El Día D para Teresa Ribera. La todavía titular de Transición Ecológica se somete a un examen en el Parlamento Europeo, previo al visto bueno a su designación como comisaria de Competencia y Transición Justa y Limpia de la renovada Comisión Europea. La derecha española, auspiciada por sus socios comunitarios, caldea el ambiente de la prueba. El PP de Alberto Núñez Feijóo maniobra entre bambalinas para entorpecer su nombramiento, como mínimo. Sin embargo, el otro gran dique a superar no está en el Partido Popular Europeo, sino en el candidato de la ultraderechista italiana Giorgia Meloni. Raffaele Fitto está dispuesto a ensuciar el nombramiento de socialista.

Fito, uno de los principales escollos de Ribera en el camino a la vicepresidencia de Transición Justa y Limpia, no congrega el halago de las familias socialista y liberal en la Eurocámara, sino todo lo contrario. Esta clase de audiencias han tomado una deriva de intercambio de cromos entre los diversos grupos, aunque la nominación del transalpino como vicepresidente ejecutivo no ha tomado estos derroteros. No al menos en la vía clásica de transacción entre familias, pues implica la irrupción de la extrema derecha en las altas esferas comunitarias.

Todo candidato que se someta a estas audiencias ha de aglutinar dos tercios del apoyo de los coordinadores de las comisiones ante las que se examine cada uno. De ahí que el apoyo de la familia socialista resulte crucial en la nominación de Fitto a la primera y el voto favorable del PPE, así como del resto de fuerzas de extrema derecha, no es suficiente para garantizar la unción de uno de los potentados de Meloni en las instancias europeas. Así, el resultado de este examen despejará las incógnitas del resto de comparecencias en esta primera jornada junto con la de la alta representante, Kaja Kallas.

Maniobras en la oscuridad

El Partido Popular ya manifestó su intención de ponerle las cosas complicadas a Teresa Ribera en su examen. Tanto es así que buscarán una estrategia de acoso y derribo con la DANA y la ausencia de la candidata en virtud de su posición en el Gobierno de España, que aún conserva hasta dar el salto definitivo a la Comisión Europea. Una posición que concuerda con la defensa a ultranza de la familia conservadora sobre el candidato de Giorgia Meloni.

Ya hubo un primer acercamiento entre la derecha y la ultraderecha cuando hubo que pactar el calendario de las audiencias. Sendas familias votaron en contra de los intereses socialistas y liberales para dejar a los vicepresidentes en el último lugar. Ambos grupos buscaban que estos fueran los primeros en someterse al escrutinio del Parlamento Europeo para amortiguar un posible rechazo a alguno de los nominados y su uso posterior a modo de castigo hacia los primeras espadas.

En fueros europeos se da prácticamente por garantizado que si el nominado de Meloni tiene que ir a la reválida porque tanto los socialistas como los liberales lo rechazan, el Partido Popular Europeo no entregará su apoyo a la vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica socialista. Harán lo propio con el candidato francés, Stehane Sejourné, que pasarán por la sala de interrogatorios después de que decidan sobre el futuro del transalpino.

No obstante, hay otro escenario y no ofrece mayores certidumbres. Si los socialistas se tragan el sapo y garantizan la nominación del ultraderechista Fitto, ¿haría lo propio el PPE habida cuenta de que los eurodiputados españoles insisten en torpedear el proyecto de Ribera? Dudas que a esta hora carecen de respuesta, aunque varios medios de comunicación apuntan que, de ocurrir, cavaría una trinchera entre los aliados de la coalición comunitaria. Tensión que ya se respira en ambientes centroeuropeos, especialmente después de que los conservadores europeos levantaran el cordón sanitario impuesto a la extrema derecha.

Tampoco se sienten tranquilos en el PPE. En absoluto. Y es que un posible veto a Ribera contraería más riesgos para el propio partido si hacen buena las exigencias de Alberto Núñez Feijóo, pues ahora la pelota estaría en el tejado del presidente del Gobierno. Sería Sánchez el encargado de elevar otra propuesta, con todo lo que eso convierte. Sin embargo, en los ánimos de Von der Leyen se encuentra la  necesidad de “trabajar cuanto antes” por la “complicada situación internacional” y la “gran cantidad de asuntos pendientes en Europa”. Aunque, en definitiva, también podría interpretarse como un correctivo a para Von der Leyen, que habría expuesto a Ribera en una de las comisarías más sustanciosas de la Comisión.

El PP y la DANA

Al margen de extrañas alianzas bien avenidas por la conveniencia, los populares de Feijóo quieren exportar el debate sobre los afectos causados por la DANA y que han dejado más de 200 muertos en el este del país. Por ahí pivotará un PP que quiere profundizar en la atribución de una supuesta inacción desde los ministerios ante la riada.

Los conservadores, de hecho, han subido el tono contra la vicepresidenta por haber desaparecido del mapa durante lo peor del temporal. La audiencia en el Parlamento Europeo se centrará en su capacidad para afrontar su nuevo cargo, aunque la comparecencia es permeable a preguntas de corte más nacional, por lo que es previsible que el PP quiera poner este asunto sobre la mesa.

En cualquier caso, lo que es impepinable es que Ribera deberá contestar las preguntas de las comisiones de Asuntos Económicos y Monetarios de tales comisiones. También a los interrogantes que planteen desde Seguridad Pública y Seguridad Alimentaria e Industria; Investigación y Energía. Todos ellos responsables de evaluar un candidatura, junto a representantes de deberá responder a una pregunta de otras cinco comisiones en calidad de invitadas: Mercado Interior y Protección del Consumidor; Empleo y Asuntos Sociales; Transporte y Turismo; Desarrollo Regional y Agricultura.