Hay fotografías que retratan. Esto es precisamente lo que le ha ocurrido al rey Juan Carlos I con su última instantánea, la cual ha se suma a la terna de imágenes que socaban su imagen. El emérito acudió como espectador de lujo al Gran Premio de Abu Dabi de Fórmula 1 a ver la última carrera de Fernando Alonso. Allí, saludó al príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bien Salmán, con quien se fotografió en el palco de autoridades del circuito con la sombra del despiadado asesinato del periodista Yamal Khashoggi aún presente,  lo que ha contribuido, como era de esperar, a fomentar las críticas -feroces- contra su figura.

Y es que, no solo corren tiempos aciagos para el príncipe heredero de Arabia Saudí, sino que también para la Corona española.

La Monarquía atraviesa sus horas más bajas y Podemos ha aprovechado la coyuntura para comendar una ofensiva contra la institución. La pasada semana el secretario general morado, Pablo Iglesias, analizó la utilidad de la Corona en la actualidad desde las páginas de El País, desde donde solicitó su erradicación.

Desde que trascendieron las grabaciones en las que Corinna zu Sayn-Wittgenstein acusa al rey emérito Juan Carlos I de haberla usado como testaferro para ocultar dinero y propiedades fuera de España, la imagen de la Monarquía española ha quedado seriamente lastrada. Podemos registró junto a Compromís y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) la creación de una comisión de investigación sobre los negocios del rey emérito en el extranjero. Pero su solicitud fue desestimada en hasta dos ocasiones por la Mesa del Congreso, ya que considera inviolable a la figura del rey. En consecuencia, los morados remitieron una misiva directamente al emérito solicitando su comparecencia motu proprio.