Este fin de semana, la emoción de la Fórmula 1 se ha trasladado al histórico circuito de Silverstone, con motivo del Gran Premio de Gran Bretaña. Aunque en lo deportivo la atención ha estado centrada en la pole position del neerlandés Max Verstappen (Red Bull Racing) y la gran actuación del australiano Oscar Piastri (McLaren), ha sido un momento extradeportivo el que ha acaparado los comentarios en España.
Durante la retransmisión en directo de DAZN, las cámaras enfocaron a la grada y captaron dos carteles amarillos que rápidamente se volvieron virales en redes sociales. En ellos podía leerse: "Lobato, ¿cuánto vale mi coche?", en clara alusión al anuncio televisivo que protagoniza Antonio Lobato, periodista y narrador de la Fórmula 1 en nuestro país. No es la primera vez que Antonio Lobato se convierte en tendencia, pero esta vez no fue por una narración apasionada, sino por un guiño de los aficionados. La frase del anuncio, repetida hasta el cansancio en cada pausa publicitaria, ha cruzado la pantalla y ha llegado al corazón de la Fórmula 1, en una grada a cientos de kilómetros de España.
El mensaje, simple pero cargado de humor, no tardó en extenderse por X (antes Twitter), Instagram y en otras redes sociales, donde cientos de usuarios comentaron la escena. Por ello, las redes se han llenado de comentarios como: “Vivimos en el mejor país del mundo”, reflejando el sentimiento general de simpatía y orgullo nacional por ese tipo de ocurrencias que solo los fans españoles parecen capaces de generar en cualquier contexto.
Este tipo de pancartas no son nuevas en la F1, donde los aficionados suelen encontrar formas creativas de expresarse. Sin embargo, pocas veces un cartel en una grada logra conectar tanto con el sentir general de una audiencia como ocurrió este sábado. En lo deportivo, Fernando Alonso (Aston Martin) partirá desde la séptima posición, mientras que Carlos Sainz (Williams) lo hará desde la novena.
Pero, al margen del crono y los neumáticos, está claro que el humor volvió a ser protagonista, esta vez gracias a una simple cartulina y una frase popular bastaron para robarse el protagonismo de la jornada. Cosas que solo pasan cuando el ingenio español pisa el paddock de la Fórmula 1.