Isabel Natividad Díaz Ayuso nació en el barrio de Chamberí de Madrid el 17 de octubre de 1978. Su familia residía en el distrito de Chamberí. Los fines de semana y veranos los pasaba con sus abuelos en Puerta de Hierro o en Sotillo de la Adrada. Soltera y sin más compromiso que el del PP desde que rompió su relación con Jairo Alonso, su novio desde 2016 y al que la libertad a la madrileña permitirá no tener que encontrárselo por la calle.

Su madre era ama de casa y su padre, comercial que más tarde emprendió camino en el mundo de los negocios con algún aval público y que entraría en lo que contabilidad bancaria denomina como “fallido”, eufemismo de no pagado posteriormente. Ayuso presume de haber cursado estudios en los tres modelos educativos, en el colegio concertado Blanca de Castilla, en el instituto privado Éfeso y en la pública Complutense donde terminó Periodismo. Por lo que se ve y por la fruición con la que apoya a la privada mientras hunde a la pública, su mejor experiencia sería en Éfeso que para eso esta antigua ciudad, en la actual Turquí ahora, fue un importante centro religioso y comercial y sus habitantes, los efesios, un pueblo muy guerrero y dominador. Según Estrabón a Éfeso durante un tiempo se la llamó Esmirna por una amazona. Pues Madrid no es menos y tiene en Ayuso a la amazona que cabalga a lomos del populismo más derechista de cuantos se dan en la Hispania actual.

Fruto de sus estudios para los que no poseía una especial vocación -se dice que repitió un curso del irrepetible BUP-  tiene un máster en Comunicación Política y Protocolo cursado en un centro privado.

Política made in PP de Madrid


Trabajó en algunas fundaciones y en emisoras de radio y prensa digital en España y otros países, según consta en el portal de Transparencia. Pero su labor más ímproba y relevante fue la de gestionar el perfil de Twitter de 'Pecas', el perro de Esperanza Aguirre. Luego al frente del área 'online' del PP y llevando la campaña digital de Cristina Cifuentes en 2015. Un auténtica política made in PP de Madrid con todo lo que ello conlleva.

Reside en un piso alquilado en el barrio de Malasaña (con la excepción del tiempo en el apartahotel de kilómetro cero de Sarasola) zona que ella ha bautizado como el “Chamberí sur”. Entró en el PP en 2005 con Pablo Casado de presidente de Nuevas Generaciones en Madrid. En 2011 es elegida diputada en la Asamblea de Madrid y en 2013 nombrada viceconsejera de Presidencia y Justicia.

Ayuso, la DeVoxradora de “naranjas” y de los servicios públicos

Desde su nada tierna e impostada ingenuidad va a acabar degluyendo a Ciudadanos (un regalo envenenado que Albert Rivera dejó de mísera herencia a Arrimadas) y al que la taurina presidenta le va a dar la puntilla con rejones de muerte). Además va a parar los pies y la flecha hacia arriba de la ultraderecha, un hecho que en Vox asume con resignada postura ya que al fin y al cabo es en beneficio de la familia derechista. Ya se cobrarán los intereses en forma de consejerías, pin parentales, muerte a Telemadrid y estocazo hasta la médula a la sanidad y educación pública. La pregunta sería pues ¿Qué ven los votantes en esa mujer de poco contenido, populista, justita en lo intelectual, de lenguaje chulapón y frases tabernarias, de risa subversiva y rictus de coqueta adolescente, de cara pícara y aniñada y emisora compulsiva de mentiras y medias verdades? Pues ven la reencarnación rejuvenecida de su mentora Esperanza Aguirre en versión plebeya. Con alguna diferencia. Mientras a Aguirre se le transparentaba la maldad gestual intrínseca, la cara de Ayuso es de no haber roto nunca un plato.

Ayuso es trumpista por la gracia de MAR (Miguel Ángel Rodríguez, su “hacedor” y jefe de gabinete, que diría Borges) y por vocación propia. Es que tampoco puede ser otra cosa por su genuina simplicidad de sus mensajes y minirelatos. Un trumpismo de pocas frases, de mofa y chufleta, de ideas básicas y primarias y pensamiento simple. Juega en campo a favor porque sabe que los conservadores más sesudos y los que si analizan en clave política, esos sí o sí van a votar al PP aunque la cabeza de lista fuera la cabra de la Legión. Y si algunos de estos pensatores de la derecha terminan metiendo la papeleta de Vox, pues como la hija con embarazo no deseado que acude a la casa de los padres a pedir refugio, tendrán la respuesta lógica de Ayuso de que “a su casa vienen” como los padres a su futuro nieto. Y es que observo como militantes, militantas y milestantos que hace poco renegaban de Ayuso y decían que no era su modelo político dentro del PP, desde el inicio de campaña y cada día como más fruición, la defienden y comienzan al lavado y petroleado completo de Vox. Es el barro antes de que te pique el tábarro, ¡es la adaptación, imbécil!

Patrimonio

Cuando se le pregunta por su patrimonio y declaración de bienes suele contestar con ese tono displicente y chulapón que gasta: "Es pública y está colgada en la web de la Asamblea de Madrid". Lo cierto es que se ha visto obligada recientemente a rectificarla al ser cazada ocultando que es propietaria del 50% de una empresa familiar. Gana 66.037,56 euros anuales y pagó 30.964,83 euros en la declaración de la renta del 2020. Tiene una vivienda en Madrid y 21.660,13 euros en cuentas corrientes además de 3.173,84 euros en planes de pensiones. Dueña de la mitad de la sociedad limitada Sismédica, cuyo administrador único es su hermano. Pero según ella no es una empresa, “es una S.L.”, dice. Conduce un Golf GTI de 9 años con el que circula de forma habitual. Su primer coche fue un Chrysler Stratus de herencia paterna.

Entre sus aficiones además de meterle el dedo en el ojo a Pedro Sánchez y bautizar como la personificación del mal a Pablo Iglesias, está correr y pasear por la montaña. Le gusta y se evade yendo al campo, viajando viajes y con sus amigos de bares, tapas y terrazas, que para eso Madrid es el paradigma de la libertad terracil y cervecera. Tiene un perro que también va de tabernas. Fervorosa merengue del Real Madrid -como debe ser-, promueve, defiende y es muy aficionada a los toros.
Ya no tanto, pero antes era asidua de la estación de esquí de Baqueira Beret. Su plato de comida preferido es todo aquel que lleve huevo y jamón serrano y los platos de la cocina japonesa fusión. Es habilidosa cocinando pasta.

Lee sobre perros y es seguidora de Depeche Mode

Su última lectura versa sobre perros, “Genios” de Brian Hare y Vanessa Woods, en el que se defiende la inteligencia de los canes. El último concierto al que acudió antes de la pandemia fue el de Los Secretos en el Wizink Center. Sus gustos musicales son muy amplios: Depeche Mode, Los Secretos, Simple Minds, Peter Murphy, All About Eve, Suede, Texas e INXS. Lleva un tatuaje de una flor en homenaje a Depeche Mode en su brazo.


Su deseo cuando acabe la pandemia, además de repetir en el sillón presidencia, es viajar a Estados Unidos, Canadá y Alaska. Sería deseable que se contagiara, algo al menos, de la nueva política de Joe Biden, aunque mucho nos tememos que se interesará más por los planes de futuro de Donald Trump y de las nuevas ideas de un Steve Bannon en libertad, en libertad carcelaria. Ayuso la amazona trumpista.