El ultranacionalista Calin Georgescu ha ganado la primera vuelta electoral rumana este domingo. Con un sorprendente resultado del 23% de los votos, los efectos de un político que ha manifestado su apoyo al Kremlin, crítico con la OTAN y resistente a las ayudas a Ucrania, son inciertas.

El favorito para estas elecciones era Marcel Ciolacu, líder del Partido Socialdemócrata (PSD) y primer ministro rumano, pero ha presentado su dimisión tras el anuncio de la victoria del ultranacionalista.  La competición de Georgescu es Elena Lasconi, presidenta del partido de centroderecha Unión Salvar Rumania (USR) y alcalde del municipio de Câmpulung con un 19% de los votos. Cabe remarcar que la participación electoral fue del 51%.

Por qué Europa está preocupada

Los sondeos le ortorgaban el 5% de los votos a Georgescu, según la BBC, lo que hace que esta victoria sea una sorpresa para muchos. Sin embargo, ha formado parte de Naciones Unidas (ONU) en materia de sostenibilidad, dónde ha ocupado varios puestos, con el puesto más destacable de director del Centro para el Desarrollo Sostenible durante 13 años.

Su política es proteccionista y ultranacionalista. Ha descrito a Putin como un “hombre que ama a su país”, de acuerdo con The Guardian, algo que tiene impacto directo sobre la guerra en Ucrania porque rompe parte del aparente consenso de la mayoría de las países de la Unión Europea. No obstante, no ha manifestado explícitamente su apoyo a Rusia. Ha condenado el sistema antimisil de la OTAN en el sur de Rumanía por ser “una vergüenza de la diplomacia” y ha cuestionado a la alianza militar, poniendo en duda la protección del tratado en el caso de que los países miembros sufran un ataque ruso, según Reuters.  

Hasta este lunes, Rumanía se había resistido a movimientos nacionalistas, a diferencia de sus vecinos como Hungría y Eslovaquia. Georgescu formaba parte del partido ultraderechista Alianza para la Unión de Rumanos (AUR) y fue propuesto cinco veces para la posición como primer ministro, pero fue expulsado del partido por su ideología excesivamente radical, según El País. Ahora, el líder de la AUR, George Simion, apoya a su candidatura.

Una campaña digital en Tiktok

El peso de la campaña del candidato ultraderechista se ha concentrado en la red social Tiktok. Se enfocó en la necesidad de reducir la importación de comida y energía en el país y la finalización de las ayudas para ucrania, según The Guardian. Con casi 300 mil seguidores y 3,9 millones de me gustas en Tiktok, el uso político de las redes sociales como herramienta de campaña se está volviendo cada vez más común. La explicación principal es el acercamiento al electorado; “los partidos políticos convencionales han perdido su conexión con los rumanos normales”, contó el asesor político Cristian Andrei respecto a este uso de redes sociales.  

Otro político que ha empleado Tiktok como plataforma para conectar con su electorado es Kamala Harris. Pese a que perdió las elecciones estadounidenses, tiene 9,3 millones de seguidores en Tiktok y casi 150 millones de me gustas. Se ha probado que las redes sociales pueden ser empleadas para distorsionar campañas electorales (como en el caso de Cambridge Analítica) pero el impuso hacia la plataforma china es una novedad. Además, es una estrategia eficaz dado que se ha investigado y probado que “instituciones mediáticos tienen un papel central en darle forma al debate democrático y la formación de las preferencias de los votantes”, según cuenta el Consejo de Europa.

Pese a las dificultades informativas de las redes sociales por su falta de transparencia en sus algoritmos, es una herramienta que permite que una campaña electoral sea mucho más barata. Georgescu ha dicho que ha gastado “zero” en su campaña, de acuerdo con el Financial Times.

El fenómeno de la ultraderecha en Europa

La victoria de Georgescu va en tándem con la elección de Trump y el auge de la ultraderecha a nivel internacional con figuras como Marine Le Pen, Giorgia Meloni, Santiago Abascal y Viktor Orbán. Hace unos meses, el grupo de la ultraderecha ganó 22 escaños el parlamento europeo, concentrando así el 18% de los escaños, según Newtral.

Parece que se ha marcado una nueva era en Europa con el auge de nacionalismos, reflejado en Estados Unidos con la elección de Trump y la desmovilización masiva de los votantes del partido demócrata. Parte de la prosperidad de la derecha se podría atribuir a la frustración del electorado en muchos países. El experto en relaciones internacionales, Valentina Naumescu, contó que, en el caso de Rumania, “había una expectación, un deseo por un voto de venganza, un voto de protesta, para los que tienen muchas frustraciones, con rebelión, con ira hacia el sistema”, según The Guardian.

Este fenómeno también se enmarca en un contexto de recuperación e inestabilidad económica para algunos países. El 21,4% de la población europea está en riesgo de pobreza o exclusión social; Rumania tiene el 32%. Esto se refleja en problemas sociales centrales como puede ser la crisis de la vivienda, donde la Federación Europea de Organizaciones Nacionales Trabajando con el Sinhogarismo (FEANTSA) estima que 900.000 personas viven en la calle en Europa.