El retiro vacacional de Albert Rivera llama la tención de propios y extraños. Incluso dentro de Ciudadanos muchos observan atónitos al líder de su partido fuera de toda órbita pública mientras Pedro Sánchez se reúne con colectivos sociales para realizar un programa político del agrado de sus socios, Pablo Casado y su sector más cercano llaman al entendimiento entre las partes bajo el proyecto ‘España Suma' y Pablo Iglesias vuelve a la carga para que, esta vez sí, las discordancias entre socialistas y morados sean superadas y un Gobierno de coalición sea posible antes del 23 de septiembre.

Con el resto de líderes a pleno rendimiento, la ausencia del cabeza de cartel de los naranjas se agrava aún más. Sin conocer todavía la fecha de su regreso, sus homólogos se reparten las apariciones públicas y marcan la agenda informativa para desasosiego de la pléyade naranja, sustentada únicamente en el ruido de Marcos de Quinto, las primeras disputas con el PP en el Ejecutivo de Madrid y el auge de las voces discordantes con el proyecto derechizado de la nueva cúpula.

Fieles escuderos de las decisiones del alto mando, fuentes de la dirección del partido explican a Cadena Ser que todo responde a una estrategia: “Ha preferido desaparecer porque todo lo que pasa en agosto no existe o en septiembre termina por desinflarse", alegan. Atrincherados en improvisaciones argumentales para dar explicaciones inauditas, los naranjas protegen a un Rivera que, antes de salir de vacaciones, reforzó a su cúpula, avisó a su militancia y se erigió como la única voz que marcaba el rumbo de la formación. O me sigues o te apartas.

Mientras tanto, Ignacio Aguado y Begoña Villacís actúan como portavoces nacionales y se baten el cobre frente a la prensa. Con Pablo Casado creciendo a pasos agigantados en las encuestas -para declive de Cs- y haciéndose notar como líder de la oposición bajo la llave de la gran coalición, en Alcalá 253 quitan hierro a la iniciativa calificándola como un “monstruo inflado”.

Rivera se protege mientras Casado mueve ficha. En juego liderar la oposición, gran anhelo del secretario general de Ciudadanos. La demoscopia le dirige hacia una caída en pro de sus “socios preferentes”, a los que ha salvado en las negociaciones y ahora cede el espacio suficiente para recomponerse.

Tic, tac.