El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, continúa este martes con su participación en el 80º período de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, que se celebra en la ciudad estadounidense de Nueva York. El encuentro que reúne a los grandes líderes mundiales está marcado por el genocidio que Israel está perpetrando en Palestina, situación que ha revestido la figura del mandatario español de especial relevancia, llegando a airearse desde algunos sectores una posible y sorprendente candidatura al Premio Nobel de la Paz, y le ha obligado a una primera jornada maratoniana, con hasta ocho compromisos.

El lunes de Sánchez comenzaba a primera hora, con un encuentro con inversores en la Oficina Económica y Comercial de España. Inmediatamente después, el presidente del Gobierno se daba cita con el consejero delegado (CEO) del fondo de inversión BlackRock y uno de los hombres más poderosos del mundo, Larry Fink, con quien se ha visto ya en un gran número de ocasiones. Finalizado el tradicional encuentro casi anual con el multimillonario, llegaba el turno del primer evento de la agenda de gran importancia, por la tribuna y la cobertura pública.

Condena del genocidio de Israel y defensa de la población palestina

Desde la Universidad de Columbia, con motivo del Foro de Líderes Mundiales, el jefe del Ejecutivo pronunciaba un discurso ante una reputada audiencia, ante la que ha defendido una respuesta “progresista” a los desafíos globales. Una economía abierta y justa, un orden internacional basado en reglas y la fortaleza de las sociedades abiertas construían los pilares del discurso de Sánchez, que lanzaba su primera condena a los crímenes israelís. “Proteger a un país es una cosa; matar a más de 60.000 civiles, desplazar a dos millones de personas, bombardear hospitales y matar de hambre a niños inocentes es algo muy distinto”, apuntaba.

El presidente no se detenía en este punto y, más allá de la condena, llamaba a los pocos países que aún no han reaccionado y no reconocen el Estado de Palestina, entre ellos Estados Unidos (EEUU), a “no mirar hacia otro lado” ni mantener un “doble rasero” con Israel y Rusia. “El genocidio es el peor crimen de lesa humanidad”, citaba como lección del siglo XX, “la otra lección que aprendimos es que no podemos mirar hacia otro lado. Es imperdonable”, añadía. "La comunidad internacional no puede quedarse callada, no puede quedarse paralizada", zanjaba Sánchez.

Las bombas caen ahora mismo y el hambre mata

Una vez abandonado el foro universitario, al español le tocaba intervenir en la Conferencia Internacional de alto nivel para la solución pacífica de la cuestión de Palestina y la implementación de la solución biestatal, ya en la sala de la Asamblea General de la ONU y con la compañía del ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares. Aprovechando este altavoz, el mandatario socialista ahondaba en la necesidad de “parar la matanza” que está acometiendo Israel, "en nombre del Derecho Internacional y en nombre de la dignidad humana”, exponía.

"En este preciso momento las bombas siguen cayendo indiscriminadamente sobre la población gazatí y el hambre mata a mujeres, a ancianos y a niños", lamentaba el presidente del Gobierno, asegurando que no será posible la solución de los dos estados si la población de uno de ellos es “víctima de un genocidio”.  En ese momento, aprovechaba para reclamar que Palestina se convierta en “miembro de pleno derecho de la ONU” y exigir al conjunto de países "un compromiso colectivo para frenar la barbarie y la guerra" y la adopción “inmediata” de medidas “valientes” para “frenar la barbarie”. “Que lo injusto no nos sea indiferente", se despedía.

Feminismo internacional y compromiso medioambiental

Más allá de la cuestión palestina, el líder español también ha abordado la temática feminista, aprovechando en la reunión por el 30º aniversario de la Conferencia de Beijing sobre la Mujer. Desde el salón del Consejo de la Administración Fiduciaria de la ONU, Sánchez llamaba a "resistir frente a esa ola involucionista que gana desgraciadamente terreno", haciendo alusión a la amenaza para los derechos de las mujeres que supone el avance internacional de la extrema derecha.  "O avanzamos todos o no avanzamos ninguno", continuaba, reforzado el anuncio de la primera estrategia de cooperación feminista en España.

Finalizada esta comparecencia, al presidente del Gobierno le tocaba reunirse con el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, con quien mantiene una gran sintonía. De la cita ha trascendido poco, pero Sánchez revelaba que ambos abordaron las crisis internacionales, los desafíos tecnológicos y los problemas medioambientales. "España es y seguirá siendo un pilar del multilateralismo. Con acciones concretas, como la Casa de Naciones Unidas en Madrid y la Plataforma de Reforma del Multilateralismo, nuestro compromiso es firme y mira al futuro", compartía a través de sus redes sociales.

Todavía le queda a Sánchez tiempo para un evento más, Global Goalkeepers Award, organizado por la fundación Bill Gates, con cuyo presidente tendría tiempo de reunirse antes de comenzar al acto. “Salud mundial” en todos los continentes y “el aumento de la ayuda, la cooperación y el desarrollo”, a más de incidir en el exterminio de la población palestina, y la guerra de Ucrania, copaban el discurso de Sánchez en el Lincoln Center. Un último abordaje de una larga jornada que concluyo con la recepción, de las manos del propio Bill Gates, del galardón que le reconoce como líder mundial comprometido con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

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