El ministro de Exteriores de Líbano, Abdalá Bou Habib, ha hecho un llamamiento urgente a las Naciones Unidas para que ejerzan una "máxima presión" sobre Israel. El motivo de esta solicitud es frenar la escalada de tensiones tras un reciente ataque coordinado, atribuido a Israel, que ha afectado a miles de dispositivos de localización pertenecientes al partido-milicia libanés Hezbolá. Durante una reunión con Jeanine Hennis-Plasschaert, coordinadora especial de las Naciones Unidas en Líbano, Bou Habib describió el ataque como "un ataque flagrante a la soberanía y la seguridad de Líbano" y una "clara violación de todas las convenciones y normas internacionales".

El ataque no solo ha suscitado preocupación por su magnitud, sino también por el riesgo de que pueda expandir el conflicto y sumir a la región en un ciclo de violencia aún mayor. En este contexto, el ministro libanés ha instado a la ONU a que asegure que Israel ponga fin a sus ataques en Líbano e implemente la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Por su parte, Hennis-Plasschaert expresó su condena al ataque y recordó a todas las partes involucradas que, según el Derecho Humanitario, "los civiles no son un objetivo y deben ser protegidos en todo momento". Además, destacó la gravedad de la situación al señalar que "incluso una sola víctima ya es demasiado". La coordinadora de la ONU también hizo un llamado a todos los actores para que se abstengan de cualquier acción o retórica belicosa que pueda desencadenar una conflagración más amplia.

El ministro de Exteriores de Líbano exige a la ONU que presione a Israel tras un ataque sin precedentes

El Gobierno de Líbano ha informado que el número de víctimas mortales debido a la explosión de estos dispositivos ha ascendido a doce, incluyendo dos niños y dos trabajadores sanitarios. El ministro interino de Sanidad libanés, Firas Abiad, ha indicado que la cifra de heridos oscila entre 2.750 y 2.800, con 300 de ellos en estado grave. Aunque inicialmente las explosiones fueron atribuidas a un ataque informático, funcionarios estadounidenses han confirmado que la Inteligencia israelí consiguió ocultar material explosivo en un nuevo lote de unos 3.000 dispositivos importados a Líbano. Estos aparatos contenían entre 30 y 60 gramos de explosivos junto a la batería y un sistema que podía ser activado remotamente para detonar a su llegada a territorio libanés. Tras la importación, Hezbolá distribuyó los dispositivos entre sus miembros en Líbano, Siria e incluso Irán.