Dos años y medio después la patrulla más famosa de la televisión regresa a los hogares de los españoles. Esta noche el hambre de los ministéricos - como se conoce a los fans de El Ministerio del Tiempo - será saciada. O al menos en parte. A las 22:40 de la noche del martes, TVE emitirá el primer capítulo de la cuarta temporada de la ficción española. 

Desde su estreno en 2015, la ficción gestada por los hermanos Javier y Pablo Olivares - este último fallecido en 2014 como consecuencia de ELA - se ha convertido en todo un fenómeno de masas y ha revolucionado la manera de hacer series en España, e incluso se ha exportado a otros países, como Portugal. Un paseo por la historia de nuestro país la mar de entrenido y que ha cautivado a un público variado, atrapando en sus redes a generaciones dispares. 

Esta última temporada supone una vuelta de tuerca más a una premisa de lo más atractiva. El regreso de El Ministerio del Tiempo contará también con el elemento de la nostalgia, al recuperar a algunos de los personajes más queridos por sus seguidores como Julián Martínez (Rodolfo Sancho) y Amelia Folch (Aura Garrido). 

Olivares y el resto del equipo asumen el riesgo que suele suponer edulcorar con nostalgia nuevas entregas. No siempre sale bien, aunque, vista la precuela de la temporada, todo apunta a que será un nuevo éxito. Sobre esta curiosa manera de dar pie a la nueva entrega ministérica, además de otros asuntos, le hemos preguntado a Javier Olivares, que se muestra expectante ante el regreso de su criatura. 

ELPLURAL.COM: Hace aproximadamente dos semanas hicisteis un regreso a medias. Os sacasteis de la manga una precuela como aperitivo para esta cuarta temporada. ¿Cómo surge esta idea?

Javier Olivares: Forma parte de nuestro universo transmedia. Cada año hacemos cosas y esto no lo habíamos hecho nunca y se plantea una especie avance de cómo empieza la historia de El Ministerio del Tiempo. Durante la primera temporada ya habíamos estado en contacto con los espectadores a través de las redes. En la segunda nos dimos cuenta de que teníamos un universo de seguidores muy definido y claro. Empezaron a salir libros, cómics, podcast… El éxito de El Ministerio del Tiempo nunca ha sido de audiencias, sino de verla en web, plataformas... Así que fuimos haciendo un montón de planteamientos y este año se le ocurrió a Pablo Lara Toledo, que lleva el transmedia desde Globomedia, Mediapro y RTVE, se le ocurrió una precuela.  

E.P.: En el momento de la concepción de la serie, y teniendo en cuenta la legión de fieles seguidores, ¿os imaginabais que hubiera calado tan hondo en los espectadores?

J.O.: El seguidor del Ministerio tiene un arco de edad más amplio. El de La Casa de Papel, por ejemplo, es un grupo más joven. La gente que ve el Ministerio suele ver la emisión en directo. Nuestros seguidores son gente de diversas edades, crítica… Hay un tanto por ciento mínimo del clásico hooligan de serie. Es curioso por conocer, por la historia, por darte ideas, por construir historia. Es un fandom inusual y fuimos la primera serie que generamos un fenómeno tan fuerte en España. Nos dan la vida. Han hecho que la serie, pese a estar dos años y medio sin emitir, siga vigente y han estado ahí cada día.

E.P.: Pese al éxito de la serie, siempre se ha movido en el filo de la navaja, ¿cómo habéis hecho frente a esto?

J.O.: Como hemos podido. Muchas veces ha influido en la producción. De repente no cuentas con todos los actores. La gente no vive del aire y no puedes tener a todo el equipo esperando continuamente. Nos ha pasado que, teniendo una historia escrita, hemos tenido que cambiarla porque han variado los instrumentos.

E.P.: ¿Cuánta vida le queda a El Ministerio del Tiempo?

J.O.: La que TVE le quiera dar en el sentido de que le interese que volvamos. La vida que le queda al Ministerio depende de un crecimiento de la serie si se da la opción de seguir. Estoy muy contento con esta temporada. No es cuestión de medios económicos, sino de tiempo. De todo lo que no nos ha pasado, de hacer una estrategia, un diseño… No depende nunca de mí. Nadie apostó por ella en un principio y TVE se quedó enamorada del proyecto en cuanto lo leyó.

E.P.: El regreso de Julián (Rodolfo Sancho) o Amelia (Aura Garrido) dejaba entrever una posible despedida de la serie…

J.O.: Yo siempre me despido. Cada temporada es un universo cerrado. Para no defraudar al público siempre cerramos el relato. Tiene vías de continuidad por otros lado. Sí creo que, tal y como está contada la historia en esta cuarta temporada, si hubiera una quinta, sería muy sorprendente y nos obligaría a ser más radicales y sorprendentes. Estamos siempre apostando a ir más allá y en esta temporada hemos tomado otros riesgos.

E.P.: Ha sido una de las series más vistas durante el confinamiento y muchas personas la vuelven a revisionar varias veces al año…

J.O.: Estoy en contacto con ellos y son miles a los que les pasa. Te quedas enamorado cuando te dicen que están viendo la serie con sus hijos otra vez. Si analizas los capítulos, son sencillos de entender, aunque en alguno siempre nos permitimos el lujo de hacer algo atrevido, pero siempre hay detalles complejos. Te das cuenta de la documentación y trabajo que hay detrás, que en una primera mirada no te das cuenta. Es una serie construida por capas de emociones de los personajes y tengo la inmensa suerte de contar con unos directores y actores estupendos.

E.P.: ¿Es el resultado de la química que parece imperar entre todos los miembros del equipo?

J.O.: Leía a Aura Garrido el otro día que el Ministerio es una familia que hemos generado unos lazos muy especiales. Empieza con un equipo técnico que venía del cine y con no sé cuántos premios Goya y vinieron a trabajar con unos sueldos menores a los que estaban acostumbrados. Me decían que les guardara el sitio si les salía algo muy fuerte. Quien entra en el Ministerio es fan del Ministerio. Es como si me llamara el Atleti para jugar el domingo. Moriría en el minuto 5, pero una carrerita por la banda me bastaría y podría morir tranquilo.

E.P.: Es bastante activo en redes sociales, sobre todo en materia de actualidad política. ¿Crees que un agente del Ministerio de 2040 tendría más problemas con sus casos en 2019 y 2020?

J.O.: Creo que serían los mismos. Las redes sociales son un espejo de la realidad. Si lo analizas, la llegada al poder de Trump y de Bolsonaro está ligada a las redes. Nos creemos especiales ahora, pero dentro de 20 años lo veremos de otra forma. Por otra parte, retomando las redes sociales, somos ciudadanos y tenemos el derecho y la obligación de dar nuestra opinión. Si hay algo que me parece despreciable son dos cosas: la mala educación y la tibieza. Puedes opinar lo que quieras sin faltar a nadie. Llega un problema, pero como no me incumbe, lo dejo pasar. Hay un problema, pero como a mí no me toca, que ellos se apañen. Cuando te llega el problema a ti no puedes pedir ayuda si no te has preocupado de los demás.