El cofundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, ha sido víctima -una vez más- de la estrategia de persecución de la vida privada de los politicos de izquierdas que la ultraderecha ha desarrollado en los últimos tiempos.

El político se ha visto en el foco de las cámaras de Vox de nuevo este verano. Esta semana le han fotografiado mientras conversaba con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en una terraza de Baiona, Pontevedra. ''Es una reunión con Yolanda, que es amiga y además compartimos proyecto político. Nos reunimos cuando nos da la gana y donde queremos'', defiende Monedero en declaraciones a ElPlural.com.

Pregunta: ¿Por qué cree que la ultraderecha ha optado por este camino, de atacar la vida privada de los políticos de izquierdas para hacer precisamente política?

Respuesta: En España se han juntado tres cosas: una derecha que siempre que pierde el poder y no ve oportunidades cercanas de recuperarlo decide empezar el juego sucio. Con policías políticas, obstrucción a la justicia, manipulaciones o filibusterismos parlamentarios...; también el agotamiento del marco territorial y las tensiones independentistas han dado argumentos a una extrema derecha que estaba agazapada; y siempre que hay crisis económica el capitalismo activa sus planes b, fórmulas de autoritarismo. Nos encontramos con un clásico: el acoso a los políticos de izquierdas. Lo vivimos en la II República y ahora el gobierno de coalición.

(P): Pero curiosamente la ultraderecha se jacta de defender la libertad individual

(R): Es que es mentira... Su identificación con el liberalismo es mentira, es un recurso mediático, una estratagema. ¿Cómo van a ser liberales los que blanquean pines parentales, los que están en contra de la libertad de todos? Buscan justificaciones que les permitan ejercer su violencia. La crisis con los progresistas en el poder genera una reacción típica, como cuando la patronal a principios del siglo XX contrató pistoleros para acabar con las huelgas. Tiene la misma lógica que no aceptar el marco democrático cuando les perjudica.

El ADN de la derecha española no es democrático. Está dispuesta a aguantar al rey huido, que el PP rompa pruebas de la Gürtel, de la Kitchen... lo permiten todo. Si también en la televisión justificas el linchamiento a los tertulianos o haces manadas mediáticas no es extraño que en la calle haya gente que se crea con derecho a faltar el respeto a quienes se identifican con la ideología de izquierdas'.

(P): ¿Cómo valora la estrategia de acoso a la vida privada de la izquierda?

(R): 'Hay una parte que no deja de ser una farsa que es la idea de España con pequeños delatores con una lógica de la Gestapo que donde tu fotografías a políticos de izquierdas en donde les veas. Mandas la foto y ellos ya la convertirán en algo que intente humillar o denigrar y generar una situación violenta. Te pueden fotografiar en el dentista, en la calle, en vacaciones, con gente... a ver si logran hacer ruido. O, con esa lógica de manada, que te intenten echar de un bar, como pasó en Sanlúcar.

Detrás de todo esto hay una lógica cortijera de España, que emparenta con la Alemania nazi o la Italia fascista donde los ciudadanos se convierten en cómplices del autoritarismo. Que permitamos que un tipo publique fotos particulares de políticos y eso presuntamente está en la libertad de expresión y en el derecho a opinar, nos pone en una espiral muy complicada. Buscan crearte una situación de intranquilidad constante que se convierte en un acoso que recuerda mucho a lo que ocurrió en Italia y Alemania. Es profundamente preocupante.

(P): ¿Y la Justicia?

(R): Bueno... es extraño también que los jueces no hagan nada. Los mismos que no dudan en abrir investigaciones a Podemos, no ven razones para investigar a estos tipos ni al emérito ni a nadie... Forma parte de esa lectura de país que comparten algunos jueces, la extrema derecha, miembros de la patronal y esos militares que decían que había que fusilar a 23 millones de españoles. Todo esto son residuos de nuestra transición. Tuvo claros y enormes sombras. Como no podíamos hablar de las sombras porque parecía que se descalificaba todo el proceso, pues hemos generado unos ámbitos de impunidad que nos terminará estallando en la cara.