“¿La liará Ramón Tamames en la moción de censura? ¿Sacará rédito económico de este movimiento? ¿Afectará al Partido Popular o a Vox esta jugada política?”… son algunas de las cuestiones que más preocupan a Vox y que Fernando Sánchez Dragó, el ideólogo de la moción de censura que propuso Santiago Abascal el nombre de Ramón Tamames, responde a ElPlural.com en la siguiente entrevista:

- Pregunta: ¿Confía Fernando Sánchez Dragó en el papel que Ramón Tamames jugará en la moción de censura?

- Fernando Sánchez Dragó: Temeroso no estoy porque no me va la vida en ello. Una frase, que yo repito a menudo, pero que no es mía, sino de Krishnamurti, dice: “Haz lo que temes y el temor desaparecerá”. En cuanto a Tamames, por supuesto que mi confianza en él es casi absoluta en la medida en que con él tengo una amistad de más de medio siglo, prácticamente casi de 70 años. Entonces, en los amigos se confía, ¿no?.

- Pregunta: ¿Propuso usted a Vox el nombre de Ramón Tamames para la moción de censura?

- Dragó: Es verdad que yo propuse el nombre de Tamames para esta moción de censura, pero ahí terminó un poco mi papel. Tuve la iniciativa de proponérselo, de llamarle por teléfono, de conseguir su asistencia a las primeras tres reuniones en las que comenzaron las negociaciones entre la gente de Vox, Tamames y gente de su confianza. Pero bueno, que yo quede ahí un poco convidado de piedra, porque yo de políticos soy muy poco. Aunque eso sí, tengo una clara vocación para meterme en líos. Con esto quiero decir que a mí me atrae mucho la ética. Este es el único momento en que la democracia parlamentaria, que es monótona, aburrida, tediosa, que va despacio… tiene un momento épico. Estoy expectante, pero ya sabemos lo que va a pasar.

- Pregunta: ¿Para qué sirve una moción de censura que se sabe de antemano que va a fracasar?

- Dragó: Lo importante en esta iniciativa es la censura, porque las personas que intervienen en ella son personas que creen que el Gobierno actual lo está haciendo fatal, que está dejando casi tierra quemada en lo que se refiere a una serie de leyes absurdas y a las instituciones a sus espaldas, y que, por lo tanto, es conveniente y necesario incluso criticarlo. La moción de censura no sirve solo para que venga un nuevo jefe de Gobierno, sirve para introducir una serie de ondas concéntricas en la opinión pública y en los propios parlamentarios, que quizás conduzca efectivamente a la caída de un gobierno y a la sustitución de su jefe por otro. Eso ya pasó en la democracia española. Eso ya pasó cuando Felipe González presentó su moción de censura. No la ganó, pero poco tiempo después llegó a ser jefe de Gobierno. Desde ese punto de vista, la moción de censura ya ha ganado y conseguido su objetivo, ya ha movilizado a la opinión pública. Todos sabemos que el resultado de la comisión de censura aritméticamente va a ser el que es.

- Pregunta: Más allá del resultado, ¿usted no tiene vértigo en defraudar a Vox, que le tiene en altísima estima, y a Santiago Abascal?

- Dragó: No, en absoluto. Casi todas las personas columnistas, periodistas, politólogos, tertulianos, etcétera e incluso desde puntos de vista conservadores, hay una opinión muy extendida de que esto beneficia al Gobierno y perjudica a Vox. Yo no lo creo. Yo disiento por completo. Yo creo que una moción de censura siempre favorece a quien la presenta.

- Pregunta: ¿No cree que Feijóo será el principal beneficiado de la moción de censura?

- Dragó: La moción va a fortalecer a Vox y va a perjudicar, por una parte, al Gobierno (…) Por otra parte, creo que otro de los principales perjudicados va a ser el PP. Creo que (Alberto Núñez) Feijóo se está equivocando. No se está equivocando tan clamorosamente como se equivocó en su día Pablo Casado en la primera moción de censura presentada por Vox. Ahí hubo un elemento de traición, de apuñalamiento de una persona que cuenta con los votos de varios millones de españoles. En este caso, creo que Feijóo se equivoca porque la mayor parte de los votantes del PP quieren que se vaya el señor Sánchez. Desde este punto de vista, no le van a perdonar muchos de ellos que no vote a favor de la moción.

- Pregunta: ¿Y no teme que se hable de si Tamames ha cobrado o va cobrar de Vox en la moción, de si Tamames ha hecho la moción para vender el libro de su discurso…? ¿De que la moción acabe perjudicando la imagen de su amigo?

- Dragó: Yo creo que no. En cierto modo, Ramón Tamames tiene una trayectoria personal larguísima e impecable. Nadie se lo puede negar. ¿Qué alguna vez se le haya calentado la boca…? A todos se nos ha calentado la boca alguna vez. Todos alguna vez hemos dicho cosas de las que luego nos arrepentimos.

Los españoles son muy maledicentes porque son muy envidiosos. Es eso, por ejemplo, lo que está detrás de la famosa filtración del discurso de Tamames. En este país, que es una gran corrala, todas las noticias se filtran siempre antes de que se produzca la noticia propiamente dicha. Pero esto no vale solo para la política, la prensa rosa, el premio Planeta, el fútbol… si no para cualquier cosa.

No lo ha hecho por (ganar dinero), lo ha hecho porque tiene vocación política, porque es economista y porque es un hombre capacitado para gestionar el gobierno de un país.

Le voy a añadir algo que para mí es muy importante, aunque se lo he dicho a muchos periodistas y por lo general no lo mencionan. Esto que está sucediendo, por lo cual Tamames y yo, cogiditos de la mano, nos hemos embarcado en esta aventura es un movimiento regeneracionista. En 1898, cuando se perdieron las últimas colonias, cuando España estaba sin pulso nada menos que Antonio Machado, Miguel de Unamuno, Ramiro de Maeztu y Azorín firmaron un manifiesto, que es la generación del 98, lanzando la idea de la regeneración nacional. En 1956, Tamames, Julio Levante, Javier Pradera, José María Luis Gallardón, Dionisio Ridruejo, Gabriel Elorriaga… y yo mismo, lanzamos otro manifiesto regeneracionista pidiendo un Congreso Nacional de estudiantes. Esto suscitó un movimiento de masas porque sacamos a 10.000 personas a la calle. Eso ocurrió en 1978, es decir, 88 años después del manifiesto del 98, que culminó en la Constitución y en eso que llamamos democracia.