Después de dos meses en un segundo plano, Vox ha decidido dar un paso adelante y ponerse al frente de las caceroladas en contra la gestión del Gobierno en la crisis del coronavirus (una pandemia que acumula ya más de 27.500 fallecidos y más de 230.000 contagiados solo en nuestro país). En este tiempo, la formación ultraderechista se había cansado de alentar esta forma de crítica, pero señalban que se trataban de acciones espontáneas que se producían por el descontento de la población ante las medidas tomadas por el Ejecutivo que lidera Pedro Sánchez.

Sin embargo, ahora que las caceroladas se escuchan más, y los aplausos al personal sanitario de las 20.00 horas menos, el partido ultra ha decidido redoblar sus esfuerzos e intentar sacar provecho de la situación. Estos, al igual que el núcleo más duro del PP, con Casado y Ayuso a la cabeza, han decidido que las nueve semanas de confinamiento –en España el estado de alarma está vigente desde el 14 de marzo- ya han sido suficientes, anteponiendo de esta manera los intereses económicos (reactivar la economía) y políticos (derrocar al Gobierno) a la salud pública. Hay que recordar que países como Corea del Sur o Alemania ya han tenido que dar un paso atrás en sus medidas de desecalada por temor a un rebrote.

En este sentido, la formación ultra que lidera Santiago Abascal ha convocado para el próximo sábado 23 de mayo marchas en coche por el centro de todas las capitales de provincia, además de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Unas manifestaciones que deben recibir todavía el visto bueno de las subdelegaciones del Gobierno.

No obstante, esta no es la única llamada a la confrontación que ha hecho Vox. En la misma convocatoria a las múltiples manifestaciones del próximo sábado, la formación ultra hizo una llamada a todos los españoles para caldear el ambiente y participar en las distintas caceroladas hasta esa fecha.

“23 de mayo, caravanas por España y su libertad. En todas las capitales de provincia. En Madrid recorrerá el Paseo de la Castellana. ¡Hasta el 23 de mayo nos vemos todos los días en los balcones para participar en las caceroladas!”, rezaba un cartel de Vox.

Dicho y hecho

Un llamamiento que ha penetrado especialmente en los barrios pudientes, es decir, los principales núcleos tanto de Vox como del PP. El mejor ejemplo lo encontramos en el barrio de Salamanca, ubicado en el centro de Madrid, donde los vecinos no se han contentado con protestar desde los balcones, sino que han optado por bajar a la calle, poniendo en riesgo la seguridad de todos, para indignación de una gran parte de la sociedad. Una situación que se ha ido extendiendo a otros territorios madrileños como Boadilla del Monte, epicentro de la trama Gürtel o la calle Núñez de Balboa, e incluso a lugares fuera de la capital, como Sevilla.

Relacionado Vídeo: Los momentos más surrealistas de la fracasada protesta en el barrio Salamanca

Unas caceroladas que a su vez han provocado que simpatizantes de PSOE y Unidas Podemos, así como de otras formaciones, hayan decidido dar réplica a estas protestas, eximiendo a estos de la culpa de la pandemia. En definitiva, una suerte de guerra de los balcones que ha roto por completo la unidad y la concordia que había reinado en la inmensa parte del país durante esta crisis sanitaria.

Una batalla que ha tenido su cénit este mismo sábado, cuando en numerosos vecindarios de distintos puntos del país (Madrid, Valencia, Logroño, Sevilla, etc.) se ha podido escuchar una sonada cacerolada en contra del Ejecutivo, así como gritos en contra tanto de Pedro Sánchez como de Pablo Igleisas.