El Madrid de 1808 contaba con numerosos periódicos, El Mercurio de España, El Diario de Madrid… incluso publicaciones anuales, como el Kalendario Manual y Guía de forasteros en los que se cuenta con minuciosidad lo que ocurre cada día en la capital.

Gracias a lo cual sabemos que el 2 de mayo de 1808 cayó en lunes, que el sol salió a las 5 horas y 2 minutos y se puso a las 6 horas y 57 minutos, que el gabinete de historia -origen del museo de Ciencias Naturales- estaba abierto, que llegaba el correo proveniente de Toledo y se enviaba el dirigido a Baleares, que en la iglesia de Santa Cruz se daba indulgencia por la bula de cruzada y que en el teatro del Príncipe -actual teatro Español- se estrenaba El mundo de Arpena.

Diario de Madrid
La prensa jugó un papel decisivo en la jornada del 2 de mayo.

A toda esta cantidad de datos se le suman documentos que, no siendo periódicos, tienen mucho valor informativo, pues se trata de diarios personales que nos cuentan de primera mano las vivencias de algunos vecinos de Madrid.

Entre esos diarios destaca el manuscrito de Rafael Pérez, un actor de aquella época, que describe lo ocurrido en Madrid desde el motín de Aranjuez hasta otoño de 1808. Este manuscrito que ya de por si tiene toda una aventura -al haber sido escondido durante años en un palomar- hace especial hincapié en un detalle que profetizaba la guerra.

Diario de Rafael Pérez
Diario de Rafael Pérez conservado en el Archivo de la Villa.

El control napoleónico de la prensa

Rafael Pérez afirma que en la misma Puerta del Sol, semanas antes del 2 de mayo, era frecuente encontrarse revuelos por el retraso que sufrían algunos periódicos y gacetas en salir. Los madrileños intuían que las principales redacciones estaban siendo secuestradas por los franceses, y andaban en lo cierto, en una carta enviada por el general Murat, el 21 de abril de 1808, expone a Napoleón:  

“He comunicado a M. de la Forest -embajador francés en España- la intención de Vuestra Majestad de dirigir la opinión pública mediante panfletos”.

Esta manipulación mediática generó tal clima de desconfianza que ninguna noticia era creída, tanto es así, que cuando la mañana del 2 de mayo, el cerrajero José Blas Molina gritó a las puertas de palacio que se llevan al infante don Francisco de Paula, la población secundó tal rebeldía dando por hecho el secuestro. Fue exactamente entonces donde empezó todo el conflicto bélico.

A este personaje se le suma un detalle más, ya que tuvo idéntica participación en el motín de Aranjuez arengando a la población, y es que desde generaciones atrás parte de la nobleza utilizaba cabecillas del pueblo llano -cuando no ellos mismos disfrazados- para crear disturbios.
 
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¿Pudo estar José Blas Molina dirigido por alguien ese 2 de mayo? ¿Quién sabe? lo cierto es que a esas alturas la confusión era tan grande que cualquier cosa se podría creer.

La prueba evidente de que el general Murat tenía secuestrada la prensa la encontramos en el Diario de Madrid, un periódico en el que ninguna noticia relevante se publica el 2 y el 3 de mayo, y cuando por fin se habla de los episodios revolucionarios el día 4, es para anunciar los pertinentes castigos que aquellos españoles se merecían por haberse sublevado.

En el mismo tono laudatorio hacia los franceses continúan las siguientes entregas llamando “serenísimo duque de Berg” al general Murat, o “valerosos españoles” a aquellos que sigan a las tropas francesas. Finalmente, el 10 de mayo el Diario de Madrid llega a su fin. Con la guerra en marcha los franceses eliminan definitivamente el periódico que tenían zombificado.

Sin embargo, el 7 de agosto de 1808 ocurre algo genial: la redacción y la imprenta del Diario de Madrid se ponen en marcha y crean el El Diario Napoleónico, es decir el primer periódico satírico de la historia de España.

En el se mofan de Napoleón y de la cobarde huida de Madrid, el martes 2 de agosto de su hermano José Bonaparte, con noticias como: “Hoy solo se puede trabajar en dar caza á las aguilas, aguíluchos (…) y demás avechuchos transpirenaicos.”

Diario Napoleonico
Diario Napoleónico el primer periódico satírico en España.