión a no participar en Eurovisión como protesta por la represión franquista. Según el escritor inglés John Kennedy O’Connor, Austria decidió boicotear el festival por su sentimiento de culpa al haberle dado los dos puntos a España en el certamen anterior y que, a la postre, le dieron el triunfo Al mismo tiempo y durante semanas, numerosas concentraciones se producían ante varias de las embajadas españolas en Europa exigiendo el boicot.

¿Compró el franquismo el festival de Eurovisión del 68?
Una de las controversias más conocidas la reveló el periodista fallecido y experto en el Festival José María Íñigo. El especialista en Eurovisión reveló en 1968 que "a España le interesaba mucho ganar Eurovisión, por tener un cierto renombre en algo. Tal es así que ya en épocas anteriores se habían hecho maniobras para tratar de hacerse con los votos de muchos países". El periodista vasco explicó incluso el procedimiento que se utilizaba para garantizar a España el éxito. "Todo el mundo sabe, y se ha publicado, que directivos de Televisión Española y de compañías discográficas se paseaban por Europa ofreciendo editar discos de distintos cantantes búlgaros, checos, o vete tú a saber... mientras que Televisión Española les compraba series que nunca se iban a poner y nunca se pusieron, con tal de que nos dieran los votos para poder ganar".

En un documental para laSexta, Íñigo llegó a decir que el franquismo compró votos para ganar el Festival en la edición en la que Massiel venció por un solo voto a Cliff Richard con su pegadizo tema 'Congratulations'.

En este 1968 TVE decidió que fuera la canción “La, la, la” del Dúo Dinámico la que represente a España pero que el intérprete sea Joan Manuel Serrat. En un principio eso le supuso graves problemas para el cantautor catalán que fue objeto de una campaña en contra desde sectores de su propia tierra con anónimos tildándole de traidor, vendido o  pesetero, algo que le dolió tremendamente. Como reacción el artista exige que la canción se interprete solo en catalán. Con el tiempo se ha conocido que una estrofa hubiera sido suficiente para el cantautor. Obviamente la franquista Televisión Española no solo no lo acepta sino que emite una dura nota contra Serrat, le expulsa y a la postre fue vetado de todos sus programas. El cantautor sufre la ira de la España oficial, el veto de las emisoras de radio que dejan de poner sus discos, numerosos ayuntamientos rescinden los contratos firmados para sus actuaciones.

Exilio de Serrat en México
Recordemos que años después, el 29 de septiembre de 1975, estando de gira Serrat en México, coincidió los fusilamientos de tres militantes de FRAP y dos de ETA por parte del régimen franquista. Serrat hizo declaraciones repudiando la pena de muerte y la violencia establecida y oficial. Por ello el gobierno español libró una orden de aprehensión en su contra y le impidió regresar. El régimen se vengaba de nuevo de su decisión de cantar en catalán en el Festival años antes. México le dio asilo político hasta que la amnistía de agosto de 1976 de la Corona hizo que el Noi del Poble Sec pudiera regresar a España.

El “no” de Marisol
Pero volvamos a 1968 tras la negativa de que Serrat fuera el representante español en Eurovisión. TVE le hace la oferta a Marisol. La malagueña ya no es la niña manipulada por el régimen, ya no es la niña prodigio con la que jugaban productores y gerifaltes del franquismo. Marisol se negó y eso le mete prisa al régimen que agobiado se pone en busca acelerada de sustituta. Lo encontró en una joven de apenas 21 años, María de los Ángeles Félix Santamaría Espinosa, artísticamente de nombre Massiel. La madrileña solo contó con nueve días para viajar desde México y preparar la canción que terminó siendo la ganadora.

La tanqueta de Leganitos”, apelativo que recibía Massiel por su energía y fuerza artística, acudió a Londres asombrando a toda Europa con una canción de estribillo simple pero pegadiza que derrotó al favorito, el británico Cliff Richards, en el sprint final de las votaciones. Yugoslavia, último país en votar, sorprendió no votando ni a España ni al Reino Unido. Resultado final: España, 29 puntos; Reino Unido, 28.

Massiel rechazó la condecoración de Franco
El gobierno de Franco le concedió el Lazo de Isabel la Católica pero Massiel lo rechazó lo que le costó un año de veto en TVE. Cabe recordar ahora que la cantante con el tiempo manifestó sus ideas progresistas. En 1975 un grupo de extrema derecha entró en su casa -cuando la cantante estaba con su empleada de hogar- pintando varias esvásticas.

