Es muy importante revisar el desgaste de los neumáticos del coche con regularidad. Desde OCU explican cómo puedes examinarlos.

Lo primero que tienes que hacer es girar la dirección de la rueda al máximo, para así poder revisarla tanto por dentro como por fuera. Después, hay que situar el testigo de desgaste, que está entre las bandas de rodamiento. Si ambas se encuentran al mismo nivel, es cuando hay que cambiar los neumáticos.

En el caso de que tus ruedas tengan un desgaste irregular, podría indicar que hay algo que no funciona bien en el vehículo, ya que no es habitual que esto pase. Entre las posibles causas de un desgaste irregular están:

  • Un defecto en los amortiguadores
  • Un fallo en los frenos
  • Una mala alineación

En cualquiera de estos tres casos, los neumáticos se gastarían antes de lo previsto, y aumentaría el riesgo de pinchazo o reventón.

¿Qué neumático utilizo?

Si tuvieras que cambiar los neumáticos del mismo eje, tienes que contar con que deben ser iguales tanto en marca, modelo y medida. Así, tendrán el mismo agarre en cada lado, lo que será más seguro y reducirá el riesgo de accidentes, además de tener menos problemas en tu próxima ITV.

También hay que fijarse en la medida de los neumáticos, ya que cada coche precisa de una medida concreta. En el exterior del neumático podrás ver unas cifras, que señalan cuál es su medida exacta: Los primeros números corresponden a la anchura en milímetros, los siguientes a la relación entre la altura del flanco y su anchura, después aparecerá una R, lo que indica que el neumático es radial, o una D que indica que es diagonal. La siguiente cifra es el diámetro de la llanta en pulgadas, y la última indica el índice de carga, pero no se refiere a los kilos exactos, sino que es un código que indica el máximo que puede soportar la rueda circulando a máxima velocidad. La última letra corresponde a un código de velocidad, que indica la velocidad máxima que puede soportar el neumático.

Además de todo esto, puedes saber la fecha en la que se fabricó tu rueda. Si te fijas en el lateral de la rueda, podrás encontrar una cifra en la que te indica la semana y el año en el que se hizo. Cuanto más próxima sea la fecha de fabricación, en mejores condiciones estará el neumático, porque con el paso del tiempo el material va perdiendo propiedades.

Vigilar la presión

La presión de tu rueda debes revisarla, por lo menos, una vez al mes o cuando vayas a realizar un viaje de muchos kilómetros.

En el caso de que los neumáticos estuvieran poco inflados, los laterales se desgastarían antes, lo que haría que tu coche consumiera más gasolina. Por el contrario, si están demasiado hinchados, el centro del neumático sería lo que se desgastaría más rápido y el agarre sería menor y, por tanto, más peligroso.

En cualquier caso, lo mejor es seguir las normas del fabricante, buscar la presión recomendada en el manual del vehículo, o en alguna de las pegatinas del coche, como por ejemplo la del interior de la tapa del depósito de gasolina.

Cuando ya tengas claro la cifra exacta de presión, debes inflar los neumáticos siempre en frío, no en caliente. Y es muy importante revisar también la presión de la rueda de repuesto, para que tenga suficiente aire por si surge un imprevisto y hay que cambiarla.