La cuarta ola será la de la salud mental. Con estas palabras, Íñigo Errejón (Madrid, 1983) fue el primero en introducir en el Congreso de los Diputados un debate hasta el momento silenciado, mermado por los recortes e históricamente apartado del orden de prioridades más inmediatas de nuestra idiosincrasia política. El líder de Más País recordaba desde la tribuna el impagable "esfuerzo, sacrificio y responsabilidad" que habían asumido los españoles desde la llegada de la pandemia.

ElPlural.com ha podido hablar con él sobre este tema tabú, además de ahondar en la necesidad de una mayor capacidad de conciliación que podría venir de la mano de otra de sus medidas bandera: la jornada de 32 horas. A su juicio, el modelo productivo tiene un “problema de productividad, innovación y tecnología”, únicamente reconducible fijando como protagonista el gasto de los fondos europeos en políticas verdes y respetuosas con la transición ecológica.

“Los gobiernos tienden a ensimismarse y este le está perdiendo el pulso a la calle, a la sociedad española, que está en una situación durísima en términos de falta de esperanza. Cuando se sigue la política oficial, no ven nada que no tenga que ver con sus vidas. Ven una discusión completamente extemporánea”, explica el dirigente, interrogado por este medio en una entrevista dividida en dos partes -puede leer la primera clicando sobre este enlace-.

En este fragmento nos detenemos en esta pandemia silenciosa de la salud mental, la depresión, el insomnio, el ascenso de la venta de psicofármacos, los problemas para conciliar el sueño y la falta de psicólogos clínicos en la Seguridad Social. Un conglomerado de factores que, como revela el líder de Más País, se debe abordar con celeridad para “medir el volumen del drama que está sacudiendo a nuestro país”.

PREGUNTA: Actualmente la ratio es de 5 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes en la Seguridad Social. ¿Qué cifras maneja Más País que serían necesarias?

RESPUESTA: Estuve hablando con la ministra de Sanidad para abordar el tema con mayor profundidad. Nosotros calculamos antes de la pandemia que era necesario duplicar el número de psicólogos clínicos en la Seguridad Social, cuando ya los colectivos denunciaban no dar abasto.

No puede ser que tengas miedo a salir de casa, no respires o te ahogues porque tienes una depresión de caballo y te den cita para dentro de dos meses. La gente necesita atención inmediata y constante. Con humildad, creo que en Más País rompimos un tabú cuando pusimos el tema sobre la mesa. Después de aquello, han empezado a salir personas, artículos y estudios que reconocen lo que está sucediendo. Debemos medir el volumen del drama que está sacudiendo a nuestro país.

El otro día tuve una reunión con parientes de personas que se habían suicidado y me decían que las cifras oficiales hablan de que en España tenemos diez suicidios exitosos diarios. ¿Por qué no hablamos más de esto? Porque a la gente le da vergüenza y lo oculta. Además, es una cuestión que golpea a los más humildes, que son los que no pueden pagarse psicólogos o clínicas privadas, y que está destrozando a las nuevas generaciones.

Hemos puesto deberes al Gobierno para que se preocupe de los problemas reales y abandone el ensimismamiento en el que se encuentra pensando en sus cosas y en producir titulares. En un año los españoles se han agotado. Necesitan más soluciones que ruido.

El Gobierno no debería conformarse con ser un mejor de las derechas, porque de ellas no espero nada, solo piensan en si retroceder 10, 20 o 45 años. El Gobierno debería asumir que su reto principal es que los españoles tengan un día a día libre de angustia y, actualmente, en ese reto están suspendiendo.

P: Siguiendo con este hilo, ustedes también proponen la jornada de 32 horas. ¿Es posible trabajar cuatro días, librar tres, cobrar lo mismo y ser igual de productivos?

R: Sí, porque hoy producimos las mismas mercancías con la necesidad de menos horas de trabajo gracias a la tecnología. Es un problema de productividad, innovación y tecnología. El modelo económico español está agotado y los fondos europeos no pueden servir para subvencionar lo que ya no funciona. Es lo que hicimos en los 80, con la llamada ‘reindustrialización’, que consistió en dar dinero para tapar agujeros sin cambiar el modelo productivo.

Esto ha provocado que haya comarcas que, tras la eliminación de centros industriales y puestos de trabajo, se hayan quedado sin nada. Recientemente vimos una protesta en Jaén, donde hubo toda una generación que no pudo heredar los oficios de sus padres, porque sencillamente ya no existían. Se tuvieron que ir de sus pueblos, concentrándose todos en dos o tres ciudades, lo que es una locura totalmente insostenible.

Tenemos que cambiar el modelo productivo y debemos dar prioridad a la transición ecológica, ya que actualmente la humanidad consume más recursos de los que la tierra es capaz de reponer. Estamos viviendo de prestado, quitando a las siguientes generaciones estos recursos. Me gustaría que España no llegase tarde a esto, que no viéramos por la televisión cómo lo hacen los alemanes. Hay miles de empleos verdes en la producción de energías limpias, en la producción de movilidad limpia, en el apoyo a la agricultura ecológica de cercanía…

La otra pata a tener en cuenta es que no vamos a ser competitivos por hacerlo todo más barato, porque es muy difícil hacerlo más barato que los chinos. No vamos a ser competitivos por trabajar más barato, más en precario, con menos regulaciones fiscales y menos regulaciones ambientales. Eso es un modelo tercermundista. Debemos hacerlo con más talento, más innovación y más tecnología. Queremos que la reducción de la jornada laboral sea una palanca para ayudar en ese sentido.

P: ¿Cómo?

R: El programa piloto que hemos pactado con el Gobierno, dotado con 50 millones de euros, consiste en ayudar a las empresas que voluntariamente quieran transitar hacia este modelo sin reducción de sueldo de los trabajadores. Los capitalistas más innovadores saben que lo más importante son las condiciones de trabajo, y que los empleados descansados y felices son más productivos.

A nosotros nos ha pasado una cosa curiosa. Por parte de las derechas se nos ha insultado, pero yo tengo el correo electrónico y las redes sociales llenas de representantes de empresas que preguntan dónde hay que firmar. Los empresarios reales ven esta ayuda pública como una oportunidad a la innovación. Algunos opinadores de derechas, bisnietos políticos de los que hace 100 años dijeron que la jornada de 8 horas era irrealizable, han puesto el grito en el cielo, pero este es el debate del futuro. Trabajar menos para trabajar mejor y respetar al planeta.