Los trabajadores de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Madrid han colapsado el centro de la ciudad este viernes por la tarde para exigir al Gobierno municipal que acabe con la reducción de derechos que afecta a sus trabajadores. Los paros llevan tiempo produciéndose, pero, a tenor de la falta de comunicación de los principales líderes de los sindicatos con el alcalde de la ciudad, José Luis Martínez Almeida, miles de personas han tomado las calles en una manifestación masiva que ha arrancado en Plaza España para terminar en Cibeles.

Los principales sindicatos del país se han sumado a la marcha, haciendo sonar sus consignas entre gritos en contra del Partido Popular y Ciudadanos. Se han podido escuchar proclamas que celebraban “la lucha de la clase obrera”, arremetían contra el alcalde de la capital o reivindicaban que “el transporte público es un derecho social”.

La apuesta por la privatización del Gobierno de PP y Cs ha sido puesta sobre el papel a lo largo de las últimas semanas por trabajadores y organizaciones afines a los conductores en huelga. No es ningún misterio que Almeida ha pensado en privatizar servicios como Bicimad, Naviluz o el teleférico, a la par que gasta dinero para engrosar el tejido político nombrando a directores y subdirectores por montantes de dinero público nada desdeñables.

Entre estos nombramientos destaca el de Alberto Alonso Poza, exasesor del Ministerio de Fomento durante el Gobierno de Aznar y exdirector general de Aguas de Valencia. El dirigente ha sido investigado por la trama Púnica por sus trabajos en la ciudad del Turia. Mientars los altos cargos se suceden, los manifestantes critican que las contrataciones han sido paralizadas. Además de la falta de inversión en conductores e inspectores, destaca que se paralizó la formación de 190 conductores aprobada en julio.

Fuera de lo que muchos creen, alimentando el bulo de los privilegios de los trabajadores de la EMT, los manifestantes no están reclamando una subida de su salario, sino mejoras en las condiciones del servicio del que hicieron uso 1.548 millones de viajeros en el año 2018.