Jimmy Cliff, uno de los grandes nombres del reggae y una figura clave para su expansión internacional, ha fallecido a los 81 años por complicaciones derivadas de una neumonía. Su muerte deja un vacío importante en la música jamaicana.
Nacido en 1944 en St. James, una zona rural de Jamaica, Jimmy Cliff -su nombre artístico, elegido por él mismo cuando todavía era un adolescente- creció rodeado de música comunitaria. Las iglesias, los patios y los primeros sound systems fueron su escuela. Con solo 14 años decidió mudarse a Kingston para intentar vivir de la música. Aquella decisión, tomada sin más ambición que la de cantar, lo llevó décadas después a ser reconocido como uno de los pioneros del reggae.
Sus primeros pasos llegaron en los años sesenta, cuando Jamaica vivía una explosión cultural. Cliff participó del ska y del rocksteady, pero fue en el reggae donde encontró un lenguaje propio. Su voz, capaz de transmitir fuerza y vulnerabilidad, lo ayudó a destacar rápido. Canciones como Many Rivers to Cross o You Can Get It If You Really Want se convirtieron en himnos porque hablaban de algo más que amor o desamor. Hablaban de superarse, de seguir adelante incluso cuando todo pesa.
En 1972 llegó el momento que marcaría para siempre su carrera: The Harder They Come. La película lo colocó como protagonista y la banda sonora, que incluía varios de sus temas, se convirtió en la puerta de entrada del reggae para millones de personas fuera de Jamaica. Fue la primera vez que muchos escucharon aquel ritmo que luego haría mundial Bob Marley. Pero antes de Marley, antes de los tours internacionales y las camisetas con la bandera jamaicana, estaba Jimmy Cliff. Él abrió el camino.
A lo largo de su vida grabó decenas de discos, actuó en películas, viajó por el mundo y mantuvo una relación cercana con su país. Jamaica lo reconoció con la Orden del Mérito, uno de sus mayores honores. La industria internacional lo celebró en la Rock & Roll Hall of Fame. Pero Cliff nunca se presentó como una gran estrella. Su estilo era otro: más cercano, más consciente de lo que representaba su música para un pueblo que, durante años, buscó hacerse oír.
Con el paso de los años no perdió vigencia. En los noventa volvió a las listas internacionales con su versión de I Can See Clearly Now, que lo situó ante nuevas generaciones de oyentes. Su voz, ya madura, seguía teniendo esa mezcla de calidez y determinación que lo caracterizaba desde joven.
Jimmy Cliff vivió gran parte de su vida con discreción. En los últimos años actuó menos, pero continuó involucrado en proyectos culturales y comunitarios. Quienes trabajaron con él solían describirlo como alguien sereno, generoso y profundamente orgulloso de sus raíces. Su muerte deja un vacío en la música jamaicana, pero también una certeza: su legado es sólido, duradero y reconocible.
Recordar a Cliff no exige grandes discursos. Basta escuchar unos segundos de The Harder They Come para entender por qué fue clave en la historia del reggae. O dejar sonar You Can Get It If You Really Want para sentir ese optimismo que supo transmitir incluso en tiempos difíciles.
Hoy, Jamaica pierde un referente. Y el mundo de la música despide a uno de esos artistas que no solo construyen una carrera, sino un puente entre culturas. Jimmy Cliff llevó el sonido de su isla más lejos de lo que nadie imaginó. Y, al hacerlo, dejó canciones que seguirán acompañando a quienes buscan fuerza, consuelo o inspiración.