Alberto Garzón siempre fue un avanzado en todo lo que acometió en su aún joven trayectoria vital. Nacido en Logroño, dio sus primeros pasos de niño en Cenicero (La Rioja), localidad natal de su madre (farmacéutica) donde residió hasta los tres años. Parte del resto de su niñez y toda su adolescencia, salvo un efímero paso por Marchena donde su padre obtuvo traslado como profesor de Historia, la vivió en el malagueño municipio del Rincón de la Victoria. Esta localidad del litoral axárquico vio crecer a este niño que quiso entrar sin éxito en el club de futbol local pero sí le permitió entrar a la agrupación de Izquierda Unida y comenzar ahí una trayectoria política imparable, donde a la luz de los hechos, demuestra que el futuro exitoso estaba en la política y no en el deporte “donde juegan once contra once y siempre gana (o lo ganaba) Alemania” en frase de Gary Lineker. Más que un Messi español, Garzón parece que estaba llamado a ser un Enrico Berlinguer o un Georges Marchais con cartera.

Lo cierto es que por ambas localidades, Cenicero en La Rioja y Rincón de la Victoria en Málaga, Alberto Garzón tuvo, tiene y mantiene predilección y es ahí donde protagoniza algunas escapadas. Parece como si fueran lugares santuarios en los que rinde homenaje a sus padres. En Cenicero nació su madre y en Cenicero fue enterrada tras su fallecimiento hace poco más de tres años Y en Rincón de la Victoria, en una Semana Santa malagueña, fue cuando sus padres se conocieron y decidieron compartir un proyecto de vida que, entre otras muchas cosas, hizo alumbrar al nuevo Ministro de Consumo del Gobierno de Reino de España.

Puede que tal vez se siga la idea de Rainer María Rilke de que la infancia es la verdadera patria de la persona. También Chesterton escribió que lo fascinante de la infancia es que cualquier cosa en ella resulta maravillosa. Lejos de lo que decía Proust sobre que la infancia era un tiempo perdido, se deduce que el de este economista no solo no lo fue sino que además tuvo que ser un tiempo muy feliz además de enriquecedor. Sea como fuere, lo cierto es que Alberto Garzón Espinosa, que desde hace años tiene su vida y su residencia en Madrid, vuelve a Ceniceros -incluso para contraer matrimonio con Anna, rondeña, serrana, comprometida socialmente y doctora en Medicina o para cerrar lista en la candidatura de IU en las municipales de 2015- y cada verano juega y se divierte con los amigos en la playa rinconera de su adolescencia. Desde hace poco, al juego en la arena axárquica se suma una criaturita fruto de ambos, Olivia, testigo nocturno de un Garzón que, como cualquier padre, hace las delicias recíprocas narrándole cuentos para que la bebé caiga en brazos de Morfeo.

Ahora que numerosos medios hablan, crean o inventan biografías de los nuevos ministros y ministras, hemos querido conocer el perfil del nuevo responsable de Consumo acudiendo a su entorno, a sus amigos de su escaso tiempo libre, a quienes lo conocieron en sus inicios políticos cuando aún no tenía ni la mayoría de edad o a compañeros universitarios malagueños.

Su ingreso en IU

Concha Cabezas era en Rincón de la Victoria, cuando Garzón tenía 17 años, toda una referencia política de la izquierda. Profesora y comunista en un tiempo en el que la “levantinización” -fenómeno por el que las familias de trabajadores terminan votando a la derecha por miedo al discurso de la sostenibilidad- llegaba al litoral malagueño. La profesora Concha Cabezas más tarde llegó a ser concejala de Izquierda Unida en la localidad. A ella acudió un casi barbilampiño Garzón con el deseo de afiliarse a IU y a las UJCE.

Es curiosa la anécdota que nos cuenta. Tras contactar Garzón con ella quedaron en un bar de la plaza de Rincón. Allí se presentó el adolescente economista para pedir el plácet para afiliarse a IU. De las primeras frases que soltó fue algo así: “Yo soy republicano”. Y lo dijo en un tono de insolencia educada como poniéndolo como condición “sine qua non” para recibir el carnet de la coalición de izquierdas. Concha se ríe al contarlo y recuerda cómo ella le contestó que compartían republicanismo. También nos cuenta como la conversación transcurrió hablando de generalidades sobre economía y tras confesarle el aspirante a militante de que tenía un blog donde escribía de estos temas, le confesó que no descubría la edad porque tenía recelos a que al revelarla le causara no credibilidad en las tesis económicas o políticas que mantenía.

Más adelante, al encargar IU de Rincón la gestión de la caseta municipal a los miembros de las UJCE, las Juventudes Comunistas de Málaga, volverían a verle sirviendo mojitos y “pitufos” en la barra y ayudando en la organización de dicha caseta. Y es que como decíamos al inicio Alberto Garzón siempre fue un avanzado en todo lo que ha acometido en su fulgurante carrera política.