Y el sueño de Franco se hace realidad en “La España diferente
Y con la victoria de Massiel en Londres, el Gobierno español y TVE se hacen cargo de la organización del Festival de Eurovisión de 1969. Llegó el gran momento soñado por el franquismo y fue en el Teatro Real de Madrid el 29 de marzo con la cantante Salomé de representante española y la canción “Vivo cantando”.

El régimen era consciente del lavado de imagen que podría suponer una audiencia de 500 millones de espectadores en un Festival de Eurovisión celebrado en Madrid. Las movilizaciones de estudiantes y obreros y antifranquistas se producían por doquier contra una dictadura que aunque no caía, se resquebrajaba. En enero de 1969, dos meses antes del Festival, se produjo el asesinato del estudiante Enrique Ruano. Un asesinato con tremenda repercusión internacional que la Policía política intentó falsear atribuyéndolo a un suicidio del joven. La respuesta del Estado fue una ofensiva de marketing a golpe de talón, unos 100 millones de pesetas, enorme cantidad en esa época. Entre otros gastos, 15.000 claveles españoles para adornar el escenario, un cartel diseñado por Salvador Dalí y una enorme promoción para blanquear esa España negra que vivía el final de su dictadura. El eslogan utilizado era “La España diferente”.

Pero el régimen no pudo evitar ni la negativa de Austria a participar, ni las protestas de la TV sueca y la de otros países que exigieron al gobierno español la liberación de los presos políticos bajo la amenaza de no participar. Ello obligó al Gobierno a levantar el estado de excepción el 21 de marzo.

Al mismo tiempo los 16 países que visitaron Madrid fueron agasajados previamente con viajes a la Costa del Sol o Mallorca, espectáculos flamencos y cenas y fiestas como la ofrecida por el Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu

El mundo nos ve en color pero los españoles en blanco y negro
España puso en marcha la más innovadora tecnología televisiva con su primera retransmisión en color, dándose la paradoja de que los españoles solo pudieron verlo en blanco y negro porque los televisores en color aún no habían llegado a nuestro país.

Un dato que no pasó desapercibido para los 700 periodistas acreditados y ubicados en una sala contigua al teatro fue que mientras ellos estaban apartados del escenario siguiendo el evento en una pantalla gigante y los músicos de la orquesta casi hacinados, el aforo de 500 espectadores fue destinado a los afortunados dirigentes del régimen. Tampoco que aunque las medidas de seguridad se extremaron no pudieron evitar una amenaza de bomba.

La censura impuso un forro bajo el vestido de encajes a la propia presentadora, Laura Valenzuela. Pero también alcanzó al representante sueco que tuvo que cortarse el pelo. Asimismo a Portugal cuya canción se presentó como Deshojada en vez de Desfolhada.

María Rosa Marco Poquet, de nombre artístico Salomé, licenciada en Historia y que también estudió Medicina  (a falta de tres asignaturas de terminar dicha carrera) actuó en representación de España apenas con 30 años de edad. Fue la tercera en actuar entre las actuaciones de Luxemburgo y Mónaco. Fue acompañada de los Hermanos Valldemossa como coristas. Su vestido de Pertegaz pesaba 14 kilos y al estar realizado con canutillos de porcelana azul turquesa y tres collares de 1 kilogramo cada uno. La artista barcelonesa afincada en Valencia, grabó "Vivo Cantando" en ocho idiomas diferentes (castellano, catalán, euskera, francés, alemán, italiano, inglés y serbocroata).

Tras las actuaciones llegaron las votaciones. El penúltimo jurado, el de Portugal, concedió dos votos a España y dos a Francia lo que llevó a un triple empate con Holanda. Finalmente Finlandia no dio ningún voto a estos tres países pero sí al Reino Unido. Lo nunca visto fue el resultado final: un cuádruple empate que provocó que la presentadora, Laura Valenzuela, se viese en apuros para determinar los ganadores al no existir en esos momentos una norma de desempate. Cuatro países acababan de ganar el Festival de Eurovisión de 1969, entre ellos la España de Franco. El sueño húmedo del dictador fue logrado en un país donde su gente precisamente no “vivía cantando” y solo soñaba con alcanzar la libertad.