Amnistía y amarre de los votos independentistas aparte, PSOE y Sumar llevan semanas negociando un acuderdo programático para la investidura de Pedro Sánchez. Una vez pasada la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo, toca pisar el acelerador y conseguir un programa de Gobierno al margen de conseguir el 'sí' sobenarista que case con resolver el problema de la vivienda, reducir la jornada laboral subir el salario mínimo o establecer topes de precios a productos básicos.

A pesar de que llevan hablando desde casi después del 23 de julio, los socialistas han optado por ralentizar la negociación con Díaz para que los focos se centraran en la falta de apoyos de un Feijóo. Una visión que Sumar amplía ya que consideran que al ajustar el tiempo de negociación en poco más de tres semanas hacen que recorten el margen de maniobra de la vicepresidenta. Al priorizarse los votos de Junts y ERC, Sumar quedaría en un segundo plano hasta que el PSOE finiquite las conversaciones con el independentismo dejando en nada la negociación que Díaz ha hecho con actores como Puigdemont en el tan sonado viaje a Bruselas. Si el PSOE se sale con la suya, la líder de Sumar tendría mucha presión y estaría obligada a votar 'sí' en la investidura.

Además, diversas fuentes de Sumar reconocen que las reuniones con el PSOE están casi estancadas. El PSOE ha sido poco productivo y han optado más por un acuerdo programático poco detallado y evitarse problemas como los que tuvo con Unidas Podemos cuando exigían que se cumplieran cuestiones que estaban firmadas y por las que no tenían prisa alguna en ponerse a legislar. Por otro lado, el PSOE reconoce que han dejado estas negociaciones para el último momento ya que entienden que, después de cuatro años en el Gobierno, es más fácil negociar con Yolanda Díaz que con los independentistas.

Sumar quiere dejar de hablar tanto de los independentistas y quiere centrarse en cuestiones sociales. Así, entran en juego asuntos como el mercado laboral, la reducción de la jornada o la subida del salario mínimo. Por otro lado, pretenden arrancar a Sánchez el compromiso de construir vivienda pública o que se abra a limitar los precios de algunos alimentos. Esta última es una reivindicación de Díaz, que lleva defendiendo desde septiembre de 2022 a la que el PSOE jamás ha entrado e incluso ha sido objeto de críticas a la vicepresidenta.

En lo relativo a la vivienda, Sumar planteaba en su programa invertir durante los próximos diez años 10.000 millones de euros "en construcción, compra, movilización y rehabilitación de vivienda" para establecer un parque de pisos de alquiler social de "más de dos millones" de inmuebles. Además, se negocia para poner a andar un bono de 1.000 euros en un único pago para aquellos que tengan hipotecas a tipo variable por valor de hasta 250.000 euros tras la subida de tipos del Banco Central Europeo (BCE).

Los rostros

Para ello, Sumar quiere acompañar a sus medidas con rostros reconocibles de la coalición. A pesar de que apenas han hablado del reparto de carteras, Sumar quiere cuatro ministerios. En lo más explícito están Vivienda y Sanidad. Dos temas sensibles para los comunes y Más Madrid y que ocuparían Ada Colau y Mónica García, respectivamente. El PSOE, por su parte, no descarta ceder el último a Más Madrid debido a las pocas competencias que tiene.

La mayor parte de las políticas sanitarias están transferidas a las comunidades autónomas y apenas tiene foco salvo en ocasiones de problemas de salud pública como el covid. Se trata de una de las carteras que mayor desgaste deja. De hecho, cuando se fue del cargo, el exministro de Sanidas y líder del PSC, Salvador Illa, reconocía que hablando con su equipo, el cese del ministro siempre lo definía un problema sanitario. Aparte, el mapa político tras el 18 de mayo propició que España se tiñera de azul, dejando una difícil gestión al próximo encargado del departamento. Aparte de la escasa visibilidad y gestión, el PSOE puede ceder este puesto a Sumar y desgastar así a García y por ende a Más Madrid y más teniendo en cuenta el empate de fuerzas entre ambas formaciones en la Comunidad de Madrid.

Por otro lado, Vivienda es más espinoso. La gestión de estas políticas está dentro del Ministerio de Transportes, pero Sumar quiere desligarlo, elevarlo a la categoría de ministerio y dárselo a Ada Colau dado que durante sus ocho años como alcaldesa de Barcelona hizo de la crisis de la vivienda su bandera. Sin embargo, todo se decidirá en la Plaza de Sant Jaume y si el nuevo alcalde de la ciudad condal, Jaume Collboni, da cabia o no a los comunes en el gobierno municipal.

Por ello, conscientes de los problemas del PSOE a la hora de tratar asuntos de Vivienda, optan más por priorizar el contenido que los nombres. Así, Sumar, se abre también a que sea una secretaría de Estado poniendo en marcha el modelo del Botànic. No descartan que convivan cargos cargos de distinto color en un mismo ministerio. Por ello, piden también gestionar el área de Descarbonización Industrial, que depende del Ministerio de Transición Ecológica de Teresa Ribera, un rostro que se da por seguro que continuará en el próximo Gobierno. Los socialistas, de momento, descartan esta posibilidad.