Los hermanos Alejandro y Víctor Hernández conforman Maestro Espada y acaban de sacar su primer álbum. Un trabajo homónimo en que se combinan elementos de la memoria y raíces de los músicos murcianos, evocando su infancia y tradiciones locales, con elementos más vanguardistas. Un disco original, con mucha carga simbólica y respeto a las tradiciones, pero sin la intención de hacer bandera del folklore popular. Las composiciones, inspiradas en obras populares del pasado, forman un viaje emocional elegante y sugerente en el que navegan de la mano del arte visual Albert Romagosa, siendo un elemento fundamental en la obra. 

En aras de conocer su proyecto, ElPlural.com ha querido conocer qué rodea a uno de los proyectos más interesantes de este 2024. 

Pregunta: Después de seguir caminos separados en Barcelona y Madrid, ¿qué os llevó a reencontraros y formar Maestro Espada?

Respuesta: Somos hermanos y crecimos tocando y cantando juntos. Después, estuvimos un tiempo separados, aprovechamos para sacarnos los estudios, pero siempre con la idea de algún día montar algún proyecto musical juntos. Cuando volvíamos a Murcia a pasar vacaciones o algunos días de descanso, empezamos a interesarnos más por la música tradicional de nuestra tierra. Nos sonaba de infancia pero no la conocíamos profundamente. Y, de golpe, se convirtió en una fascinación común y sobre todo, en un punto de encuentro.

P: ¿Qué papel ha jugado la nostalgia en vuestra para este proyecto?

R: No es un proyecto de nostalgia porque, precisamente, estamos explorando e investigando el folklore desde otra óptica ya que venimos de otros estilos, como pueden ser las guitarras distorsionadas y la electrónica. El folklore no es nuestra zona de confort, por eso este trabajo es un camino hacia adelante. No hacemos una mirada a nuestro pasado, sino una investigación sobre una raíz y con la intención de llevarlo a un sitio que nos parezca emocionante. No lo vivimos desde un punto historicista u ortodoxo, sino con una mirada hacia adelante.

P: ¿Qué significa Murcia en vuestra vida? ¿Vuestro sonido es una reivindicación de la cultura murciana?

R: Nos da mucho pudor llevar la etiqueta de reivindicadores del folklore murciano o de la cultura murciana, porque para nada es así. Nos consideramos unos intrusos ya que venimos de otros estilos más relacionados con la electrónica o con bandas de guitarras distorsionadas. En ese sentido, lo que hemos hecho es acercarnos desde una perspectiva muy respetuosa, pero siempre con la idea de que lo que hacemos no es folklore sino otra cosa. Murcia es nuestro hogar, el lugar al que siempre volvemos y del que siempre nos queremos ir.

P: Vuestra música fusiona tradición y modernidad, mezclando elementos tan dispares como castañetas y sintetizadores. ¿Qué os ha llevado a hacerlo?

R: Ha sido un proceso muy natural porque los sintetizadores y la distorsión son nuestro medio natural, además de formar parte de nuestra paleta de sonidos. Acercarnos al folklore ha sido desde esa mirada, sin tener en cuenta la tradición o la modernidad. Hemos querido juntar referencias que nos parecían emocionantes. Por ejemplo, obras tan dispares como grabaciones de Alan Lomax de los años 50 en Murcia o de bandas electrónicas actuales.

P: El folklore huertano ha sido una gran influencia en vuestro trabajo. ¿Qué es lo que más os atrae de este género y cómo lo habéis reinterpretado para las nuevas generaciones?

R: Nos llama la atención su simpleza y humildad. Pero, como decíamos antes, nunca nos hemos querido acercar desde una perspectiva reivindicativa ni con el afán de ser los nuevos innovadores del folklore, sino que lo consideramos una excusa para hacer música juntos.

P: ¿Os preocupa la dificultad de llegar a un público amplio a través del folklore?

