Día de muchas emociones en la sede del Ministerio de Economía, de donde salen las cajas de Nadia Calviño con dirección a Luxemburgo y Carlos Cuerpo cambia de despacho al que hasta la fecha pertenecía a su ya ex jefa. El tradicional acto de traspaso de carteras ha dejado momentos que permanecerán en la retina de los tres protagonistas de este último viernes de 2023. Un ejercicio que acaba, en clave gubernamental, con una crisis de Gobierno que pone fin a cinco años de trabajo de una Calviño que cede las llaves de su “casa” al ex secretario de Estado del Tesoro y lega el trono a la derecha de Sánchez a “su melliza” María José Montero, que asume la Vicepresidencia Primera del Ejecutivo. Escenas conmovedoras aparte, los protagonistas han trufado el evento de guiños, anécdotas e incluso promesas para “dar continuidad” a los más de cinco lustros de la flamante presidenta del Banco Europeo de Inversiones.

La salida de Calviño al BEI, ratificada a principios de este mes de diciembre, profetizaba un terremoto en el recién conformado Gobierno de Pedro Sánchez. El 2023 ha concluido para el Ejecutivo de coalición con la aprobación del octavo decreto anticrisis y una reforma exprés ministerial que, a su vez, afectaba también a la vicepresidencia primera. A primera hora de este viernes, se despejaba la primera de las incógnitas de la ecuación con el ascenso de María Jesús Montero, ministra de Hacienda, de la vicepresidencia cuarta -ya extinta- a la vacante que dejaba Calviño a la derecha del jefe del Ejecutivo. Poco después, el propio Sánchez comparecía ante los españoles para revelar el nombre del nuevo ministro de Economía, un honor que ostentará el que catalogan como el “sherpa” de la propia Calviño; el ex secretario de Estado del Tesoro, Carlos Cuerpo. Un perfil técnico que ha prometido, al asumir sus nuevas responsabilidades, dar continuidad al proyecto de su mentora manteniendo “pleno empleo” como principal objetivo de la legislatura.

Emoción contenida

Horas después del mensaje institucional del presidente, Carlos Cuerpo, María José Montero y José Luis Escrivá -asume la cartera de Función Pública, hasta ahora en manos de Hacienda-, se adentraban en el Palacio de la Zarzuela para prometer sus nuevos cargos ante el rey Felipe VI. Acto solemne y tradicional que abría el camino a la también rutinaria entrega de carteras entre los ministros salientes y entrantes. Calviño ejerció de maestra de ceremonias en su despedida, dando el pistoletazo de salida al traspaso con la difícil tarea de contener la emoción en su discurso. “Hoy me despido para incorporarme a mi nuevo puesto como presidenta del Banco Europeo de Inversiones y quiero compartir tres ideas que son tres sentimientos: agradecimiento, orgullo y confianza”, arrancaba la ya ex vicepresidenta primera del Gobierno.

Más allá del agradecimiento a todos y cada uno de los trabajadores del Ministerio de Economía, Calviño ha exhibido su “orgullo” de lo conseguido siguiendo una política “muy diferente a la del pasado”. En su último balance como titular de Economía, ha destacado los “resultados impresionantes” que se prueban con los “datos de crecimiento, de empleo, de cohesión social o de inflación”. Por ello, ha admitido que se marcha a Luxemburgo con la “sensación de misión cumplida” y de entregar el testigo a “dos personas extraordinarias” como son María Jesús Montero y Carlos Cuerpo.

“María Jesús es mi melliza, aunque no lo parezca”, ha continuado la ex vicepresidenta primera del Gobierno al referirse directamente a su sucesora en el cargo. “Hemos dejado atrás esa leyenda urbana de que los ministros de Economía y Hacienda no se llevan bien. Nuestra sintonía ha sido total y creo que ha sido la clave del éxito”, ha redundado Calviño, antes de dirigirse a su sucesor en el Ministerio, a quien califica como un “compañero inseparable en tantas batallas”. “Es un profesional, con gran solvencia y comprometido con el interés general”, ha resuelto, antes de escenificar la entrega del testigo.

Cabeza, corazón y continuidad

Calviño ponía punto y final a una etapa de cinco años y unos pocos meses en el Gobierno con su discurso, abriendo el camino a su sucesor, Carlos Cuerpo. Uno de sus hombres de máxima confianza, aprendiz y bautizado como su “sherpa”. O “compañero de mil batallas”, como ha reiterado en su intervención la vicepresidenta saliente. Cuerpo ha asumido sus nuevas dotes con “corazón, cabeza y esfuerzo”. Tres sustantivos que han marcado su carrera política, hasta catapultarle al departamento por antonomasia de cualquier Ejecutivo. Tras recoger la cartera, ha prometido que trabajará con “responsabilidad” para encarrilar la economía española en una “senda descendente de deuda y déficit” para generar un colchón de cara a futuras crisis, pero, a su vez, manteniendo un esfuerzo inversor y transformador del Estado. Todo ello, sin perder la perspectiva del verdadero objetivo del Gobierno para esta legislatura: “El pleno empleo”.

Por estos motivos, Cuerpo ha prometido “corazón” en el desarrollo de la agenda económica. Más allá de las cifras, entiende que la “política económica influye en la vida de la gente, que afronta grandes cambios en un entorno complejo”. La España de Cuerpo no difiere de la visión de su predecesora y debe estar capacitada para “enfrentar los nuevos retos de la transición verde y la transformación digital con el objetivo del pleno empleo”. Como Calviño, ha exhibido con orgullo los “avances en materia de inclusión financiera de personas mayores y personas con discapacidad”, con la perspectiva de “justicia social” y con un reparto “justo” de loas avances y costes de las medidas adoptadas.

La sobriedad de Cuerpo escondía una emoción contenida, que ha asomado la pata al recordar cómo se enteró de la decisión del presidente. “Hay que venir emocionado de casa. No son fechas fáciles. Por eso agradezco el esfuerzo de todo el mundo por estar aquí. Y, en ese sentido, para que veáis hasta qué punto sé que no son fechas fáciles, os quería contar una anécdota de ayer mismo”, ha precisado. Por ello, el flamante ministro de Economía ha explicado que este jueves por la noche decidió llamar a su madre para contarle la buena nueva. “Hasta ayer por la noche no la llamé para decirle todo lo que iba a pasar. Le dediqué menos tiempo a hablar respecto a lo que iba a pasar hoy que adecirle que era verdad, que no era una inocentada”, ha revelado entre risas, antes de precisar que había aprendido la lección: no habrá más noticias un Día de los Inocentes.

Por su parte, María Jesús Montero ha respondido a los guiños de su “hermana” Calviño y ha pedido a su otra inseparable, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que subiera al atril junto a ella. La flamante vicepresidenta, amén de agradecer su nombramiento, quería exhibir que la acción de Gobierno “es una tarea colectiva”. “Somos parte del mismo cuerpo. Si una parte no se coordina con la otra, algo no funciona. Agradecimiento a ese nombramiento y honor. Todo el mundo puede imaginar que ser vicepresidenta primera es un regalo que nadie espera recibir”, ha rematado.