Amancio Ortega y sus donaciones a la Sanidad pública han marcado algunos debates electorales.

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Se trata de uno de los pocos grandes empresarios españoles que no provienen de una saga familiar de alta alcurnia.

Eso no quiere decir que no se haya beneficiado del gran trabajo de los altos funcionarios migrados de la Administración pública a la gran empresa. De la protección estatal indirecta al mundo de los negocios en esta fase neoliberal del capitalismo.

Hasta hace muy poco, el número dos en Inditex era Carlos Espinosa de los Monteros y Bernaldo de Quirós. Este noble, marqués de Valtierra, es todavía presidente de Fraternidad Muprespa, mutua de referencia de Inditex.

Su hijo Beltrán Espinosa de los Monteros es director financiero de Stradivarius, otra de las ramas del grupo textil. Su vástago Iván es diputado de Vox, un partido que está profundamente comprometido con los que menos tienen.

Don Carlos, Espinosa padre, es Técnico Comercial y Economista del Estado, alto funcionario. Asesor de UCD en la transición y expresidente de Iberia y del antiguo Instituto Nacional de Industria. Su tío abuelo fue embajador español en la Alemania nazi.

Pero no es el único emigrado de la Administración a la gran empresa hecha a sí misma. El actual presidente de Inditex, como Espinosa de los Monteros, también es un burócrata de élite. Seguro que os suena el abogado del Estado Pablo Isla. Directivo de la Tabacalera recién privatizada en 2000 y reclutado por el primer gobierno de Aznar como presidente de Patrimonio del Estado.

Tanto Espinosa de los Monteros como Isla conocen los vericuetos necesarios para minimizar el pago de impuestos. Y para que las donaciones, que desgravan, se conviertan en una campaña de imagen que se paga a sí misma. Así da gusto ayudar.

Andrés Villena Oliver es doctor en Sociología. Acaba de publicar “Las redes de poder en España. Élites e intereses contra la democracia” (Roca Editorial).