El Gobierno del Ayuntamiento de Madrid, liderado por el alcalde José Luis Martínez Almeida con Begoña Villacís como vicealcaldesa, no ha cesado en su ímpetu de criticar todo aquello que puso en marcha Manuela Carmena en los cuatro años que gobernó la capital.

Empezando por Madrid Central, caballo de batalla de la derecha política y mediática. A pesar de que los índices de contaminación se han reducido considerablemente desde su implantación, del apoyo de Europa a la medida y de las continuas consignas que lanzan las organizaciones medioambientales encargadas de su defensa, el dirigente popular sigue negando la evidencia con argumentos falsos y todo tipo de artimañas para que, a pesar de las reticencias judiciales, esta reducción del tráfico en la almendra central de Madrid pase a la historia.

De hecho, la propia Guardia Civil, tal y como ha informado ElPlural.com, se encuentra recogiendo datos por petición expresa de la justicia. A la espera del análisis de estas muestras, la Fiscalía podría presentar una denuncia contra el Ayuntamiento y hacer que el asunto pase al terreno del derecho penal.

Pero las malas noticias del reciente Gobierno municipal no acaban ahí. La seguridad de los madrileños fue puesta en cuarentena tanto por PP y Ciudadanos como por Vox, socio necesario para que los intereses de la derecha primaran en la ciudad. Con la estigmatización de la inmigración por bandera, el Consistorio ha destinado agentes antidisturbios especializados en altercados a combatir la inseguridad de barrios como Bellas Vistas, Monte Igueldo y Lavapiés.

Más allá de la polémica que han suscitado las actuaciones, hay algunas medidas y ultimátums vertidos en campaña mediante soflamas incendiarias que no están viendo su reflejo en la actualidad. Después de un mes desde la llegada de Almeida al Ayuntamiento, los manteros siguen llenando las principales arterias del corazón de Madrid.

El PP prometió acabar con las instrucciones policiales contra la venta ambulante -que impiden actuar “hasta que no se pueda garantizar la seguridad”- que había puesto en marcha la exalcaldesa. También Ciudadanos criticó al anterior Gobierno alegando que protegía “las mafias que gestionan a los manteros”.

Sin embargo, y más allá del paroxismo con el que fomentaban el odio atacando a Manuela Carmena, el problema de la venta ambulante sigue flagrante en la capital. Basta pasear por el centro para percatarse de que son muchos los que extienden sus lonas y comercian con todo tipo de útiles.