España no asumirá el objetivo de destinar el 5% del PIB al gasto militar. Así se lo ha comunicado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al secretario general de la OTAN, el neerlandés Mark Rutte. El ex primer ministro de los Países Bajos solicitó a los aliados cumplir con tal objetivo, escasos meses después de que Moncloa cumplimentara con la frontera del 2% en gasto en Defensa. En este sentido, a través de una carta a la que ha tenido acceso ElPlural.com, el jefe del Ejecutivo cierra la puerta a comprometerse con una meta “irrazonable y contraproducente”, pues alejaría a España del “gasto óptimo” y complicaría “los esfuerzos de la Unión Europea para fortalecer su ecosistema de defensa y seguridad”.

El presidente del Gobierno esgrime en su carta a Rutte que la meta del 5% que propone el secretario general de la OTAN “provocaría una desaceleración económica, presiones inflacionistas y desinversión en actividades que tienen un efecto multiplicador mayor que el gasto en defensa”. De hecho, redunda en su tesis de que tal objetivo es contrario al mantenimiento del Estado del bienestar y la visión que el Ejecutivo de coalición tiene del mundo actual.

Así, ve “imposible” alcanzar la barrera del 5% si éste no va acompasado de una subida de impuestos “a las clases medias”, la reducción de servicios públicos y postergar la “transición verde”. Por tanto, Sánchez opta por no acometer tales “sacrificios”, al tiempo que reclama al ex presidente de Países Bajos una fórmula que permita mayor flexibilidad en la “declaración conjunta” tras la cumbre de la OTAN que, en definitiva, permita a España quedar exenta del margen que propone la Alianza Atlántica.

Subida asimétrica

Semanas atrás, la ministra de Defensa, Margarita Robles, ya sugirió la negativa de España al compromiso del 5%. En este sentido, argumentó que tan sólo bastaba un ligerísimo incremento del gasto militar se pueden cumplimentar las metas de capacidades que ha delimitado la OTAN. No obstante, su secretario general no está en absoluto de acuerdo con la postura de Robles, dado que, a su juicio, los nuevos objetivos delimitados por el contexto geopolítico obligan a una subida generalizada. Pese a ello, Sánchez pone sobre la mesa una subida asimétrica, en la que algunos países tengan que elevar el gasto al 5% para dar respuesta a los requisitos de la Alianza, mientras que advierte de que España sólo está dispuesto a llegar al 2,1%.

Según expone en su misiva el presidente, se trabaja en la interoperabilidad, las compras conjuntas o el equilibrio de la defensa transatlántica en el marco de la Unión Europea, mirando a Rusia pero pendientes también del flanco sur – crucial para España e Italia -, por lo que se necesita “margen de maniobra”.

El jefe del Ejecutivo entiende que cada Gobierno tiene el “derecho legítimo” a decidir si tiene la “voluntad o no de hacer” los sacrificios que requiere la subida al 5%. “Como un aliado soberano, elegimos no hacerlo”, expone un Sánchez que da un portazo a la propuesta de declaración conjunta, cuya viabilidad depende de la unanimidad de los 32 estados miembros de la OTAN. Sin embargo, advierte de que su fin no es “obstruir los resultados” de una cumbre que considera crucial para el devenir del tablero geopolítico. Por ello, pone sobre la mesa una “fórmula más flexible” en la declaración de este ejercicio, que permita a cada estado a “elegir el camino para cumplir con sus objetivos de capacidades” y se introduzca un “objetivo de gasto opcional”. “Nos permitiría preservar el objetivo del 5% en la declaración para quienes lo necesiten o quieran perseguirlo”, remacha.

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