Moncloa y el Partido Popular, a través del vicesecretario Fernando Martínez-Maíllo, han redoblado en las últimas horas la presión sobre la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, para que dimita hoy mismo. Según ha podido saber El Plural , el presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, ha trasladado a sus lugartenientes que quiere tener esta crisis cerrada cuando aterrice en Madrid de regreso de Buenos Aires, donde se encuentra de visita oficial y un viaje que se ha visto totalmente colapsado por la crisis del ‘mástergate’.

Un escándalo inmanejable

Si en un primer momento tanto en Moncloa como en Génova (sede del PP) se confiaba en que Cifuentes pudiera parar el golpe del máster al que no asistió y que aprobó dos años después de matricularse, la avalancha de noticias sobre actas falsificadas, firmas falsas y el reconocimiento del director del máster de que ‘reconstruyó’ el acta de aprobado, han sumido a la dirección del partido gobernante en el cabreo. Del desconcierto al enfado, han señalado fuentes populares a este medio.

Tras la rueda de prensa del rector de la Universidad Rey Juan Carlos, en la que anunció que denunciaba el caso a la Fiscalía y el vicesecretario Pablo Casado enseñando sus trabajos fin de máster, el escándalo Cifuentes entró en barrena.

Sólo le queda Cospedal

La actual ministra de Defensa y número dos del PP, María Dolores de Cospedal, es el único apoyo firme y relevante que le queda a Cifuentes. Cospedal no pudo evitar su cabreo porque la convención nacional de Sevilla acabara convertida en la convención del máster con otro duro trago añadido, éste imputable a la número dos del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría, como fue la puesta en libertad de Puigdemont en Alemania.

Cospedal era partidaria de aguantar a Cifuentes para no regalar a Ciudadanos nada más y nada menos que la cabeza de la presidenta de Madrid a un año de elecciones municipales y autonómicas. Un sector del PP era -y es- partidario de que Ciudadanos se vea obligado a apoyar la moción de censura presentada por el PSOE para retratar a los naranjas como aliados de una izquierda extrema y ‘podemita’.

Sin embargo, el líder de Ciudadanos sentenció este martes esa opción. Albert Rivera advirtió que, si el PP no presentaba otro candidato antes de que termine abril, apoyarán la moción de censura. Aunque Rajoy respondió en Buenos Aires que las amenazas no son buenas en política, con su declaración Rivera envió un mensaje: aceptaba el reto de la moción porque para su partido es muy peor aparecer ante la opinión pública como el partido que sostiene a Cifuentes. Entre otras cosas porque no habrá universitario que vote a Cifuentes como presidenta otra vez.