En instituciones como la monarquía un hijo extramatrimonial se convierte en todo un dilema político. Por eso las historias de bastardos son siempre apasionantes pues solo con nacer tambalearon las normas de tu tiempo.

Cómo es lógico, en matrimonios de conveniencia donde la única razón era conveniencia política el amor surgía en camas ajenas y fruto de aquellas aventuras nacieron hombres y mujeres de vidas apasionantes. Como es tan grande el número de bastardos nos ceñiremos solo a los más señeros, pues en la historia de España nos encontraremos bastardos desde la primera generación.

El bastardo don Juan José de Austria cargando con su hermano el rey Carlos II

Fernando el Católico, como primer rey de España, tuvo cuatro hijos extramatrimoniales (con cuatro amantes distintas) entre las cuales destaca Aldonza de Ivorra. En rigor, esta noble catalana no era una amante extramatrimonial sino prematrimonial pues Aldonza y Fernando mantenían una relación antes de la boda de los Reyes Católicos.

Fruto de este idilio, nació Alfonso de Aragón, un muchacho que desempeñó un papel clave en la política aragonesa. Fernando (verdadero inspirador de “El Príncipe” de Maquiavelo) colocó con cinco años al niño bastardo en el puesto de arzobispo de Zaragoza. Esto le permitía manejar los asuntos políticos con los hijos legítimos y la iglesia con los bastardos. Esta estrategia lógicamente esto escandalizó a la Santa Sede que pretendía nombrar en el cargo al valenciano Ausias Despuig. Pero todo fue en vano, al final el puesto de arzobispo de Zaragoza fue para el hijo bastardo del rey, como había pasado justo una generación antes, pues el último prelado en este cargo fue Juan de Aragón (el hermano bastardo de Fernando el Católico).

Fernando el Católico, como su padre, fue padre de varios hijos bastardos.

En la siguiente generación pasó otro tanto de lo mismo, pues a Felipe el Hermoso también se le atribuyeron hijos bastardos. Tanto fue así que un joven flamenco (pillastre o verdadero hijo bastardo) se le condenó a ir con un cartel al pecho en el que se indicaba su fechoría de haberse fingido hijo del rey.

Por su parte, el hijo legítimo de este monarca, Carlos I, también tuvo media decena de bastardos, incluida una niña nacida de la esposa de su abuelo, Germana de Foix, pero quizá quien más dio que hablar fue don Juan de Austria, un bastardo que pasó a la historia por méritos propios.

Don Juan de Austria, posiblemente el bastardo real más famoso de la historia de España.

Educado por Francisco Massy y Ana de Medina junto con el mayordomo Luis de Quijada don Juan acabó siendo consumado militar, que dentro de los muchos servicios que ofreció a la corona estuvo el de zanjar el problema que suponía su escandalosa madre, Bárbara Blomerg.
En 1577, cuando el bastardo fue nombrado gobernador de los Países Bajos se encontró que la mala fama de aquella “cariñosa amiga del rey” se extendía por todo Amberes, para ello solicitó un reunión con “Madama” (como ya era conocida entonces) en tierras hispanas. Conclusión: l Doña Bárbara encerrada en el vallisoletano convento de Santa María la Real en San Cebrián de Mazote.

Para colmo de bastardía, don Juan de Austria también tuvo una hija bastarda María Ana de Austria y Mendoza, una muchacha que acabó encerrada en clausura siendo apenas una niña. Así podríamos seguir con don Juan José de Austria (en este caso hijo de Felipe IV) y que también fue padre de una hija ilegítima, Margarita de Austria, que como no podía ser de otra manera acabó como monja en las Descalzas Reales de Madrid.

Esta extraña alianza de la monarquía y la Iglesia para ocultar bastardos posicionó a los hijos de los reyes en los más distintos obispados y en las más tristes clausuras. Pero visto el número de bastardos no descarten ustedes que por su sangre o la mía, corran algunos mililitros de sangre real.

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En ocasiones el parecido era tan asombroso que los bastardos eran difíciles de ocultar, en la imagen el obispo de Málaga, hijo del rey Felipe IV.