Las barbaridades que políticos y tertulianos se lanzan en este país tienen también un origen en los hechos de la historia. Ofensas que se condenan y condenas que por su ausencia también llegan a ofender tienen un precedente notable en la misma antigüedad. 

Cicerón hubiese hecho las delicias de los programas televisivos y radiofónicos en los que se despotrica de los políticos.

Por eso hoy nos ocupamos de un hombre criticó la corrupción del gobierno, aunque permitió que sus amigos también robasen, cambió de bando buscando la protección de los poderosos y terminó, como era de esperar... perdiendo la cabeza de manera literal. Hoy se cumplen 2060 años de la decapitación de Cicerón, padre de la patria, y azote de la corrupción.

Nacido en el año 106 a.C. Marco Tulio Cicerón estaba predestinado a ser un fenómeno con las letras. La afición de su padre por la literatura se terminó transformando en él en una verdadera arma en la que empezó a destacar desde que era apenas un adolescente.

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El pequeño Cicerón un alumno aplicado como pocos en la antigua Roma.

Gracias a sus muchos maestros como Antíoco de Ascalón, Apolonio Molón o Filón de Larisa supo argumentar sus ideas desde distintas ideas filosóficas convirtiéndose en el típico alumno que acaba teniendo respuesta para todo. De hecho Diodoto murió siendo profesor de Cicerón, pero no piensen que fue por los disgustos que le diese el alumno, si no porque éste le cobijó en su casa, nombrándole heredero de todos sus bienes, y no de una interminable lista de deberes para casa que es lo que seguramente dejarían a sus alumnos muchos profesores actuales.

Finalmente y al haber sido educado por estoicos, escépticos y eclépticos, Cicerón aprendió a dar la vuelta a cualquier argumento con tal de conseguir la razón, una destreza que le convertía en un magnífico abogado y como tal se estrenó cargando tintas contra el político Cayo Verres  y su corrupción en Sicilia.

Más tarde, cuando las tensiones entre Pompeyo y César fueron aumentando cambió de bando apoyando siempre al ganador, de este modo y una vez establecido el gobierno de César se soltó la melena criticando a Marco Antonio al que llamó absolutamente de todo.

Marco Antonio, diana de todos los dardos de Cicerón dio motivos sobrados para ser acusado de corrupción.

Desde “el más estúpido de los mortales” hasta “borracho”, “animal”, “insensato” o “vulgar pendejo” sin olvidar la acusación de ser una “mujerzuela” que se ofrecía “a todos por precio fijo y no pequeño” incluso por si hubiese alguna duda aclara “ pero poco después intervino Curión que, apartándote de ese comercio de meretriz”.

Ante esta caterva de ataques personales parece que las acusaciones de corrupción se quedan atrás pero Cicerón también llamó mangante a Marco Antonio, porque curiosamente también en aquel entonces desaparecían misteriosamente grandes sumas del dinero público.

"¿Dónde se encuentran los setecientos millones de sestercios que constan en los registros depositados en el templo de Opis? Funesto dinero era aquel, pero de no restituirlo a quien pertenecía, pudo habernos librado de tributos. Pero tú, que el 15 de marzo debías cuarenta millones de sestercios, ¿cómo te has arreglado para no deber nada antes del primero de abril?”