En ese acoso y derribo también participó Manuel Marchena, magistrado del Tribunal Supremo, que tras varios meses de instruir la causa contra Garzón se vio obligado, con resignación y melancolía no disimulada, a su archivo alegando la prescripción de un presunto delito de cohecho impropio y descartando que hubiera habido  prevaricación en las resoluciones que Garzón había firmado sobre el Banco Santander y por tanto ajustadas a derecho.

Esta breve referencia a uno de los tres juicios a los que fue sometido el hoy exmagistrado de la Audiencia Nacional viene a propósito de la doble, triple y cuádruple moral que cuando se trata de sus asuntos practican los genoveses originales y genuinos y que a continuación os vamos a contar. Vayamos por partes. De entrada, repasemos a los protagonistas de esta historia.

Por un lado, nos encontramos con una remozada Escuela de Mandos que mantienen desde 1989 abierta los genoveses bajo el pomposo nombre de Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES).

Por otro, tenemos a un grupo de Instituciones y Organismos Públicos: Comunidad de Madrid, presidida por Esperanza Aguirre; Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, cuyo titular es José Ignacio Wert; Ministerio de Exteriores y Cooperación que dirige José Manuel García Margallo y la Diputación Provincial de Barcelona, presidida por Salvador Esteve i Figueras (CiU) con el apoyo del PP cuyo vicepresidente primero es Alberto Fernández Díaz, hermano de quien te estás imaginando.

Los primeros (FAES) y los segundos (Administraciones Públicas) se ponen de acuerdo y deciden colaborar entre sí.  Queda constancia de esta colaboración en la última Memoria de Actividades 2011 que, para los más inquietos, se puede consultar y descargar en la web de la Fundación genovesa.

A partir de aquí, no hay que ser muy suspicaz: se abren serias dudas sobre cuáles son los límites éticos, jurídicos y políticos que deben prevalecer en este tipo de colaboraciones públicos-privadas y, sobre todo, donde acaban y comienzan las diferentes responsabilidades de los protagonistas que se dan cita en este asunto y que, además, gestionan presupuestos públicos.

Visualicemos estas dudas, por ejemplo, a través de cada uno de los colaboradores que aparece en la citada Memoria.

En primer lugar, Comunidad Madrid. Si repasamos la composición del Patronato de la Fundación, entre otros, forman parte como vocales Esperanza Aguirre, presidenta del PP y del Gobierno de la CAM, y su consejero de Sanidad, Javier Fernández-Lasquetty. También figuran conocidos genoveses con fuertes relaciones con la organización del PP en Madrid.  Si además repasamos el listado de participantes en los Cursos, Seminarios y Campus de verano, son innumerables los genoveses madrileños con responsabilidades institucionales que figuran como ponentes e invitados de postín.

En segundo lugar, los casos de los dos ministerios- Educación y Exteriores. La presencia activa en los cursos de sus actuales altos cargos, consortes incluidos, resulta apabullante. Desde los ministros Wert Ortega y García Margallo, pasando por secretarios de Estado, subsecretarios y directores generales varios, el listado se hace interminable. Y para aquellos que todo lo relativizan, que seguro los hay y nos leen, y nos acusen de que también esos mismos ministerios con gobierno socialista colaboraron en algún momento, solo recordarles que sus máximos responsables ni participaron ni fueron invitados ni forman parte de su Patronato.

Dicho coloquialmente, los que deciden establecer una colaboración institucional y económica con la modernizada Escuela de Mandos genovesa son los mismos que forman parte de los órganos de la Fundación agraciada por esos acuerdos y que además son colaboradores necesarios para el buen desarrollo de su actividad académica, política y sobre todo, partidista. En fin, no hay nada como ser juez y parte.

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