El Colectivo Profesional de la Policía Municipal de Madrid (CPPM) ha acusado este jueves al Área de Salud, Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento, que dirige Javier Barbero, de “afán justiciero” y de hacer “rehenes” a los tres agentes expedientados por sus insultos y difamaciones a la alcaldesa y otros políticos y periodistas en un grupo de WhatsApp de agentes.

Pero este colectivo profesional, el mayoritario dentro de los agentes municipales en los últimos tiempos, acumula a sus espaldas diversos casos polémicos, especialmente desde la llegada al Ayuntamiento de Madrid del equipo de gobierno de Manuela Carmena.

No hace falta remontarnos mucho. El pasado 7 de noviembre su por entonces portavoz, Julián Leal, tuvo que dimitir tras haber participado en una concentración ultraderechista contra los miembros de la Mesa del Parlament, imputados por la Audiencia Nacional.

Pudo verse al líder sindical junto a miembros del colectivo ultra Hogar Social en la estación de Atocha de Madrid a donde llegaron desde Barcelona para declarar por los delitos de rebelión, sedición y malversación de caudales públicos durante el desafío independentista.

Leal se despidió negando “toda vinculación con cualquier tipo de formación de carácter fascista” y que acudió a la manifestación “a título particular, sin que la misma guarde relación alguna con el desarrollo de la actividad”.

Además, tal y como publicó ELPLURAL.COM, Leal es también muy activo en actos organizados por el PP de Boadilla del Monte, municipio madrileño famoso por su protagonismo en el caso Gürtel, como el que protagonizó junto al alcalde Antonio González Terol el pasado 1 de octubre repartiendo banderas de España entre los vecinos.

Escrache al concejal

Remontándonos un poco más, a febrero de 2016, encontramos que los miembros del CPPM fueron los que insultaron y golpearon el coche oficial del concejal Javier Barbero durante una manifestación. El Ayuntamiento había suprimido una de las Unidades Centrales de Seguridad de la Policía Municipal y había cesado en enero al inspector jefe, Francisco Caletrio.

Algunos manifestantes persiguieron al concejal por toda la calle Mayor con gritos de "gordo" y “dictador”, además de acusarle de "cargarse la Uces", lo que provocó momentos de mucha tensión.

La actitud de los agentes ese día también fue recriminada por sus propios compañeros, tal y como se puede comprobar en foros policiales.