Las declaraciones homófobas del Papa han llevado al Área de Libertades Sexuales de Izquierda Unida a volver a insistir en la necesidad de “un Estado verdaderamente laico y libre de imposiciones religiosas”. Así, han exigido al Gobierno que rompa con los acuerdos entre el Estado español y el Vaticano -recogidos en el Concordato (1953) y los posteriores acuerdos (1979)-, recordando que Benedicto XVI presentó el matrimonio homosexual como "una amenaza para la dignidad humana y el porvenir mismo de la humanidad".

"Institución retrógrada en conexión con las posturas del PP"
Desde IU denuncian que "estas nuevas declaraciones de odio y discriminación hacia la diversidad merecen una rectificación pública y urgente por parte de los representantes eclesiásticos, así como una condena firme y unánime de las instituciones democráticas de nuestro país". Además, recuerdan "los repetidos ataques de la jerarquía católica contra los derechos de la diversidad sexual y familiar ejemplifican las posiciones de una institución retrógrada, caduca, intolerante y antidemocrática, en perfecta conexión con las posturas discriminatorias del Partido Popular".

La FELGTB pide a Rajoy una "condena explícita"
También han reclamado implicación al PP desde la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), desde donde han pedido en un comunicado al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que lleve a cabo una "condena explícita" de las manifestaciones del Papa.

"La incitación al odio sí es una amenaza para la humanidad"
Antonio Poveda, presidente de FELGTB, alerta de que “estas palabras son despreciables, no son más que otra demostración del odio irracional que el Sr. Ratzinger tiene hacia las personas homosexuales. El problema es que estas palabras sirven de justificación a muchos fundamentalistas católicos para ejercer violencia hacia nosotras y nosotros, y alimenta el rechazo social y la discriminación. La incitación al odio sí es una amenaza para la humanidad”.

Pedirán de nuevo reunirse con Rouco
La FELGTB volverá a solicitar una reunión con la Conferencia Episcopal Española, por tercera vez en poco más de un año, para denunciar este acoso permanente de la jerarquía católica y la situación de discriminación que están viviendo las personas LGTB en muchas comunidades católicas.