Quizá nuestro rasgo más definitorio sea la cultura. La capacidad que tenemos los humanos de transmitir el conocimiento, de pasar lo aprendido de generación en generación, de manera que los siguientes en llegar no parte de cero si no de todo lo acumulado através de más de 1,5 años de evolución.
Orcas sedentarias
Los animales lo tienen peor. Ello sí que empiezan de cero prácticamente cada día. Bueno, no todos. Más o menos sabemos lo que sucede con los monos, que se transmiten la forma de abrir ciertos frutos. Pero ahora parece que también las orcas tienen su propia cultura, su propio conocimiento transmitido de una generación a otra. Un rasgo que incluso ha tenido una afectación en su proceso evolutivo.Es algo similar, aseguran los expertos, a lo ocurrido con los humanos y su progresiva adaptación al consumo de lactosa.En función de uso cada vez más extendido de la leche, la población en cuyo organismo esté presente el gen que sintetiza este azúcar está cada vez más presente.