Concepción Arenal nació el 31 de enero de 1820 en Ferrol (A Coruña), escritora y activista social española. Se licenció en derecho, sociología, historia, filosofía e idiomas, teniendo incluso que acudir a las clases disfrazada como un hombre.

Su padre combatió en la Guerra de la Independencia y murió en 1829, cuando la escritora era una niña pequeña, por lo que su madre se vio obligada a marcharse con ella y su hermana Antonia a Madrid. Después, tras el fallecimiento de su progenitora en 1942, sintió un interés por los temas sociales, judiciales y comenzó a estudiar derecho en la Universidad Complutense de Madrid. Eso sí, esto no le resulto fácil, ya que tenía que acudir a las aulas vestida de hombre debido a la prohibición de la época al acceso para la formación de las mujeres.

Una mujer entre intelectuales

En la Facultad de Derecho conoció a Fernando García Carrasco, un hombre 15 años mayor que ella, con el que contrajo matrimonio en 1848. Arenal acompañaba a su marido a las tertulias políticas y literarias de la capital madrileña. Tuvieron dos hijos: Ramón y Fernando.

Tras licenciarse en Derecho sin título, la gallega se convierte en escritora, publica sus primeras creaciones literarias entre las que destacan obras de teatro, poemas, zarzuelas y novelas. En 1855 se difunden sus primeros artículos en 'La Iberia', un periódico liberal. Sus escritos se caracterizaban por estar impregnados de claridad y carácter expositivo.

Cuando Fernando fallece a causa de una tuberculosis en 1857, Concepción recoge el testigo de su marido y empieza a publicar editoriales. Sin embargo, esa felicidad se trunca cuando en mayo de ese mismo año el gobierno de Nocedal promulga una ley que exigía firmar todos los artículos en prensa. Como consecuencia, la escritora gallega se queda sin trabajo y vuelve a Cantabria.

Concepción deja atrás Madrid acompañada de sus hijos y se instala en Potes. En ese momento la escritora tenía 37 años, había perdido la ilusión y energía de vida porque veía muchos obstáculos que la impendían seguir cumpliendo sus sueños.

En Cantabria alquila una casa y conoce al violinista Jesús de Monasterio, el que se convertirá en uno de sus amigos más cercanos. El músico logra convencer a la periodista de que funde una sección femenina de la sociedad en 1859. Arenal pasó la mayor parte de su vida realizando labores humanitarias a través de organizaciones sociales.

Obras

En 1860 la escritora gallega publicaba el ensayo ‘La beneficencia, la filantropía y la caridad’. Esta obra le permitió alzarse con el Premio de la Academia de Ciencias Morales y Políticas. En 1863 destaca su creación literaria ‘Manual del visitador pobre’. Durante ese mismo año Arenal se convierte en la primera mujer que recibe el cargo de visitadora de cárceles femeninas, ya que, hasta el momento, era una labor que ejercían los hombres.

Desempeñó este cargo hasta 1865, pues fue cesada tras la publicación de una obra denominada ‘Cartas a los delincuentes’, un ensayo que tenía como objetivo defender una reforma del Código Penal desde una posición vinculada al krausismo. Arenal utilizó su experiencia para analizar el sistema penitenciario en sus creaciones literarias como ‘El reo, el pueblo, y el verdugo o la ejecución de pena de muerte’ (1867).

Su ‘Oda a la esclavitud’ (1866) obtuvo el reconocimiento por la Sociedad Abolicionista de Madrid. También, hay que destacar algunas de sus obras más cumbres en su trayectoria profesional como ‘La mujer del porvenir’ (1869), escrito en el que condena las creencias basadas en la inferioridad de la mujer, ‘Estudios penitenciarios’ (1877), ‘La cárcel llamada modelo’ (1877), ‘La instrucción del pueblo’ (1881), y ‘La educación de la mujer’ (1892).

Activista y feminista

Además de dedicar su vida a la escritura, Concepción fue activista y una figura pionera del feminismo, defendiendo la igualdad, la vida laboral y social de las mujeres, ya que en esa época eran marginadas y excluidas en todos los ámbitos.

La escritora gallega era altruista y contaba con una gran preparación académica. Visitaba cárceles, manicomios y albergues. Atendió heridos y moribundos durante la Guerra Civil. En 1868 fue nombrada inspectora de las cárceles de mujeres hasta 1873. También participó como secretaria general de la Cruz Roja entre 1871-1872.

Del mismo modo, se dedicaba a escribir, denunciando en sus escritos la marginación que sufrían las mujeres basándose en valores como el respeto que debían recibir como ser humano digno de una formación académica y de igualdad social. Es decir, gracias a sus experiencias y sabiduría Concepción alzaba la voz al grito de las injusticias de la época, poniendo de manifiesto que la figura femenina no era solo capaz de ser esposa y madre.

Finalmente, Arenal falleció en Vigo, en 1893, a los 73 años. La revolución y la lucha social que puso en marcha es uno de sus legados que ha perdurado en el mundo, e inspirando a otros a luchar por los mismos objetivos. Entre sus frases más célebres encontramos: “Abrid escuelas y cerrad cárceles”, “La pasión para el hombre es un torrente, para la mujer, un abismo”, “El amor vive más de lo que da que de lo que recibe”, y “Todas las cosas son imposibles, mientras lo parecen”.