R: No pensamos en eso ni es un condicionante a la hora de componer. El filtro lo marca la emoción y darle un sentido pop a la melodía. Somos dos voces que han crecido juntas y que cantan de manera intuitiva. En los arreglos nos gusta ir hacia sitios más vanguardistas pero, a la hora de componer, no tenemos en cuenta si el público es amplio o minoritario.

 

P: Vuestro álbum debut se anticipa como uno de los lanzamientos más emocionantes del nuevo folklore en castellano. ¿Qué nos podéis contar sobre el proceso de creación de este disco y cómo ha evolucionado vuestro sonido en él?

R: Ha sido un trabajo creado a fuego lento. Sesiones de estudio que se han sucedido a lo largo de tres años, lo cual nos ha permitido tener bastantes descartes. Hemos hecho varias versiones y pensamos que hay un balance entre una parte del disco que está muy pensada y muy cuidada, con melodías, con letras que venimos trabajando tiempo y por otro lado, arreglos que buscan la espontaneidad del momento de estudio y que se recrean en el error, los artefactos y en cosas que, tal vez, se hubieran descartado en otro disco.

P: Habéis trabajado con Raül Refree en la producción de vuestro álbum, un productor conocido por su habilidad para fusionar tradición y vanguardia. ¿Cómo ha sido colaborar con él y qué ha aportado a vuestro sonido?

R: Con Raúl hemos tenido mucha química desde el principio ya que tenemos visiones parecidas a la hora de afrontar la música, sobre todo una energía curiosa y con la ambición de tratar de encontrar espacios nuevos. Las sesiones de estudio estaban dirigidas por una energía que compartíamos y tratando de llegar a espacios diferentes en los cuales sorprendernos y encontrar destellos y momentos brillantes.

P: ¿Qué papel juega el arte visual en el proyecto?

R: Es bastante importante, sobre todo en este primer álbum. Maestro Espada es una historia que se puede leer en el sentido de las agujas del reloj. Si empiezas por la izquierda, ves a un personaje que lleva una flor en la mano, simbolizando la figura del auténtico Maestro Espada, que fue la persona que introdujo la primera banda municipal de música en el pueblo de nuestros abuelos y el cual está representado en ese segundo dibujo más arriba en el que nuestro abuelo coge esa planta que simboliza la música y se la traslada nuestro padre. Finalmente mi madre nos lo entrega a nosotros que somos los dos bebés representados en el árbol. El arte visual juega un papel central y está diseñado por Albert Romagosa.

P: ¿Qué artistas, no solo musicales, han sido imprescindibles en el proceso creativo?

R: Las inspiraciones vienen de cosas contemporáneas como, por ejemplo, Kanye West, a elementos populares de las que no tienes por qué saber el origen. Igual es una chica a cuya casa entró Alan Lomax en los años 50 para grabarle una parranda que cantó desprevenida. No sabemos de dónde viene eso, pero nos parece muy emocionante. Esa voz popular o el patiñero de Murcia cantando una trilla muy sentida. Y esto también es vanguardia ya que está en continuo cambio. 

P: Vuestro directo se ha destacado por su capacidad para generar una atmósfera única. ¿Qué elementos consideráis más importantes a la hora de llevar vuestra música del estudio al escenario?

R: La emoción es la brújula que nos guía a la hora de tocar las canciones en directo y, sobre todo, que a nosotros se nos erice la piel y sintamos que estamos transmitiendo la emoción de la canción de la manera más pues más genuina posible.

P: ¿Cuál ha sido el mayor reto al que os habéis enfrentado en este proceso?

R: Las letras han sido un reto a la hora de encontrar nuestro tono dentro de un universo que apelara a nuestro tiempo y vidas. También que, al mismo tiempo,  tuviera una expresión sencilla, clara y con esa profundidad que tienen las letras populares que tanto nos inspiran y que resisten el paso del tiempo y que en cierto modo son referencias inalcanzables. Montar un collage lírico ha sido un reto.

P: ¿Qué posición tomáis ante el futuro?

R: Estamos contentos si esto nos permite poner una primera piedra para seguir haciendo música porque es lo que más nos gusta, emociona y une.