El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Briviesca (Burgos) ha dictado este viernes sentencia en favor de la Iglesia Católica en el conflicto que mantiene desde hace más de un año con las ocho exmonjas clarisas del Monasterio de Santa Clara de Belorado. No pudieron vender el convento de Derio, en Vizcaya y rechazan a todos los papas después de Pio XII. Hace unos días, las monjas de Belorado aseguraban que viven bajo el “juicio de Dios”.
La jueza ha estimado íntegramente la demanda de desahucio por precario interpuesta por el arzobispo de Burgos y comisario pontificio, Mario Iceta, y ha ordenado que las religiosas abandonen el convento. La magistrada ha considerado probado que las demandadas no poseen ningún título jurídico que les otorgue el derecho a permanecer en el inmueble, lo que, según la resolución, justifica plenamente el desahucio. La sentencia no fija una fecha concreta para el abandono del convento, pero deja claro que, en caso de no hacerlo, se procederá al desalojamiento forzoso.
La magistrada ha desestimado la aportación en el alegato final de la defensa de las monjas, Florentino Aláez, quien defendió el derecho que tienen las exreligiosas de "separarse de la Iglesia y mantenerse en el convento". Así lo ha expresado en el marco del juicio por desahucio de las monjas cismáticas de Belorado, que se ha celebrado en el Juzgado de Briviesca, donde el abogado ha precisado que "todo depende del derecho de separación" de la Iglesia y de cualquier confesión, ya "sean personas físicas o jurídicas".
En su alegato, ha concluido que, por diferentes doctrinas, las personas jurídicas también "gozan de libertad religiosa" y pueden, en función de este derecho, "separarse de la Iglesia". En este sentido, ha recordado que el monasterio es una persona jurídica y ha razonado que si las personas jurídicas "pueden separarse, el convento en su conjunto, también", y ha asegurado que "el decreto de excomunión" de la Iglesia reconoce que es todo el convento "el que se separa".
La ruptura con la Iglesia y el conflicto judicial
El conflicto se remonta a mayo de 2024, cuando las religiosas comunicaron oficialmente su separación de la Iglesia Católica y su adhesión a postulados sedevacantistas. Este cisma provocó una rápida respuesta del Arzobispado: las religiosas fueron excomulgadas y expulsadas de la vida consagrada.
Las exmonjas se negaron a marcharse, y por ello el caso llegó a los tribunales. El juicio, celebrado el 29 de julio, se retrasó tras la suspensión de dos vistas anteriores. En la audiencia, la defensa del arzobispo argumentó que las monjas de edad avanzada que no secundaron el cisma constituían la única comunidad legítima del monasterio. La jueza ha dado la razón a la Iglesia, asegurando que las exmonjas “no han demostrado título alguno que justifique y legitime el uso del inmueble frente a su titular”.
Nueva vida en Asturias
Mientras tanto, las exmonjas de Belorado continúan su actividad hostelera en Arriondas (Asturias), donde regentan un restaurante de clausura en un hotel alquilado. La iniciativa busca generar ingresos para mantener a la comunidad.
A su vez, explicaron que iban a comprar un terreno destinado a la cría y cuidado de perros y otros animales, ya que tenían diversos proyectos relacionados con la cría y el entrenamiento de perros para mujeres maltratadas o la formación de canes guía para colectivos desfavorecidos, entre otros. En la misma línea, explicaron que iban a ser ellas mismas las encargadas de la cocina, mientras que el personal atenderá a mesas y clientes preservando así su clausura.