Este miércoles, el Partido Popular (PP) en el Senado ha tumbado una moción presentada por el PSOE que trataba de condenar los numerosos ataques que se han producido contra sedes socialistas en los últimos meses, así como el “acoso físico y virtual y las agresiones físicas” a los cargos públicos, lo que relacionan con "una campaña orquestada" para "dañar la convivencia democrática.
Con la mayoría absoluta de los populares en la Cámara Alta, la iniciativa se ha rechazado con el voto en contra del PP y Vox y la abstención de UPN, Agrupación Herreña Independiente y Coalición Canaria, mientras que el PSOE y el resto de partidos habían otorgado su voto a favor. Tras ello, el senador del PSOE Secundino Caso ha denunciado que estas "agresiones" se manifiestan "especialmente al partido del Gobierno y al presidente" del Gobierno, Pedro Sánchez, a quienes "no cesan las descalificaciones personales y el acoso de su familia". "Las redes sociales se han convertido en campo de batalla y destrucción del que piensa diferente", ha criticado desde la tribuna, a la vez que ha puesto de relieve la "escalada de violencia verbal" que "inunda la vida política" y amenaza con "romper la convivencia política y social".
Según sostienen fuentes socialistas, desde que se inició la legislatura, son 172 las casas del pueblo del PSOE que han recibido alguno de los 241 ataques contabilizados. Los territorios con más casos son Madrid, Andalucía y la Comunidad Valenciana. "No son casos aislados, se trata de una violenta expresión de odio. El odio que el discurso de la ultraderecha y la complicidad del PP de Feijóo llevan alentando durante años contra los socialistas", han reprochado.
En otro orden de cosas, el senador del PP Vicente Tirado ha reprochado a los socialistas que la única intención de su iniciativa es "esconder que La Moncloa se ha convertido en el centro de negocios de la familia Sánchez-Gómez", a quienes ha acusado de beneficiarse "a título lucrativo" del "asqueroso negocio de las saunas y la prostitución". Pese a ello, Tirado ha asegurado que su formación "condena todos los ataques de todas las sedes de todos los partidos políticos" y ha calificado como "inadmisible" que "quienes han degradado el debate político" den ahora "lecciones de convivencia".
Por su parte, el senador de Vox Ángel Pelayo Gordillo, que también ha dicho que su partido condena "cualquier acto de violencia política", ha criticado que el PSOE acuda a "lloriquear" con un relato de "violencia" mientras los "ataques" a Vox "son permanentes". En líneas similares, desde el PNV, la senadora Estefanía Beltrán ha cargado contra los "discursos tabernarios" y los "exabruptos intencionados y profundamente hostiles" que "crispan a la sociedad", en una línea argumental parecida al senador de Compromís Enric Morera, que ha señalado que en Senado se dicen "barbaridades" que son "impropias" de la Cámara Alta y se asemejan más a "una barra de bar".
Asimismo, el portavoz de Junts, Eduard Pujol, ha recomendado al PP que "plante cara" a los discursos de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y su jefe de Gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, mientras que el parlamentario de ERC Joan Josep Queralt ha manifestado que el pluralismo "no sólo es respeto", sino "respeto a la disidencia".
Rechazo a las agresiones y lucha contra mensajes de odio
En la iniciativa rechazada por la derecha y extrema derecha, la formación socialista instaba al resto del hemiciclo a rechazar las agresiones a los periodistas y los miembros de ONG, sindicatos, plataformas ciudadanas y contra cualquier ciudadano que, "de manera libre y democrática", quiera participar en los debates públicos. Además, animaba a las formaciones a evitar mensajes que "promuevan el odio" hacia los adversarios políticos e invitaba a trabajar a todas las fuerzas" para expulsar del debate político "el insulto y el odio" en aras de reforzar "los valores democráticos". En líneas similares, pedía al Gobierno "seguir trabajando en la defensa del pluralismo político como valor superior" de la democracia y "de la participación en libertad de la ciudadanía" en la vida política, además de por la erradicación de los discursos de odio.
En la exposición de motivos, los socialistas manifestaban que esos comportamientos "se focalizan" en el PSOE y en el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y reflejan que "no se asume el resultado electoral del 23 de julio". Subrayaban, asimismo, la "violencia" que se escucha desde las tribunas parlamentarias, las comparecencias públicas y las redes sociales, espacio en el que se produce "un acoso escalofriante, especialmente cuando se dirige a mujeres", con "mensajes guerracivilistas" de trasfondo "agresivo, violento y hasta bélico". "La violencia verbal es el paso previo para que se produzca la violencia física: dirigentes políticos hostigados en las redes o en la calle; cientos de sedes del PSOE ultrajadas, en algún caso con riesgo para la integridad física de sus militantes; y también, agresiones físicas a algún dirigente de esa organización", argumentaban.
Así, desde el PSOE cargaban contra los "agitadores de ultraderecha que se hacen pasar por periodistas", quienes, bajo su punto de vista, practican ese "hostigamiento" desde "pseudomedios financiados con dinero público mediante publicidad institucional por algunas administraciones", siendo "capaces de reventar ruedas de prensa en el Parlamento o no respetar la mínima intimidad de cualquier persona".
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