Hace unos veinte años,  Málaga se convirtió en el feudo de la coalición  PP/IU. Era entonces el tiempo del glorioso Julio Anguita, jefe máximo de Izquierda Unida. Era entonces el tiempo del  trío Pedro J. Ramírez, José María Aznar y Julio Anguita, el político de las dos orillas, dispuesto a casi todo con tal de enterrar a Felipe González Márquez.

O, dicho de otra manera, era el tiempo de escabrosos pactos entre los tres, lo que llevó al líder de la derecha  a la Presidencia del Gobierno de España. Y lo consiguieron con  la ayuda nada más y  nada menos que de Jordi Pujol y su séquito. Podría decirse además que Aznar, anticatalán hasta el tuétano,  habló en la intimidad en catalán, porque gobernar vale más que una misa.

Iglesias no ha desautorizado a su hombre en Málaga
Han pasado muchos años y Málaga continúa en manos del Partido Popular. Pues bien, hace unos días, como es sabido,  el secretario general de Podemos en Málaga, dijo a la prensa que prefiere una alianza con el PP y, en absoluto,  con el PSOE. Ha transcurrido casi una semana y el silencio de  Pablo Iglesias  y de sus voceros recuerda el silencio constante, por cierto, de Mariano Rajoy.

Al PSOE ni agua
Su hombre en Aragón, que es uno de sus críticos, Pablo Echenique, opina igual que su colega malagueño. Al PSOE, ni agua. Hay que hundir definitivamente al  socialismo en España. Es decir, que  el enemigo de Podemos no es más que el PSOE.  El PP ha empezado  a respirar. Se trata de poner en marcha de nuevo la teoría del maestro  Anguita, tan admirado por Iglesias, como dijo claramente en una entrevista reciente.

Ni de derechas ni de izquierdas
Sr. Iglesias, anoche Susana Díaz, en su espléndida intervención en La Sexta, dijo, sin insultar a nadie, que esto era una barbaridad. Usted está empeñado en minimizar si un partido es de derechas o de izquierdas. Todo esto huele a Julio Anguita. ¿O es qué quiere acabar como Anguita, que  logró ser amigo de Aznar mediante Pedro Jota?