Tuvo que limpiar la sede de IU para afiliarse

Y llegó el día en el que nuestro protagonista acudió a la Asamblea de IU en Rincón para abrazar la causa del afiliado. Tras presentarse y explicar las razones por las que deseaba militar en la coalición, recibió el “sí quiero” de la Asamblea pero con una condición nada marcusiana ni leninista: debería de limpiar la sede. Así fue. Pocos días después recibió el bautizo de fuego y la confirmación laica tras que, cubo en mano y cepillo asido, aseó la sede IU como si de un “domingo rojo” de los de Sánchez Gordillo en Marinaleda se tratase y cumplió ese rito iniciático.

Esta anécdota nos la cuenta Pedro Fernández Ibar, concejal de IU en la anterior Corporación municipal para quien Garzón, ya entonces, demostró ser “un joven muy preparado, con mucha solvencia, con las ideas muy claras desde un principio y que ha destacado siempre por su coherencia, sentido ético de la política y por su honradez”.

El estudiante que escupió al dogma económico”

Termina el bachillerato e ingresa en la Facultad de Económicas de Málaga, a tan solo 18 kilómetros de Rincón. De su época universitaria en la capital de la Costa del Sol -la parte académica final la culminó en Sevilla- nos habla otro malagueño, Andrés Villena, sociólogo y periodista y también mente lúcida e intelectual destacado.

Nos comenta el autor de Las redes de poder en España, que llamó su atención cuando lo vio por primera vez en 2006 en la Facultad de Económicas y Empresariales de la Universidad de Málaga repartiendo unas octavillas de una asociación universitaria que promovía el aprendizaje de la Economía mediante el estudio de doctrinas que los planes docentes no consideraban prioritarias. Su primera imagen es la de una “insultante juventud combinada con un extrema delgadez”.

Prosigue Villena subrayando de Garzón “una desconcertante combinación de testarudez y de escucha atenta. Era un conversador entusiasta con el que el debate inacabable, resultaba enriquecedor”. También recuerda ubicarlo "siempre en el mismo sitio de la biblioteca de la facultad, devorando blibliografía obligatoria junto a la alternativa”. Villena califica a Garzón como “el estudiante que escupió al dogma económico”.

Un bicho de costumbres”

En este ejercicio de entrismo en la vida del nuevo ministro, nos detallan personas que lo conocen muy bien que “como amigo a Alberto le encanta pasar tiempo con sus amigos de toda la vida, tanto en Rincón de la Victoria como en Madrid. Su plan perfecto son unas cervecitas o un vino hablando de series, videojuegos o ¡física! Las mismas “fuentes cercanas” le tildan de ser un poco “friki” en la intimidad, “más que un poco bien mucho”, subrayan. Y nos traen como muestra nítida que la última serie que le “trae loco de emoción” es The Expanse… “una rayada total”. Alberto cuando puede también juega al fútbol y a juegos de mesa siendo un gran fan del “lobos”. También le gusta ir a La Rioja a pasar tiempo con sus primos y sus tíos y “es muy feliz paseando por Cenicero y recordando los sitios a los que solían ir de pequeños”. “Es un bicho de costumbres”.

La felicidad, como no, la encuentra en su casa leyendo un libro o viendo series y películas. Obviamente ahora pasa mucho tiempo con su pequeña hija jugando y contándole cuentos, Un dato que nos impresiona por la falta de tiempo que su agitada agenda le obliga es cuando nos revelan que en la cocina es un experto en platos de cucharas, arroces y pescados. “Le encanta y se le da genial”.

Música y amistad con Rozalén

En su hogar compartido con su esposa Anna, a la que conoció en una conferencia del líder de IU en Ronda, y su pequeña hija Olivia, siempre hay música cuando él está, especialmente bandas sonoras (es fan de Hans Zimmer, autor de Gladiator). También le gusta mucho el rap español, Nach, El Chojín, Rayden… ¡Y cómo no!, los cantautores entre los que destacan Silvio Rodríguez, Ismael Serrano y muy especialmente Rozalén, a la que la pareja sigue fervientemente y de la que son amigos personales.

Un dato sobre el también coordinador federal de IU es que, al menos hasta ahora, es inseparable de su americana por lo que en una ocasión reveló que “entre la gente de izquierdas me decían pijo”. Lo cierto es que tras su estreno en el Consejo de Ministros y Ministras con un moderno y elegante traje, la impresión que da es que gana mucho con ese porte.

Objetivo de las mentiras, diana de la caverna y la derechona

Hasta aquí el reportaje. Puede que haya quien lo tilde de ensalzador, laudatorio, encomiástico, excesivamente elogioso o de simple e interesada apología. Realizado sobre fuentes que conocen muy bien la personalidad política, intelectual y humana, ese es el resultado.

En todo caso y conscientes de que Alberto Garzón Espinosa ha sido, es y va a seguir siendo -ahora de manera incrementada- diana de la derechona mediática que no ha dudado en inmiscuirse con mentiras y bulos en su vida privada y familiar, desde su boda a su normal piso o incluso en escenas personales en un viaje en el tren, no viene mal en previsión de lo que le queda por venir, un poquito de positividad sobre el personaje. Más que nada para que sepan discernir entre la paja y el grano, entre la verdad y la mentira, entre la información y el libelo. Aquí queda.