El cine quinqui sigue existiendo. Si en los años 80 Eloy de la Iglesia popularizó este género, en la actualidad, Carlos Salado lo ha resucitado. Criando Ratas significó la vuelta del chándal al séptimo arte y Mala Ruina es la confirmación. Detrás de la España del crecimiento económico, se criaba una juventud tapada por el ladrillo y el euro, que, tras la crisis, se erigió con todos sus contrastes. Al igual que la España posfranquista ocultaba un mundo suburbial, la España del siglo XXI también lo hace.
Salado no pone en duda la influencia del cine quinqui clásico en su imaginario .“Recuerdo mucho aquellas películas. Eloy de la Iglesia y José Antonio de la Loma son una inspiración y una referencia muy clara”, cuenta. Además, reflexiona sobre los paralelismos entre ambas épocas: “Es cierto que 40 años después, la delincuencia, aunque siga existiendo, ha cambiado la manera, la estética, la cultura en sí. Sin embargo, somos directores que queremos reflejar una problemática socal. Sin posicionarnos ni dar lecciones de moral a nadie”.
Mala Ruina
Dicha vida, dicha calle, se plasma en Criando Ratas. Su protagonista, Ramón Guerrero, El Cristo, como paradigma. Y Mala Ruina, su spin off, es su vuelta. A su lado, Yung Beef, personaje clave en la aparición de todo lo que engloba la cultura trap y la escena urbana española. Para el director, su nueva creación le “ha servido para evolucionar artistiamente y poder disfrutar del potencial de Ramón, que ha vuelto a representar a un Cristo más evolucionado y también explotar el potencial de Yung Beef que no sólo sabe cantar sino también interpretar”.
Y es que alrededor de El Cristo hay un aura magnética. Puro carisma, el de un joven actor que tuvo que abandonar el rodaje de Criando Ratas al ingresar en el Centro Penitenciario de Fontcalent (Alicante): “Ramón es de esas personas que tiene un talento innato y un magnetismo bestial. Dentro y fuera de la pantalla. Tiene una gran capacidad de liderazgo y una gran habilidad social, lo que le permite arrasar con el mundo o echarse a la espalda un ejército de cien personas. Ha nacido con una varita”.
Y junto a él, Fernando Gálvez. Yung Beef es uno de los mayores exponentes del arte urbano más joven. Músico, modelo y ahora, actor: “No deja de ser el icono del trap. Él lo trajo a España. Además, conoce el mundo de la calle de primera mano. También tiene mucho carisma, algo innato. Ha sido muy interesante poder sacarle del videoclip y la pasarela y hacerle ser el escudero de Ramón Guerrero”. De hecho, El Seco, pone voz al film con su tema Lil Romeo, dedicado a su hijo.
Falta de apoyo a los jóvenes creadores
Llevamos varios años viendo cómo la juventud española está explotando artísticamente. Música, cine, moda o fotografía, son ámbitos que permiten comprpbar la consolidación de España como paradigma del arte. A pesar de la poca ayuda institucional y de los medios de comunicación, existe la posibilidad de que un artista crezca por sus propios medios. Para Carlos Salado, “musicalmente es mucho más fácil. Por suerte hay herramientas para producir tu producto y distribuirlo. Hay un camino complejo pero viable. Sin embargo, el mundo del cine es mucho más complicado. Hace falta una estructura enorme para levantar una película. Sin ayudas, es muy costoso. Hace falta inversión institucional. Ojala apareciera un productor valiente”.
Próximos proyectos
Carlos, además de cineasta, es músico. “Vamos a lanzar un crowfounding con las canciones de Criando Ratas. Un proyecto muy interesante en el que también mostraremos el mundo de la calle desde el flamenco. Animamos a todo el mundo a que invierta en ello”, avanza.