Pablo Casado ha reunido a su Junta Directiva Nacional en Génova este martes. La orden del día, modelar a su equipo y realizar un balance sobre la situación actual tanto a nivel nacional como a nivel autonómico, con especial atención al bloqueo que se vive en la Asamblea de Madrid.

Tras ello, ha sido el propio presidente popular quien ha dado la cara frente a los medios para valorar la actualidad política y aclarar la hoja de ruta que adoptara el nuevo núcleo duro. “Los resultados electorales fueron peores por irrupción de una nueva fuerza en la derecha y la fragmentación”, ha especificado Casado, volviendo a hacer alusión a un mensaje repetido hasta la saciedad en campaña electoral: el divide y vencerás de la izquierda impuso un rodillo a las aspiraciones del bloque de la derecha.

“A nivel autonómicos y local hemos mejorado. El PP quiere seguir haciendo gala de sus señas de identidad: gestión eficaz, bajada de impuestos, libertad de elección, menos burocracia, más libertad y prosperidad. La Junta Directiva debía saber que las cifras eran muy positivas”, ha continuado, sacando pecho de los pactos conseguidos en regiones como Andalucía, Murcia y Castilla y León: “Esperamos que Madrid se desbloquee pronto”.

Además, sobre la Sesión de Investidura fallida de la semana pasada, Casado ha rechazado cualquier tipo de responsabilidad: “La izquierda se ha peleado por cargos y por prevendas. No solo no le hacía falta el PP, se han atrevido con este tipo de socios ahora: nacionalistas y fuerzas radicales”.

Además, ha cargado duramente contra los acuerdos de Concha Andreu en Navarra. Ha justificado que “además de los radicales de Podemos también pactan con los abertzales, con los herederos de Batasuna”, a la par que sentenciaba que esto es una “vergüenza para las víctimas del terrorismo”.

“El refrán dice que hechos son amores. Aunque se disfracen de moderados, es muy difícil pactar a la vez con el PP, que tiene 20 víctimas del terrorismo en sus filas, y recibir el apoyo imprescindible de Bildu. Es la hora de la verdad para el PSOE y ha elegido. Aquí ya no tiene ninguna petición que formular. Que no nos hagan responsables del bloqueo en España”, ha ratificado.

Portazo a las reiteradas peticiones de altura de Estado de su homólogo socialista, Pedro Sánchez. No habrá abstención, no habrá facilitación ni medias tintas. Casado reivindica su papel como líder de la oposición y contrapunto del todavía presidente del Gobierno en funciones. Además, para ello, se ha reforzado con un equipo cercano a su visión del rumbo que debe adoptar el partido: Cayetana Álvarez de Toledo, portavoz en el Congreso de los Diputados (criticada internamente por el sector más moderado de la formación) y Javier Maroto en el Senado (senador por Castilla y León con una ominosa jugada equilibrista).

“A nadie se le escapa que la portavoz en la Cámara Baja sea la número uno en Barcelona y el portavoz en el Senado fuera alcalde de Vitoria da una idea del camino que quiere adoptar el partido. Han recibido presiones y haremos frente a ellas”, ha matizado el presidente popular. "Yo creo que Cayetana es la portavoz que todos los partidos querrían tener. Hay que hablar de la brillantez dialéctica e ideológica que tiene. Respecto a los clichés de si estamos más a la izquierda o a la derecha, dos millones y medio de votantes se han ido a Vox. No nos verán tan de derechas". 

"Hay que trabajar y convencer", ha sentenciado. Nuevo rumbo, que se aleja del legado de Rajoy y se acerca al ala más conservadora. A la inversa, Cayetana Álvarez de Toledo renunció a continuar en el PP; ahora escala puestos de la mano de un Pablo Casado que ha impreso un viraje derechista a su formación para ganar terreno, recuperar los votos perdidos y obtener la confianza de la mayoría de los españoles.