“No me van a echar”. Con esta rotundidad cerraba este lunes Cayetana Álvarez de Toledo la presentación de su libro, Políticamente Indeseable (Ediciones B), en el Círculo de Bellas Artes. Palabras que provocaban el júbilo de la sala Fernando de Rojas y que el Partido Popular se ha encargado de limar apenas 24 horas después. Tal y como han confirmado fuentes populares, la otrora portavoz de la formación ya ha recibido una carta en la que se le da un plazo de 10 días para enviar sus alegaciones al expediente sancionador que el partido le ha impuesto por romper la disciplina de voto en la elección de los miembros del Tribunal Constitucional, pactada por Teodoro García Egea y el ministro Félix Bolaños hace exactamente mes y medio.

Los argumentos esgrimidos en estas últimas semanas por Álvarez de Toledo, inmersa en la promoción de un libro que ha caído como una losa en Génova 13 por sus indiscriminados ataques a la dirección, no han sido suficientes para evitar las represalias del aparato. La diputada -no se sabe por cuánto tiempo, ya que algunos ya piden que deje el acta y se retire de la vida pública- ha esgrimido en sucesivas entrevistas que no se puede compaginar estar a favor de la independencia judicial y, al mismo tiempo, apoyar sin protestar una renovación politizada y decidida junto a PSOE y Unidas Podemos de los magistrados del Alto Tribunal.

La guerra alcanza sus cotas más significativas en las últimas horas. Este mismo martes, la actual portavoz y sucesora de la damnificada, Cuca Gamarra, ha explicado en declaraciones a los medios de comunicación en el Congreso de los Diputados que es necesario ser coherente con el pasado (cuando Álvarez de Toledo no tuvo problemas en votar a los magistrados pactados por el PP): "Quien votó algo de una manera determinada y bajo las mismas reglas del juego que en la actualidad, por coherencia debería haber mantenido la misma posición”.

Un reproche que Gamarra no ha querido hacer extensible a lo que opinaba sobre las declaraciones que su predecesora en el cargo está realizando en las últimas fechas: "Tengo una máxima: por respeto a todos y cada uno de los miembros del grupo no valoro la actividad de ninguno de manera pública", ha alegado.

Mazazo 24 horas después del baño de masas

La decisión del PP, cuya sanción económica deberá esperar los 10 días previstos para las alegaciones que la diputada ha confirmado que presentará, se produce así un día después de que Cayetana Álvarez de Toledo impregnase el ambiente del Círculo de Bellas Artes de peticiones que este martes cobran aún más relevancia: “La fuerza que se le dio a la cúpula de los partidos derivó en una debilidad de las bases. En vez de lugar partidos fuertes tenemos partitocracia. Muy pocos toman las decisiones sin asumir la diversidad de opiniones. Se trata de equilibrar el sistema”, exponía la exportavoz, pidiendo así más autonomía a los diputados rasos y poder romper la disciplina de voto en cuestiones de conciencia.

“El libro es un canto a la autonomía del diputado. Yo quiero que se le dé a cada diputado más autonomía, que prime la meritocracia por encima de la cercanía a los líderes. Me hubiera gustado reconocer la libertad de voto, ya que creo que es lo moralmente correcto en situaciones de conciencia, siempre complicadas”, sostuvo Álvarez de Toledo.

Pero la propia autora del libro no fue la única en hablar sobre la dirección nacional del PP y las decisiones que ya está provocando su actitud díscola: “Sería absurdo que el PP tomara represalias contra ella”, argumentaba Vargas Llosa, invitado de honor en el acto. “No sé cuánto tiempo te dejarán estar en activo en la política, pero este libro desprende que quieres hacerlo. Y así debe ser. Un luchador no es lo mismo que un soldado. A ti te mueve la justicia de una idea”, añadía Andrés Trapiello. “Su partido sufre un horror a la excelencia. Teodorico [en referencia a Teodoro García Egea] debería saber que cada uno ayuda como puede: Cayetana con sus ideas y discursos y él con su campeonato de lanzamiento de huesos de aceituna”, sentenciaba Santiago González.