2026 es un año marcado en rojo en el calendario de la patronal. ¿El motivo? Todo apunta a que se celebrarán elecciones para elegir al nuevo representante de los empresarios, y después de que su actual y polémico presidente, Antonio Garamendi, modificara los estatutos para eliminar el límite de mandatos, puede presentarse de nuevo. Este telón de fondo le está llevando a adoptar ciertas posturas discursivas que, en los últimos meses, le han alejado del diálogo social con el resto de agentes y le han situado especialmente cerca de la derecha político-económica, algo que ya es de presumir por la responsabilidad que ostenta, pero en un grado especialmente notorio.

Garamendi se ha instalado, en este último año, en el 'no por decreto' a cualquier medida que pudiera beneficiar a la clase trabajadora. Lo ha hecho con la reducción de la jornada laboral, con las subidas del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) e incluso con el aumento de la duración de los permisos por defunción. El último incremento del SMI situó la cuantía anual para este 2025 en los 16.576 euros, traducido en 1.184 euros mensuales en 14 pagas (1.381 en 12 pagas). El salario mensual de Garamendi, aceptando la subida del 3% de 2025, asciende a los 28.766 euros en 14 pagas (33.560 en 12). Atendiendo al de 2024, cuando el SMI era de 1.134 euros en 14 pagas (1.323 en 12), la cuantía se ubicaba en los 27.928 (32.583 en 12), es decir, entre 27 y 28 veces la retribución mínima de los trabajadores. Y se opuso a su subida.

El debate sobre la reducción de jornada también llegó con picante. La propuesta parlamentaria para disminuir las horas máximas de trabajo por semana hasta las 37,5 horas no prosperó por los votos en contra de PP, Vox y Junts, pero también tuvo el rechazo del líder de la patronal. Durante su intervención en el Forbes Spain Economic Summit, Garamendi puso como ejemplo al tenista murciano Carlos Alcaraz, haciendo un burdo alegato sobre la cultura del esfuerzo que no pasó desapercibido y que suscitó miles de reacciones. "¿Tú crees que Carlitos Alcaraz trabaja 37,5 horas y media a la semana? No. Es la cultura del esfuerzo, de sufrir y de saber qué pierdes y qué ganas", afirmó Garamendi en el foro económico, en un mensaje con el que quiso subrayar la importancia de la dedicación y la competitividad como contrapunto a los cambios en la jornada laboral que pretendió, sin éxito, impulsar el Gobierno, ante una Cámara Baja que tumbó la medida.

Las palabras del dirigente empresarial reavivaron el debate sobre la reducción de jornada y la productividad, en un contexto en el que sindicatos y Ejecutivo defienden que trabajar menos horas sin pérdida salarial puede mejorar el bienestar, el rendimiento y la creación de empleo. Ni que decir tiene que hacer comparaciones entre un deportista de élite y una persona de a pie que no está en su situación de privilegio, ni gana el mismo dinero que él, ni se encuentran en situaciones en las que ambos esfuerzos puedan ser comparables, no es justo. Achacar el esfuerzo al rédito social y económico sin atender a las particularidades puede provocar, de hecho, que se caiga en clasismos y simplismos en el análisis sobre estas cuestiones.

Y para cerrar el hat trick de negativas, la más reciente fue la situación de la ampliación del permiso por fallecimiento de familiares. Anteriormente, este permiso se limitaba a la irrisoria cantidad de dos días, y desde el mes de octubre, ha aumentado hasta diez días acompañado de uno nuevo para cuidados paliativos. La sorpresa sobre esta cuestión, en general, giraba en torno a lo flagrante que resultaba que el permiso fuese de tan solo dos días, pero la reacción del presidente de la patronal fue bien distinta. Durante su participación el XII Foro de Economía de Castilla-La Mancha, celebrado en Toledo, aseguró, entre risas: "Yo pediría un permiso del permiso de la ministra. Permiso de diez días para descansar de los anuncios de la ministra, porque es agotador", reprochaba a la titular de Trabajo que se preocupara por mejorar los derechos de los trabajadores. "Cada día es una ocurrencia nueva. ¿Se ha estudiado qué significa económicamente esto? No. Esto es porque me apetece, porque me queda muy bien", argumentaba el presidente de la patronal, anteponiendo el beneficio económico al luto y al dolor más básico por los familiares cercanos y certificando unas posturas que le alejaban del diálogo con los agentes sociales.

La clave electoral interna y la repetición de mandato

Previsiblemente, los empresarios acudirán a las urnas en 2026. Gerardo Cuerva y Miguel Garrido, expresidente de CEPYME y presidente de CEIM respectivamente, parecen estudiar sus opciones para presentar una candidatura alternativa a la de Garamendi, según publicaba elEconomista.es. Las conversaciones entre los líderes empresariales, no obstante, se encuentran todavía en un grado incipiente, en tanto que continúan las pesquisas para decidir quién tomaría la delantera en la papeleta electoral. No obstante, ello tendría que darse pronto, ya que empieza a apremiar la necesidad de reunir apoyos en las organizaciones de todo el país para poder llegar a las elecciones, que como tarde se producirán en el mes de noviembre.

Los estatutos de CEOE determinan que el Comité Ejecutivo fijará la fecha de las elecciones con al menos tres meses de antelación. Se celebrará, entonces, una Asamblea General en la que todas las organizaciones que forman parte de la patronal decidirán si mantienen a Garamendi al frente de la organización o eligen a un sustituto. Una vez señalado el día, la CEOE tiene 10 días para asignar las vocalías que tiene cada organización, es decir, el número de representantes que tendrán capacidad de votar. Todos los designados como electores, que tienen que estar al día con el pago de las cuotas de la organización, pueden registrar su candidatura hasta 40 días antes de la votación. Para ello, tendrán que reunir el aval del 10% de los electores y que estos representen al menos a seis organizaciones diferentes.

Garamendi podrá presentarse de nuevo gracias a que él mismo impulsó un cambio en los Estatutos de la patronal en 2023, eliminando el límite por el que solo podía se encabezar la organización durante dos mandatos. Una decisión que entró en contraposición con sus propias demandas, ya que, en 2013, cuando se disputaba el cargo con el expresidente Juan Rosell, defendió el cupo. La modificación, avalada por la Asamblea General de la organización, abrió la veda para que se volviera a presentar en 2026, en esta ocasión con un discurso especialmente alejado del diálogo y de las mejoras materiales de los trabajadores.

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