La gente que no oye bien corre el riesgo de sufrir trastornos mentales y demencia senil, según la Organización Mundial de la Salud (ONU). A nivel global se calcula que hay 1.500 millones de personas en el mundo con problemas auditivos, según ha analizado la mencionada organización.

Un informe estadístico del Instituto de investigación adjunto a la Universidad de Sídney ha destacado que el 91% de las personas que participaron en una encuesta tenían leves problemas y el 46% que apuntaban oír bien, en realidad lo hacían con problemas.

El profesor Bamini Gopinath, encargado principal de la cátedra de la Universidad de Macquarie, subrayaba que la gente ni se molesta en conocer si padecen problemas de oídos o acudir a una cita con un profesional para saber si oye bien o mal. En este contexto, matizaba que "la gran mayoría de la gente hacía una visita a un dentista o a un profesional de la vista, pero son pocos los que recurren a una cita para saber si oyen bien o mal".

Entrando en detalles, el profesor australiano sostiene que el estudio muestra que un buen porcentaje con problemas de audición no se preocupaba de visitar a un audiólogo, mientras que había otro tanto que se negaban a acudir a un especialista porque se conformaban con ver los subtítulos en los programas, noticias o series de televisión.

En la misma línea, un porcentaje sustancial mostraba que no querían acudir al especialista porque tenían la noción de que solamente las personas de la tercera edad necesitaban hacerse un reconocimiento en los oídos.

Toque de atención de los escépticos

Phillip Adams, laureado periodista australiano especializado en política, economía y ciencias sociales y autor de más de 20 libros cuyas ventas se sitúan por encima del millón de dólares, narraba en uno de sus programas que un día se dio cuenta de que no podía oír bien a sus invitados en el programa que se transmite a diario en la cadena de radio ABC.

De inmediato se puso en contacto con un audiólogo para conocer el alcance de su sordera y cuáles serían los mejores audífonos para remediar la situación. Acto seguido, hizo un video narrando su experiencia y la necesidad de acudir a un profesional para mejorar la situación. Dijo que se sentía mucho mejor escuchando con los audífonos a sus invitados al programa o a la hora de entrevistarlos.

Riesgos de la sordera

La periodista Sue Williams, quien ha vivido en varios países antes de alojarse en Australia, destaca que hoy en día existen pruebas concluyentes sobre la necesidad de ponerse los audífonos para evitar males mayores.

Williams ponía el acento en las últimas investigaciones realizadas por el organismo estadounidense John Hopkins de la Escuela de Medicina. En este aspecto, los resultados de los especialistas fueron concluyentes y dejaban claro que las personas que padeciesen de leves síntomas de sordera podrían tener demencia senil, mientras que los pacientes que sufren severos problemas de oídos tienen cinco veces más de probabilidades de contraerla.

Abusos de las empresas dedicadas a la venta de audífonos

Un informe del organismo regulador de hace poco más de un lustro detalla que el mercado de los audífonos en Australia había aumentado con prácticas nada recomendables con las que se ofrecían jugosas comisiones e incentivos a los gerentes y empleados de las clínicas o establecimientos. Además, se fijaban objetivos de ventas con el fin de aumentar los beneficios.

En este aspecto, las empresas manufactureras de los productos rebaten los argumentos diciendo que todos los años tienen que invertir millones de dólares para diseñar e investigar los productos que compran las personas con problemas de audición.

En lo que respecta al coste de los audífonos, las fuentes de información añaden que los audífonos Oticom rondan por encima de los 10.000 dólares australianos, dependiendo de la tecnología que el cliente quiera utilizar.

Pero lo que está muy claro es que en los últimos cinco años el número de clínicas y establecimientos y farmacias que venden audífonos han aumentado exponencialmente, incluso online, lo cual supone un gran reto para el organismo regulador ACCC.