Este sábado tendrá lugar la celebración del Orgullo en Alicante. Una fiesta de reivindicación y alegría a partes iguales que aún guarda en la retina las imágenes que se vivieron la semana pasada en Madrid. A Ciudadanos le llovieron insultos (“fascistas”, “ultras”), objetos y todo tipo de condenas públicas por parte de los asistentes.

Informes policiales lanzados como acusaciones de una parte y otra, los naranjas no repelen el envite y seguirán asistiendo, pese a las reticencias de organizadores y participantes, a este tipo de actos. Diversitat, la asociación LGTBI encargada de poner en marcha el desfile, pidió expresamente a los de Rivera que no asistiesen por el “espectáculo” que protagonizaron días atrás.

Sin embargo, ellos mantienen que están con el colectivo y que nada ni nadie les impedirá “defender la libertad”, pese a tratar de defender a aquellos a los que llamaron “fascistas”, los que tenían “caras de odio” y fueron “reaccionarios” en su protesta.

El debate está servido y está empezando a librarse una batalla externa a las cámaras, a los comunicados públicos y al sentido común. Desde ElPlural.com nos hemos puesto en contacto con Toño Abad, presidente de Diversitat, quien ha sufrido amenazas de muerte después de pedir públicamente a los naranjas que dieran un paso atrás y no incidieran en favorecer a la tensión: “Te vamos a matar, mariconazo”.

“No es compatible pactar gobiernos autonómicos y locales con la extrema derecha que cuestiona nuestros derechos y portar una pancarta en el Orgullo. Esto es incompatible, Ciudadanos no está entendiendo qué significa esta marcha”, defiende el presidente de esta asociación. Además, insiste en que “si tú en la mesa de negociación legitimas la vulneración de derechos, no estás capacitado para defender estos derechos. No se puede estar en misa y replicando”.

Sobre las injurias e intimidaciones que está recibiendo, Abad no se muerde la lengua y habla claro: “Es la primera vez que me sucede. Me están realizando un auténtico escrache, incluso dirigentes y simpatizantes de Ciudadanos. Yo soy un activista social, no un político ni una persona público”, señala. “Me llaman fascista dirigentes de la propia formación, desencadenando un aluvión de insultos y amenazas. Incluso me llaman en teléfono oculto a mi propio teléfono, diciéndome que conocen el colegio en el que estudia mi sobrina de seis años”, sentencia.

Ante la virulencia de lo sucedido, Abad ratifica su condena y pide a la formación naranja que recapacite sobre lo que está haciendo. Una jornada donde la tolerancia y la diversidad deben primar convertida en campo de batalla de un partido que monopoliza su atención: “Tengo miedo por lo que pueda suceder, más por mis allegados que por mí”.