En este caso es posible que no haya nada nuevo que aportar, pero desempolvar antiguas experiencias puede ayudar a otros a conocer mejor al personaje. Ocurrió hace justo 20 años, pocos meses después de que José María Aznar ganara las elecciones de marzo de 1996. Con motivo de una visita a Londres cuyo motivo no merece la pena destacar, el entonces flamante presidente del Gobierno de España convocó a los corresponsales españoles para mantener un encuentro informal en la embajada. El famoso Off the Record que tanto atrae a los periodistas y del que a veces surge información muy valiosa que suele tenerse en cuenta in situ o a posteriori en función de la honestidad del informador. Si en aquel momento hubo algo interesante es probable que lo utilizara después, aunque una vez aireado no debió tardar mucho en quedar relegado al olvido.

Pero si algo quedó en mi recuerdo es una profunda impresión derivada de lo que ocurrió aquel día. No había pasado mucho tiempo desde que el famoso y atosigador “Váyase señor González” diera sus frutos, pero la necesidad de recurrir a los nacionalistas para poder formar gobierno y sus primeras decisiones como presidente después de 14 años de gobierno socialista le desgastaron lo suficiente para que el apoyo popular a Aznar, que ya fue escaso el día de las elecciones, se redujera aún más poco tiempo después de desembarcar en la Moncloa.

A pesar de la distensión que presuntamente requería el encuentro con la prensa, la pregunta era obligada. Eso sí, ¿quién se atrevería a hacerla? No fue uno de los corresponsales de los grandes medios nacionales el que se lanzó, sino el de un periódico de tirada menor con corresponsal en Londres especialmente dedicado a los asuntos del conflicto de Irlanda del Norte. Y no quiero dar más pistas. En cualquier caso, un periodista honesto, independiente y, en aquel momento, el más valiente de cuantos estábamos allí, fue el que hizo la pregunta imprescindible: “¿A qué cree que se debe, señor Aznar, el descenso de sus expectativas de voto tan poco tiempo después de haber ganado las elecciones?”

El silencio que siguió fue atronador. El embajador en aquel momento, el discreto Alberto Aza, no dijo absolutamente nada. Una vez lanzado el dardo, al resto de los periodistas solo nos quedaba esperar la respuesta. Pero pasaban los segundos y el presidente del Gobierno se comportaba como si no hubiera escuchado nada. Mientras la tensión crecía por momentos, el periodista volvió a la carga con voz clara y el tono un poco más elevado por si cabía la posibilidad de que Aznar no le hubiera escuchado. Repitió por segunda vez la pregunta y, esta vez sí, después de unos segundos de incertidumbre, el presidente del Gobierno se volvió hacia él, le miró con los ojos entornados, el bigote inmóvil y la actitud de quien está a punto de fulminar a alguien, y empezó a hablar.  

No recuerdo con exactitud los términos, pero justificó la pérdida de apoyo popular como algo normal cuando se tienen que tomar decisiones difíciles y destacó que se trataba de una pregunta injusta para quién acaba de ganar unas elecciones y tiene en sus manos el destino de España.

Así quedó la cosa. Al término del evento felicitamos al corresponsal del periódico menor por su audacia y éste continuó su carrera de informador honesto y creíble como si nada especial hubiera ocurrido.

Ese mismo Aznar ganaría las elecciones en marzo de 2000 con mayoría absoluta y, en un entorno más afectivo para él, llegó a poner los pies encima de la mesa en el despacho oval de la Casa Blanca mientras construía con el presidente George Bush una amistad que derivaría hacia la foto de las Azores y la fallida aventura de las armas de destrucción masiva que convirtieron Oriente Medio en un polvorín irresoluble. Y cuatro años después se produjeron los atentados del 11 M que costaron la vida a 192 personas.

Impertérrito en su actitud hacia la prensa, látigo de su propio partido y eterno defensor de una patria en presunto peligro, este político tan sagaz en materia internacional mantiene hoy una prepotencia muy similar a la que demostró aquel día de 1996 en la embajada de España en Londres.

*Jesús Martín, periodista, fue corresponsal de Antena 3 TV en Londres entre 1996 y 1999