Decenas de vecinos y voluntarios han trabajado mano a mano desde el comienzo de la tragedia de la DANA en la Comunidad Valenciana. Con ello, barriendo el fango, retirando escombros y la exposición a estas aguas estancadas y contaminadas, conlleva un riesgo a la exposición a infecciones y enfermedades aunque, desde el Ministerio de Sanidad, han asegurado que el peligro no es tan alto, pero cabe estar alerta.

Tanto la Conselleria de Sanidad de la Generalitat Valenciana como el Ministerio de Sanidad vienen alertando de las consecuencias para la salud pública que supone la exposición a esta contaminación, más aún cuando las labores de limpieza y reconstrucción de las zonas dañadas está lejos de terminar en un corto plazo de tiempo. Sin embargo, desde Sanidad aseguran que "no hay evidencia científica de que sean un riesgo importante de enfermedades epidémicas (cólera, tifus y otros) después de un desastre natural". “El principal reto es salubrista”, afirmó el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla en nombre del Gobierno central, situando así el riesgo en la “ingesta de agua o alimentos contaminados”, así como por la “inhalación de diferentes patógenos que puede dar lugar a procesos infecciosos como gastroenteritis o neumonía” debido a la cantidad de bacterias que provocan patógenos como E.coli o Salmonella.

Un escenario de peligro para la salud que comienza a partir de las 72 horas tras la inundación, es decir, con el paso del tiempo, el riesgo crece con creces ante la proliferación de mosquitos y cucarachas, así como microorganismos capaces de causar infecciones directas con el contacto humano. Motivo por el cual, desde el comienzo de la oleada de voluntarios que se han prestado a ayudar, se recomienda el uso de mascarillas, guantes y otros utensilios de protección para la salud.

Cabe remarcar que, según fuentes científicas de las que se ha hecho eco Sanidad, "la mayoría de microorganismos no sobreviven mucho tiempo en el cuerpo humano después de la muerte", reiterando que estas posibles infecciones no serían motivo de epidemia. No obstante, sí que advierten que "es posible que algunas aguas o lodos estén contaminados y transmitan infecciones digestivas, provocando diarreas o vómitos". 

De la misma manera, tal y como recoge ‘El Mundo’, la especialista María Velasco de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), España cuenta con “un sistema de prevención muy potente que permite el control de muchas enfermedades” pero, en circunstancias como las actuales, problemáticas como el acceso normal a agua potable o el embotellamiento en alcantarillas están aumentando el riesgo a poder contraer estas enfermedades.

Asimismo, se aboga por desechar aquellos alimentos que hayan estado expuestos directamente al agua contaminada de las inundaciones. De esta manera, y en aras de evitar, estas circunstancias, se recomienda lavarse las manos con frecuencia, reciclar el agua potable en la medida que sea posible y priorizar el suministro eléctrico y de alimentos para cocinar.

Generalitat y Gobierno se coordinan en clave sanitaria

Al igual que desde otros ámbitos, urge la coordinación entre el Govern valenciano con Moncloa en materia sanitaria para evitar, en la mayor medida posible, una epidemia de infecciones o enfermedades causada por la exposición directa a estas aguas contaminadas por la DANA.

Por un lado, el presidente Carlos Mazón, en una entrevista concedida este lunes a Cope, ha asegurado que el riesgo de epidemias está entre las principales preocupaciones, especialmente, el tétanos por los cortes y heridas que se puedan producir en los trabajos de reconstrucción de las localidades afectadas.

Para evitar males mayores, Mazón ha confirmado que la Generalitat ya está facilitando vacunas contra el tétanos tanto a vecinos como voluntarios, además del reparto de mascarillas para continuar con las labores de limpieza. Asimismo, ha añadido que pidieron a Sanidad una evaluación epidemiológica de la zona para comenzar a actuar con más medidas.

Por consiguiente, desde el departamento estatal dirigido por Mónica García, este domingo confirmó “reuniones diarias” con la Conselleria de Sanidad para prevenir y controlar los riesgos en salud pública: “Es fundamental seguir todas las medidas preventivas en la limpieza, alimentación y gestión de residuos. Sigue las recomendaciones que llegan por SMS a las poblaciones afectadas”, subrayó.

En la misma medida, instó a aquellos que trabajan en estas labores usar “ropa de manga larga, mascarilla, protector ocular y guantes”, así como lavarse las manos con frecuencia “para evitar la exposición a microorganismos patógenos o la inhalación de gases tóxicos”.

Por el momento, ya están en funcionamiento hasta cinco grupos de trabajo coordinados entre ambas administraciones para la protección de la salud pública:

  • Detección precoz de enfermedades, especialmente infecciosas, relacionadas con la catástrofe.
  • Control de la calidad del agua y determinación de parámetros prioritarios en la zona afectada.
  • Evaluación de la necesidad de vacunaciones específicas frente a enfermedades inmunoprevenibles.
  •  Riesgos y medidas de control relacionados con vectores, con apoyo del Comité Estatal del Plan de Vectores.
  • Recomendaciones ampliadas sobre seguridad alimentaria.