Irene Montero, exministra de Igualdad, declara las tensiones internas ocurridas en torno a la polémica Ley 'solo sí es sí', en su libro 'Algo habremos hecho', publicado por la editorial 'Navona'. La autora repasa ,detalladamente, los principales momentos de su desarrollo político hasta la actualidad.

Según Montero, la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, reclamó su dimisión en plena crisis producida por la ley, llegando a requerir "gritando" que cuándo se iba a llevar a cabo su renuncia. También, se responsabiliza de proponer a Díaz como futura candidata electoral tras la salida del Gobierno del exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, destacándolo como el "error político más grande" cometido por su formación en estos años.

Montero critica que desde Moncloa, en lugar de haber trabajado junto a Podemos para encontrar una solución conjunta frente a las resoluciones judiciales que rebajaban condenas a agresores sexuales, optaron por “dejarla caer”, según sus palabras. Para ella, no priorizaron una respuesta coordinada ante lo que llama una “ofensiva judicial”, sino apoyaron una reforma que no se basaba en el foco del consentimiento, aspecto fundamental de la ley.

Además, esta exministra recuerda "muy angustiante y despreciable" el trato recibido por algunos de sus compañeros en Unidas Podemos, enfatizando que Yolanda Díaz solicitaba en determinadas reuniones su dimisión.

En este libro, Montero destapa la tensión política y personal que tuvo que hacer frente, en el que, para ella, no solo faltó apoyo, sino que además encontró dentro de su propio partido, actitudes “angustiantes y despreciables”.

"A Isa Serra (actual eurodiputada de Podemos), en una de esas reuniones le preguntó gritando en varias ocasiones que cuándo iba a dimitir Irene Montero", segura la exministra para añadir que, pocos días después, le hicieron llegar que la vicepresidenta "podría ver bien" que cesara a la exsecretaria de Estado de Igualdad Ángela Rodríguez 'Pam' y la exdelegada del Gobierno contra la violencia de género, Vicky Rosell.

"Ambas ('Pam' y Rosell) vinieron a mi despacho a poner sus responsabilidades a disposición. Aún lloro de rabia cuando lo recuerdo. Yolanda estaba actuando para forzar mi dimisión o la de alguna persona relevante de mi equipo", asegura Irene Montero.

Díaz "multiplicó la agresividad de los golpes"

También, sostiene que la decisión de impulsar la reforma desde el Ministerio de Justicia y “dejar caer a Igualdad” fue del presidente Pedro Sánchez. Sin embargo, añade que Díaz “multiplicó la agresividad de los golpes” al apoyar públicamente la postura socialista, lo que Montero interpreta como un intento de “herir de muerte a Podemos".

Uno de los momentos más difíciles para Montero fue su confrontación con Enrique Santiago, diputado de IU y miembro de Sumar, a quien atribuye que "veía bien" la propuesta del PSOE de regresar al esquema penal anterior a la ley. 

Durante una conversación en febrero de 2023, Montero le transmitió a Santiago su sospecha de que estaba negociando con el PSOE a espaldas del Ministerio de Igualdad. La exministra asegura que Santiago le respondió que estaba “encastillada”. Más tarde, Montero recibió accidentalmente unos mensajes de Santiago, enviados por error a la ministra de Hacienda María Jesús Montero, en los que detallaba su conversación con ella, lo que confirmó sus sospechas. “Es la última vez que hablé con Enrique”, declara Montero en su libro.

El 1 de febrero de 2023, la exministra recuerda que mantuvo una tensa conversación con Santiago, de quien sospechaba que estaba negociando "en su nombre o en el de Díaz con el PSOE, al margen de Igualdad" y que cuando le transmitió dicha preocupación éste le replicó que estaba "encastillada". Más tarde, Montero recibió mensajes de WhatsApp del propio Santiago que había enviado "por error a la Montero equivocada" (la ministra de Hacienda María Jesús Montero), en los que detallaba su conversación con ella, lo que confirmó sus sospechas. “Es la última vez que hablé con Enrique”, recalca Montero en su libro.

Montero enfatiza que todo el PSOE apoyó la "contrarreforma" de volver al marco penal anterior a la Ley 'solo sí es sí'. En su análisis, Díaz y otros compañeros vieron en la ofensiva judicial “una oportunidad de oro” para debilitar a Podemos.

María Jesús Montero “Firma la reforma, ministra. No tiene por qué acabar aquí tu carrera política”

Por otro lado, Montero también describe una llamada de María Jesús Montero, actual vicepresidenta primera, exponiéndole que no había tiempo para ninguna negociación y que era momento de firmar la reforma: “Firma la reforma, ministra. No tiene por qué acabar aquí tu carrera política”. La exministra rechaza la propuesta, viéndola como “una rendición ante la ofensiva judicial machista”. Aclara que, aunque podría parecer una amenaza, lo considera una muestra de cómo funciona el PSOE.

Este enfoque, según Montero, también se reflejó en Díaz, quien incluso sugirió a la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, si Montero quería "quizás una embajada, por ejemplo en Chile" porque era una buena salida política. "Estaban (...) reproduciendo ciertas reglas del poder que seguramente también habrán usado contra ellas y que ellas sí han aceptado", recrimina.

La conclusión que saca Montero de esta situación es que Sánchez optó por “silenciar al feminismo” y “castigaba” el "feminismo institucional" que había impulsado desde Igualdad.

"Veto" de cara a las elecciones del 23J

Finalmente, Montero revela que, de cara a las elecciones del 23J, el equipo de Díaz comunicó a su formación que estaba "vetada" a su candidatura, decisión en la que participaron figuras como la actual ministra de Sanidad, Mónica García, el exlíder de IU Alberto Garzón, el exportavoz parlamentario de Sumar, Íñigo Errejón, y la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau. Para Montero, fue parte de una “operación” para sustituir a Podemos por otro espacio electoral, en alusión a Sumar, que "no tuviese autonomía política" ni fuese "más allá de lo que el PSOE quisiera" en el Gobierno. Acepta que, al apoyar a Díaz en 2021 como candidata, subestimaron que ella acabaría, en su opinión, reproduciendo patrones de ruptura como los de Íñigo Errejón en el pasado.

Al respecto, admite que no calcularon, cuando propusieron en 2021 a la ministra de Trabajo como figura electoral de referencia, que Díaz se prestaría a ello como, a su juicio, recuerda a la ruptura protagonizada por Íñigo Errejón años atrás al distanciarse del partido.

Es más, lanza que la "progresía mediática y política" se afanó en "fortalecer a Díaz" para facilitarle lo que ésta "deseaba hacer con todas sus fuerzas: arrinconar cada vez más a Podemos de forma que anulasen su capacidad de decisión política en el Gobierno, para, a medio plazo, sustituir la dirección política del socio minoritario por otra que priorizase llevarse bien con el PSOE y no hacer nada que este no quisiera".

La elección de Díaz, concluye Montero, fue un intento de ampliar el espacio político de Unidas Podemos, pero “nos equivocamos”, admite, atribuyendo el apoyo a Díaz como “el error político más grande” cometido en estos años.

En otro pasaje de su libro declara que, en pleno choque con el PSOE para que dejara de dilatar la aprobación de la Ley Trans, la vicepresidenta le había hecho llegar a su equipo la "sugerencia" de que dejaran de insistir en la tramitación de la norma "porque generaba muchos problemas" en el PSOE.

Montero también describe cómo, en medio del conflicto con el PSOE por la tramitación de la Ley Trans, la vicepresidenta sugirió a su equipo abandonar la insistencia en la aprobación de la norma, debido a que "generaba muchos problemas" en el PSOE.