El cerco sobre Carles Puigdemont se estrecha cada vez más. Al menos es el sentir que predomina intramuros de Moncloa. En el seno del palacio presidencial, el optimismo en torno a la extradición del expresident catalán ha crecido de manera sostenida, máxime después del pequeño triunfo que ha supuesto la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que acota las excusas de Bélgica para rechazar la entrega del principal cabecilla de un “procés acabado”. Esta es la lectura que se hace desde el ala socialista del Gobierno, donde prevén que la extradición del líder fugado se producirá a la vuelta del verano. Es decir, en plena precampaña de las elecciones generales, según publica El Confidencial.

La reforma del delito de malversación y la derogación de la sedición suponen un problema para el PSOE a nivel electoral. En el cuartel general de los socialistas asumen sin tapujos que las modificaciones del Código Penal han producido cierta desmovilización entre su electorado. Consecuencias que conllevan una reescritura parcial en su argumentario, desvinculándose de la “despenalización del procés” que atribuyó el juez Llarena a estos cambios. Le reorientación discursiva pivota en torno a la figura del expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont.

Ya en su última comparecencia en el Congreso de los Diputados, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, deslizó que las modificaciones penales allanarán el camino a la extradición de Puigdemont. La hipótesis del Ejecutivo se refuerza con la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. El fallo de la corte de Luxemburgo pone coto a las justificaciones a las que se aferren en Bélgica para rechazar la entrega del expresident.

La defensa de Puigdemont acogió el fallo con optimismo, asegurando que este les ofrece margen para evitar la entrega de Bélgica. La lectura cambia al adentrarse entre los muros del Palacio de la Moncloa. Fuentes de primer nivel encuentran como poco menos que cómica la postura de los fugados. “Vender una derrota como una victoria… Es más viejo que el hilo negro”, ironizan estas mismas voces.

La homologación es el camino

El Gobierno, inmerso en su distanciamiento preelectoral -con matices- con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), ha defendido que la equiparación de la legislación española con los países del entorno suprimiría por completo “las trabas” que ciertos estados presentan ante las euroórdenes. Así lo explicó el jefe del Ejecutivo en el Congreso la pasada semana, puntualizando que los retoques a la malversación no responden sino al objetivo de “facilitar las extradiciones” de los líderes procesistas fugados, entre ellos Puigdemont, como objetivo principal.

Por ello, los miembros del ala socialista del Gobierno blanden la idea de que el “procés tal y como se conoció” pasó a mejor vida. Un argumento que han reiterado hasta la saciedad todos y cada uno de los componentes vinculados al PSOE, que pretenden exhibir, a su vez, la muerte de la vía unilateral y la batalla perenne contra las instituciones del Estado.