Podemos ha ganado y perdido al mismo tiempo. Los de Pablo Iglesias han superado la cota psicológica de los 40 escaños y han cosechado 42 (35 Unidas Podemos y 7 En Comú Podem). Son 25 diputados menos que en las elecciones del 2016, un revés de proporciones bíblicas. No obstante, dadas las expectativas, el resultado ha sido celebrado por la plana mayor del partido.

Con rostro más que serio, el propio Iglesias ha admitido durante su comparecencia que “nos hubiera gustado un resultado mejor, pero es suficiente para frenar a la derecha y la extrema derecha y construir un Gobierno de coalición de izquierdas”. Asimismo, ha destacado que “el bloque parlamentario progresista es mayor que el bloque de las tres derechas”.

En este sentido, Iglesias ha desvelado que ya llamado a Pedro Sánchez para felicitarle y han quedado en reunirse y hablar “con brevedad”. El líder morado no ha desvelado si en dicha conversación el presidente del Gobierno se ha comprometido a negociar su inclusión en el Gobierno o si mirará a Ciudadanos para pactar con Albert Rivera: "Las preguntas a Sánchez que las responda él".

“Hay que hablar de un programa de Gobierno, adelantar acontecimientos sería absurdo. Les pido que asuman que vamos a ser discretos”, ha dicho Iglesias sobre posibles ministerios que pediría a Sánchez. Por su parte, Alberto Garzón ha instado al líder socialista a "evitar la tentación" de pactar con los naranjas.

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Podemos pierde en la España vacía

Los morados son fuerza extraparlamentaria en hasta cinco comunidades autónomas (Cantabria, Castilla-La Mancha, Extremadura y La Rioja), Ceuta y Melilla.

Su principal feudo es Andalucía, donde ha cosechado nueve diputados, seguido Cataluña con siete, Madrid con seis, cinco en Valencia, cuatro en País Vasco, tres en Canarias, dos en Galicia, dos en Baleares y Aragón, Navarra, Asturias y Murcia con un escaño en cada comunidad autónoma.

El trastazo de los morados se ha llevado por delante a uno de sus rostros más reconocibles. Juanma del Olmo, director de Comunicación de Podemos y cabeza de lista por Valladolid, se ha quedado sin escaño. En duda estaba también el escaño de Ione Belarra, exportavoz adjunta en el Congreso y que finalmente sí ha conseguido escaño. Por su parte, Pablo Echenique es el único en Aragón que ha conseguido hacerse con un sillón del hemiciclo.

Gobierno u ostracismo

Con un Congreso formado por hasta cinco grandes partidos nacionales los pactos serán la clave. Unidas Podemos y PSOE apenas suman 165, por lo que Pedro Sánchez requerirá de los partidos nacionalistas (PNV y ERC). Así las cosas, el presidente del Gobierno puede mirar tanto a izquierda como a derecha, ya que los socialistas junto a los de Albert Rivera forman una mayoría parlamentaria suficiente para configurar Gobierno.

En consecuencia, la decisión de Sánchez repercutirá en el porvenir de Podemos. Los morados podrían entrar e influir en un Gobierno progresista o bien quedar condenados al ostracismo y quedarse en una fuerza parlamentaria con menos potencia de fuego que en al última legislatura.

Pero como decimos, todo es relativo. Las expectativas no eran precisamente halagüeñas. Los sondeos publicados durante la campaña electoral situaban a Podemos en un empate técnico con Vox, incluso había encuestas que situaban a Santiago Abascal por encima de Pablo Iglesias. Pero la última semana de campaña el partido recuperó fuelle y las grandes actuaciones del secretario general en los debates de RTVE y Atresmedia propiciaron un pequeño ápice de ilusión y esperanza.

Los resultados no son ni mucho menos para celebrar si se compara con 2016, pero dadas las circunstancias, podría haber sido peor. Mucho peor.