Este jueves, la ministra de Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, ha respaldado la propuesta del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, sobre promover un liderazgo femenino en la Organización de las Naciones Unidas. Baerbock, durante su intervención en el 79 periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU en Nueva York, ha manifestado que "la próxima secretaria general de Naciones Unidas tiene que ser mujer" para progresar en la representación femenina global.

"Las mujeres representan el 50 por ciento de la población de cada país, pero en 80 años esta organización nunca ha tenido una secretaria general", señaló Baerbock, subrayando la necesidad de que la ONU predique con el ejemplo en términos de igualdad y justicia. Aunque reconoció que este cambio no solucionaría de inmediato todas las desigualdades existentes, destacó la importancia de un esfuerzo conjunto para defender "los derechos de las mujeres", que consideró universales y fundamentales.

Además, Baerbock ha abogado por una reforma de los organismos de la ONU, reflejando una crítica común sobre la estructura de poder que se ha mantenido desde la Segunda Guerra Mundial. "Nuestro sistema multilateral refleja todavía una época en la que casi ninguno de los que estamos aquí presentes había nacido", criticó, haciendo especial mención a la infrarrepresentación de los países africanos en los mecanismos de decisión global.

Apuesta por el liderazgo femenino en la ONU

En otro orden de asuntos, respecto a la situación en Oriente Próximo, la ministra alemana ha instado tanto a Israel como al partido-milicia chií libanés Hezbolá a aceptar una propuesta de tregua de 21 días. Baerbock ha advertido que "una escalada regional más amplia no aportaría a nadie una seguridad duradera". A pesar de las frustraciones por la falta de avances, ha reiterado su compromiso con la búsqueda de una solución política que permita a israelíes y palestinos coexistir pacíficamente.

"Para mí, la resignación simplemente no es una opción", afirmó Baerbock, destacando la necesidad de reconocer el dolor y los intereses de los demás, así como de escuchar abiertamente las quejas para avanzar hacia la paz. Este enfoque, sugiere, es esencial para superar las barreras del terrorismo y el extremismo en la región.