Desde finales del pasado año Asturias ya supera el umbral epidémico de la gripe, al que se llega cuando la incidencia por cada mil habitantes está por encima de los noventa casos. Entre los días 16 y 22 de diciembre, la tasa era de 66 casos por cien mil habitantes, según datos de la red de médicos centinela, y a partir de ahora las cifras no harán más que aumentar, encontrando un pico máximo dentro de cuatro o cinco semanas, a finales de este mes de enero.

El factor meteorológico también influye en la propagación de la epidemia, ya que el virus tiende a aumentar cuando se encadenan varios días de frío seco, en los que los virus pueden llegar a sobrevivir tres o más días. En cambio, si les da el sol directamente apenas sobreviven 24 horas. Según indican los médicos, el tipo de virus predominante esta temporada es el de la conocida gripe A, que irrumpió en 2009 y conmocionó a la sociedad por ser supuestamente más virulento, dañino e, incluso, mortal. Este virus suele ser más benevolente con los mayores de 65 años, una de las poblaciones consideradas de riesgo y con mayor tasa de mortalidad.

Para prevenir los contagios, los médicos insisten en las mínimas reglas de costumbre: protegerse con el brazo al toser o estornudar y lavarse las manos constantemente. Como tratamiento se encuentra beber mucha agua y tomar paracetamol o ibuprofeno para paliar las molestias. Hay que recordar que no se pueden tomar antibióticos ya que no están indicados para curar virus como la gripe o los catarros.

En la campaña del año pasado hubo en la región asturiana 19 fallecidos, de los cuales el 86% presentaba algún factor de riesgo y el 46% no se había vacunado. También hubo 351 hospitalizados por esta causa. En la campaña actual no se ha registrado ninguna muerte por causa de la gripe.