La moción de censura contra el Gobierno central es una carta que la oposición se guarda desde hace tiempo pero que, sin embargo, y pese a las reiteradas críticas y subidas de tono, no termina de apostar. Alberto Núñez Feijóo lleva los últimos meses tanteando el terreno con esta medida parlamentaria, pero hasta la fecha se ha decantado por la vía de la exigencia de elecciones anticipadas y la dimisión del jefe del Ejecutivo, reconociendo incluso este jueves que le faltan “cuatro votos” para poder sacar adelante la moción de censura.
En la reunión informal que el líder de Génova mantuvo este miércoles con el presidente de Vox, Santiago Abascal, en el Congreso de los Diputados, este jueves éste primero ha reconocido que hablaron sobre esta cuestión en aras de finalizar la legislatura de Sánchez.
De nuevo, Feijóo ha descartado presentar una moción de censura contra Sánchez al no tener los avales parlamentarios necesarios para impulsarla: “No la presento en este momento para perderla. No es el momento de perder una moción de censura en el mes de julio. Veremos cuál es el momento oportuno y si esa moción puede prosperar o no, y en eso estoy trabajando”, ha declarado desde Bruselas tras asistir a la reunión del Partido Popular Europeo (PPE) antes del Consejo Europeo.
A respuesta de la prensa desde la capital europea, Feijóo ha precisado que habló con Abascal en este encuentro, además de constatar sus “discrepancias políticas”, sobre que “sí” habrá moción de censura: “¿Cuál es su postura? Que la tengo que presentar yo. ¿Cuál es la mía? Que en este momento me faltan cuatro votos para que salga”, ha reiterado.
No es la primera vez que Feijóo esgrime estas palabras, ya que el pasado 18 de junio, en una sesión plenaria del Congreso, se pronunció de la misma manera: “No me faltan ganas, me faltan cuatro votos. Si aparecen no dudaré ni un instante. Quién sabe si aparecerán”, espetó frente al presidente del Gobierno.
¿Dónde quedan estos cuatro votos?
Según los números parlamentarios, el PP tiene asegurados 172 votos en su favor si se diera el caso de una moción de censura, siendo 137 de los suyos, sumados a los 33 de Vox, los de Unión del Pueblo Vasco (UPN) y Coalición Canaria (CC). Un resultado que es insuficiente para que la medida dé los frutos deseados, debido a que la mayoría parlamentaria se sitúa en los 176 votos, es decir, a falta de cuatro.
En este escenario, Feijóo se ve obligado a rebuscar apoyos entre los distintos socios del Gobierno de Sánchez, lo que de por sí se denota tarea ardua. A primera vista, negociaciones con Junts y ERC se prevén sumamente difíciles, por lo que la baza algo más plausible sería acudir al PNV, aunque su portavoz, Maribel Vaquero, no se mostró proclive a dar pie a esta hipótesis.
Así las cosas, la última opción que queda sobre la mesa sería tantear las oportunidades dentro del Grupo Mixto, donde se encuentran no solamente, UPN y CC, sino también los cuatro diputados de Podemos -quienes dan por “muerta” la legislatura pero no se postulan como una opción de alianza para el PP-, y el exsocialista José Luis Ábalos. A esta fórmula mixta, se suma la reciente salida de Águeda Micò de la portavocía de Compromís, pero tampoco se percibe como una aliada para los populares en una posible moción.
Feijóo vierte culpas sobre los socios del Gobierno
El líder del PP ha añadido que lo que necesita para aunar estos cuatro apoyos ha aludido a los casos de presunta corrupción que sitúan el foco en el Gobierno, asegurando expresamente que conoce “490 folios de un sumario, pero parecer que hay decenas de archivos y más información incautada” por la UCO: “El Tribunal Supremo seguirá trabajando y que tendremos en los próximos meses todavía una corrupción conocida, mayor o al menos más amplia de la que ya conocemos”, ha añadido.
Sin quedarse en este punto, Feijóo también ha dirigido parte de sus palabras a los socios parlamentarios del Ejecutivo central, a quienes ha instado a “aclarar” su postura de cara a estos escenarios hipotéticos que finalizarían la legislatura actual para dar paso a un nuevo ciclo gubernamental. En este sentido, ha augurado que, en caso de no hacerlo, estos grupos parlamentarios de distinto color podrían convertirse en “cómplices” y “encubridores”, e incluso ha llegado a deslizar la palabra “culpables”, al “igual que el PSOE y Sánchez”.
De esta manera, el dirigente de Génova considera que conforme vayan teniendo más información los socios del PSOE pueden empezar a "tomar decisiones", dado que la corrupción "les puede costar y les va a costar muchos votos en sus ámbitos territoriales": “La gente no acepta lo que los socios están aceptando simplemente para mantener unos pocos de sus privilegios a costa de la decencia en la política. Se puede ser independentista, pero un independentista no significa que no tenga un mínimo de decencia personal. Se puede ser de izquierdas, pero no significa que un político de izquierdas sea un encubridor de una corrupción generalizada del Gobierno al que apoya", ha dicho, para añadir que llega un momento en que "la contradicción es extrema".